/ lunes 20 de mayo de 2019

Seré feliz al darle gracias a Dios

Ahora todo lo que sigue será cuestión de enfoque para reconocer con humildad que lo logrado es parte de un pasado labrado pieza a pieza, con mucho cuidado, permitiendo caer, pero viendo la posibilidad de pararse y seguir adelante.

Si la esperanza de conquistar victorias muere al último, entonces debo de mejorar y seguir conquistando victorias, pues, Dios me ha dado la oportunidad de hacerlo, las victorias son para mi batallas conquistadas con pasión y esfuerzo y grandes dosis de humildad y respeto hacia mis rivales en turno, a quienes gracias a ellos también he sabido que su lucha es permitida pero que desgraciadamente en cada batalla en que nos enfrentamos los dos peleamos el mismo objetivo y solo uno saldrá y terminará con los brazos en alto en señal de victoria.

En cada victoria he sabido y he aprendido, que dar más de lo que uno piensa tener sobre sus músculos hacen la diferencia para obtener el triunfo, y esto está dentro de nuestro mente, y que si nuestra mente está conectada hacer el bien con principios de vida limpia, todo tipo de victorias dejaran huella para quien quieran aprender de los que son ejemplo de batallas ganadas con alegría y entusiasmo.

Hoy dejaré atrás mi pasado, sólo sacaré de él, mi experiencia, viviré al máximo mi presente, aprenderé de este nuevo día, planearé cosas no conquistadas e iré sobre ellas, mi alegría será la primera piedra angular para construir y crear lo nuevo para mí, dejare que Dios siga siendo la brújula de mi diario vivir, así no perderé el rumbo por fuerte que sea la marea en contra o los vientos con sus fuertes lluvias.

El dolor y el cansancio los sentirá mi cuerpo, pero mi vergüenza y mi orgullo me sacarán adelante, creando en mí una barrera que será mi escudo para no fallar en los momentos más difíciles en mí existir.

Los caminos en mi vida no serán nada fáciles, yo mismo buscaré los más difíciles en recorrer, pues tan grande será mi sacrificio por llegar, más grande será mi alegría al terminar. Desde el momento en que comenzó mi vida , en ese momento comenzó mi lucha diaria por ser mejor cada día, creció en mí la decisión de lograr cosas grandes para mi vida, construyendo dentro de mí una fuerza de voluntad férrea para no temer ni conocer los miedos; la humildad para reconocer cuando estaba en un error fue la base principal para salir de él, caminando paso a paso, recordando que nunca debo de dejar de creer en mí, que nunca debo de rendirme, y dar hasta la última gota de mi frente en cada reto que la vida me ponga para vencer y seguir esperando nuevos caminos para recorrer y terminarlos con la frente en alto al aceptar las condiciones adversas que en mi trayecto encuentre.

Plasmaré en mi vida terminada todas las veces que caí y me levanté para superar mis retos; dejaré mis lágrimas, pues el dolor por ser mejor fue todos los días de mí existir, nunca podrán encontrar en ella miedos ni temores, pues nunca los tuve, y lo que si podrán encontrar será el respeto con que vencí a mis adversarios. Al abrir el baúl de mi vida terminada conocerán toda la alegría con que viví, la pación con que luché y la forma recta marcada por mis principios que nunca perdí.

Seré yo mismo… el dueño de mi vida que siempre con orgullo la recorrí tomado con amor de la mano de Dios.

Ahora todo lo que sigue será cuestión de enfoque para reconocer con humildad que lo logrado es parte de un pasado labrado pieza a pieza, con mucho cuidado, permitiendo caer, pero viendo la posibilidad de pararse y seguir adelante.

Si la esperanza de conquistar victorias muere al último, entonces debo de mejorar y seguir conquistando victorias, pues, Dios me ha dado la oportunidad de hacerlo, las victorias son para mi batallas conquistadas con pasión y esfuerzo y grandes dosis de humildad y respeto hacia mis rivales en turno, a quienes gracias a ellos también he sabido que su lucha es permitida pero que desgraciadamente en cada batalla en que nos enfrentamos los dos peleamos el mismo objetivo y solo uno saldrá y terminará con los brazos en alto en señal de victoria.

En cada victoria he sabido y he aprendido, que dar más de lo que uno piensa tener sobre sus músculos hacen la diferencia para obtener el triunfo, y esto está dentro de nuestro mente, y que si nuestra mente está conectada hacer el bien con principios de vida limpia, todo tipo de victorias dejaran huella para quien quieran aprender de los que son ejemplo de batallas ganadas con alegría y entusiasmo.

Hoy dejaré atrás mi pasado, sólo sacaré de él, mi experiencia, viviré al máximo mi presente, aprenderé de este nuevo día, planearé cosas no conquistadas e iré sobre ellas, mi alegría será la primera piedra angular para construir y crear lo nuevo para mí, dejare que Dios siga siendo la brújula de mi diario vivir, así no perderé el rumbo por fuerte que sea la marea en contra o los vientos con sus fuertes lluvias.

El dolor y el cansancio los sentirá mi cuerpo, pero mi vergüenza y mi orgullo me sacarán adelante, creando en mí una barrera que será mi escudo para no fallar en los momentos más difíciles en mí existir.

Los caminos en mi vida no serán nada fáciles, yo mismo buscaré los más difíciles en recorrer, pues tan grande será mi sacrificio por llegar, más grande será mi alegría al terminar. Desde el momento en que comenzó mi vida , en ese momento comenzó mi lucha diaria por ser mejor cada día, creció en mí la decisión de lograr cosas grandes para mi vida, construyendo dentro de mí una fuerza de voluntad férrea para no temer ni conocer los miedos; la humildad para reconocer cuando estaba en un error fue la base principal para salir de él, caminando paso a paso, recordando que nunca debo de dejar de creer en mí, que nunca debo de rendirme, y dar hasta la última gota de mi frente en cada reto que la vida me ponga para vencer y seguir esperando nuevos caminos para recorrer y terminarlos con la frente en alto al aceptar las condiciones adversas que en mi trayecto encuentre.

Plasmaré en mi vida terminada todas las veces que caí y me levanté para superar mis retos; dejaré mis lágrimas, pues el dolor por ser mejor fue todos los días de mí existir, nunca podrán encontrar en ella miedos ni temores, pues nunca los tuve, y lo que si podrán encontrar será el respeto con que vencí a mis adversarios. Al abrir el baúl de mi vida terminada conocerán toda la alegría con que viví, la pación con que luché y la forma recta marcada por mis principios que nunca perdí.

Seré yo mismo… el dueño de mi vida que siempre con orgullo la recorrí tomado con amor de la mano de Dios.