/ martes 8 de junio de 2021

Sembrando en tierra fértil

Cada uno de nosotros siembra su propia cosecha en la tierra, y pone su semilla dentro de ella, luego la cuida, la riega, le busca sombra, y espera su fruto.

De esta manera nosotros mismos sembramos nuestra parcela y después del proceso, recogemos el fruto de lo que sembramos. Aquí no existe buena o mala suerte, si no la respuesta de lo que sembremos y cuidemos. En el deporte, en el trabajo, en el estudio y en muchísimas partes más nosotros mismos por nuestros modos de ser, y de actuar con los demás recogemos un lugar, y un respeto ante la sociedad.

Los principios de vida se inculcan desde chicos, que es donde uno mismo empieza a moldear su camino en la vida, tanto en gustos, deseos, inquietudes y modos de vida. La perseverancia, la tenacidad y el deseo son las armas con las que podremos recoger buenos frutos, pues durante nuestra vida encontraremos momentos o tiempos difíciles de superar.

Luego de sacrificarse por algo viene la recompensa, la alegría de ser alguien quien sembró en tierra fértil y buena y de esta manera es el resultado de nuestra vida. El primer cimiento para poder fincar una vida llena de valores en cualquier rubro de la vida empieza por tener a Dios dentro de nuestros objetivos, siendo aquí que nuestros principios de vida sana nos darán la pauta a seguir.

El que camina derecho, tendrá pocas oportunidades de caer a los costados, y si tropieza en el camino podrá recuperar y seguir avanzando, el que no conoce el camino lo más seguro es que no encontrará un buen descanso al término de su vida, encontrará cientos de flechas que le indicarán diferentes rumbos a seguir.

En el deporte, desde niños se nos inculca el amor al ejercicio físico, y poco a poco lo ponemos dentro de nuestro diario vivir. Somos felices al tenerlo de cerca y encontramos en el deporte al rival, el amor a las reglas de juego y sentimos como el ejercicio es y será siempre una de las mejores terapias para nuestro caminar en la vida. Al esforzarnos en el entrenar, en la disciplina y el estudio de nuestro deporte nos hará ser unos campeones recogiendo triunfos, alegrías, recopilando sueños hechos realidades, tendremos amigos con la misma intensidad de vida ganadora y recogeremos respeto y admiración.

El fruto que sembremos en cada entrenamiento será reflejado el día de recoger la cosecha sembrada, la forma en que lo cuidamos y estuvimos al pendiente de ella. Los principios de los que escribo son el del amor al prójimo, el respeto al rival, el deseo sin atesorar y el logro sin vanidad y grandeza.

Entre más se gana en el deporte, más humildad se debe de ganar también. Estas dos formas de vivir te harán ser reconocido y admirado por tus luchas sin treguas y por la forma en que las conseguiste. El deporte tiene reglas, tiene estatutos y bases, lo mismo la vida diaria, tiene reglas que si las transformamos en curvas chuecas nos pueden llevar fácilmente al lugar equivocado. Debemos de enseñarnos a pensar antes de actuar o de hablar, si no tengo bases firmes mis actos o palabras podrán ser falsas o negativas. No puedo respetar a los demás si no me respeto a mí mismo, ni tampoco podré ganar en el deporte si no amo mi mismo esfuerzo y mi valentía para no rendirme.

Hoy puede ser el día de dejar a un lado la mediocridad de nuestra vida y ser mejores en cada minuto de nuestro existir, nada cuesta, sólo es saber sembrar para poder recoger.

Cada uno de nosotros siembra su propia cosecha en la tierra, y pone su semilla dentro de ella, luego la cuida, la riega, le busca sombra, y espera su fruto.

De esta manera nosotros mismos sembramos nuestra parcela y después del proceso, recogemos el fruto de lo que sembramos. Aquí no existe buena o mala suerte, si no la respuesta de lo que sembremos y cuidemos. En el deporte, en el trabajo, en el estudio y en muchísimas partes más nosotros mismos por nuestros modos de ser, y de actuar con los demás recogemos un lugar, y un respeto ante la sociedad.

Los principios de vida se inculcan desde chicos, que es donde uno mismo empieza a moldear su camino en la vida, tanto en gustos, deseos, inquietudes y modos de vida. La perseverancia, la tenacidad y el deseo son las armas con las que podremos recoger buenos frutos, pues durante nuestra vida encontraremos momentos o tiempos difíciles de superar.

Luego de sacrificarse por algo viene la recompensa, la alegría de ser alguien quien sembró en tierra fértil y buena y de esta manera es el resultado de nuestra vida. El primer cimiento para poder fincar una vida llena de valores en cualquier rubro de la vida empieza por tener a Dios dentro de nuestros objetivos, siendo aquí que nuestros principios de vida sana nos darán la pauta a seguir.

El que camina derecho, tendrá pocas oportunidades de caer a los costados, y si tropieza en el camino podrá recuperar y seguir avanzando, el que no conoce el camino lo más seguro es que no encontrará un buen descanso al término de su vida, encontrará cientos de flechas que le indicarán diferentes rumbos a seguir.

En el deporte, desde niños se nos inculca el amor al ejercicio físico, y poco a poco lo ponemos dentro de nuestro diario vivir. Somos felices al tenerlo de cerca y encontramos en el deporte al rival, el amor a las reglas de juego y sentimos como el ejercicio es y será siempre una de las mejores terapias para nuestro caminar en la vida. Al esforzarnos en el entrenar, en la disciplina y el estudio de nuestro deporte nos hará ser unos campeones recogiendo triunfos, alegrías, recopilando sueños hechos realidades, tendremos amigos con la misma intensidad de vida ganadora y recogeremos respeto y admiración.

El fruto que sembremos en cada entrenamiento será reflejado el día de recoger la cosecha sembrada, la forma en que lo cuidamos y estuvimos al pendiente de ella. Los principios de los que escribo son el del amor al prójimo, el respeto al rival, el deseo sin atesorar y el logro sin vanidad y grandeza.

Entre más se gana en el deporte, más humildad se debe de ganar también. Estas dos formas de vivir te harán ser reconocido y admirado por tus luchas sin treguas y por la forma en que las conseguiste. El deporte tiene reglas, tiene estatutos y bases, lo mismo la vida diaria, tiene reglas que si las transformamos en curvas chuecas nos pueden llevar fácilmente al lugar equivocado. Debemos de enseñarnos a pensar antes de actuar o de hablar, si no tengo bases firmes mis actos o palabras podrán ser falsas o negativas. No puedo respetar a los demás si no me respeto a mí mismo, ni tampoco podré ganar en el deporte si no amo mi mismo esfuerzo y mi valentía para no rendirme.

Hoy puede ser el día de dejar a un lado la mediocridad de nuestra vida y ser mejores en cada minuto de nuestro existir, nada cuesta, sólo es saber sembrar para poder recoger.