/ domingo 14 de febrero de 2021

Solidaridad, vacuna contra el Covid

A un año de la aparición del primer caso del nuevo coronavirus, la Organización Mundial de la Salud tiene confirmados más de 108 millones de contagios en todo el orbe y supera los 2 millones 380 mil decesos. Lamentablemente en México, estamos cerca de alcanzar los 2 millones de contagios y ya rebasamos las 172 mil personas fallecidas. En este escenario, la producción y aplicación de la vacuna contra el coronavirus, es el reto más acuciante de lo contrario vendrán más días de duelo.

Se estima que a finales de este año, Estados Unidos y Europa central tendrán una cobertura total de vacunación. En tanto, México, Sudamérica y algunas regiones de Asia alcanzarán la inmunización hasta mediados de 2022. Mientras que otras regiones asiáticas, África y diversos países de Centroamérica, podrán aplicar la vacuna a finales del 2022 y principios del 2023 de acuerdo a cálculos de la Unidad de Inteligencia de The Economist.

A principios de febrero se habían distribuido 131 millones de vacunas a nivel mundial. Estados Unidos ha recibido 41 millones de dosis, India e Israel 5 millones, Brasil y Alemania 3 millones e Italia 2.5 millones. El resto de los países no ha recibido más de 500 mil vacunas y en los casos más graves como el de Guinea, sólo ha recibido 55 dosis.

El acaparamiento de vacunas es un grave problema. Evidentemente observamos la ausencia de una política global y consecuentemente, profundizará la desigualdad y el acceso al derecho humano a la salud en los países más pobres.

Como integrante del Senado de la República, órgano supervisor de la política exterior mexicana, he exhortado a la Cancillería mexicana para que la Organización de las Naciones Unidas convoque a una sesión de emergencia de la Asamblea General donde se presenten propuestas y se prohíba el acaparamiento de las vacunas. Y de igual manera, hagan lo propio la Organización Mundial de la Salud, la Organización de Estados Americanos y de la Organización Panamericana de la Salud.

Es innegable que la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha trastocado la vida de millones de personas en todo el mundo. Sólo con acuerdos de carácter global se podrá reactivar la economía, regresar a la normalidad y lo más relevante, evitaremos la prolongación de más contagios y muertes.

Mientras no comprendamos que la solidaridad es el mejor antídoto contra el Covid-19, esta crisis sanitaria seguirá manifestándose de manera exponencial. El destino de la humanidad está en manos de los gobernantes.

A un año de la aparición del primer caso del nuevo coronavirus, la Organización Mundial de la Salud tiene confirmados más de 108 millones de contagios en todo el orbe y supera los 2 millones 380 mil decesos. Lamentablemente en México, estamos cerca de alcanzar los 2 millones de contagios y ya rebasamos las 172 mil personas fallecidas. En este escenario, la producción y aplicación de la vacuna contra el coronavirus, es el reto más acuciante de lo contrario vendrán más días de duelo.

Se estima que a finales de este año, Estados Unidos y Europa central tendrán una cobertura total de vacunación. En tanto, México, Sudamérica y algunas regiones de Asia alcanzarán la inmunización hasta mediados de 2022. Mientras que otras regiones asiáticas, África y diversos países de Centroamérica, podrán aplicar la vacuna a finales del 2022 y principios del 2023 de acuerdo a cálculos de la Unidad de Inteligencia de The Economist.

A principios de febrero se habían distribuido 131 millones de vacunas a nivel mundial. Estados Unidos ha recibido 41 millones de dosis, India e Israel 5 millones, Brasil y Alemania 3 millones e Italia 2.5 millones. El resto de los países no ha recibido más de 500 mil vacunas y en los casos más graves como el de Guinea, sólo ha recibido 55 dosis.

El acaparamiento de vacunas es un grave problema. Evidentemente observamos la ausencia de una política global y consecuentemente, profundizará la desigualdad y el acceso al derecho humano a la salud en los países más pobres.

Como integrante del Senado de la República, órgano supervisor de la política exterior mexicana, he exhortado a la Cancillería mexicana para que la Organización de las Naciones Unidas convoque a una sesión de emergencia de la Asamblea General donde se presenten propuestas y se prohíba el acaparamiento de las vacunas. Y de igual manera, hagan lo propio la Organización Mundial de la Salud, la Organización de Estados Americanos y de la Organización Panamericana de la Salud.

Es innegable que la pandemia ocasionada por el virus SARS-CoV-2 ha trastocado la vida de millones de personas en todo el mundo. Sólo con acuerdos de carácter global se podrá reactivar la economía, regresar a la normalidad y lo más relevante, evitaremos la prolongación de más contagios y muertes.

Mientras no comprendamos que la solidaridad es el mejor antídoto contra el Covid-19, esta crisis sanitaria seguirá manifestándose de manera exponencial. El destino de la humanidad está en manos de los gobernantes.