Hoy reseñaré un libro titulado Starman, sin traducción al español, algo así como “el hombre de las estrellas”, quizás como una película norteamericana de mismo nombre (Starman 1984) que ya tiene sus años o incluso la referencia obligada a la canción de David Bowie.
El autor es Vladimir Reyna Guzmán, nacido en Zacatecas, es Licenciado en Educación Secundaria y en Diseño Industrial, y Maestro en Enseñanza de la Lengua Materna y en Filosofía, actualmente es profesor de Español a nivel secundaria, es también autor de los libros de relatos “Afuera hay un mundo y Oteando palestras”.
A propósito del texto Starman de editorial Texere, nos advierte el autor que la cotidianidad y la fantasía conviven en las páginas del libro en mención, y es precisamente un libro de relatos en el que se concibe la literatura como un acto de magia que sirve para deambular entre la vigilia y los sueños. Sin olvidar nuestro mundo, invita a soñar con los pies plantados en la tierra y en la realidad.
Los protagonistas son jóvenes que exploran distintas maneras de relacionarse con la gente de su edad u otras edades o dimensiones distintas; personajes que experimentan y nos invitan a preguntarnos ¿Qué haría yo frente a ese dilema?
A propósito de Starman, al interior del personaje nos cuenta que su mamá no le hacía caso por estar trabajando. El padre los había abandonado porque no quería mantenerlos. Por mucho tiempo la vida de quien relata fue un asco, hasta que conoció a Arely. Una persona dulce como una pera fresca en los anaqueles de una tienda de conveniencia. Llegó a su vida en un día difícil, se quedó por un tiempo y el joven no quería dejarla ir. Pero como todo lo bueno en esta vida terminó. Ahora solo le queda el libro que le había regalado y el recuerdo de sus besos, cuando se fue estaba listo para casarse con ella, por desgracia ella tenía otros planes.
En cuanto al título del libro el personaje autobiográfico me atrevería decir relata que casi todo el mundo sabe que cuando a alguien le gusta el espacio exterior o los astronautas es porque nos le gusta su vida en esta tierra, porque piensa que este no es el mejor de los mundos posibles. Quizás dentro de los pensamientos del personaje que narra dichas peripecias, solo era Arely y el, que deseaban vivir en un mundo mejor. Un libro con quince relatos cortos, divertidos, con situaciones que pudiera ser para cualquier estudiante de secundaria, dentro de la adolescencia y ese viaje hacia el proceso de vivir el primer amor, el primer beso, el primer contacto con el alcohol incluso con las drogas. El autor nos lleva por esa filosofía que me atrevo a decir puede ser autobiográfico con las licencias que da la literatura de lograr la ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.
Hoy reseñaré un libro titulado Starman, sin traducción al español, algo así como “el hombre de las estrellas”, quizás como una película norteamericana de mismo nombre (Starman 1984) que ya tiene sus años o incluso la referencia obligada a la canción de David Bowie.
El autor es Vladimir Reyna Guzmán, nacido en Zacatecas, es Licenciado en Educación Secundaria y en Diseño Industrial, y Maestro en Enseñanza de la Lengua Materna y en Filosofía, actualmente es profesor de Español a nivel secundaria, es también autor de los libros de relatos “Afuera hay un mundo y Oteando palestras”.
A propósito del texto Starman de editorial Texere, nos advierte el autor que la cotidianidad y la fantasía conviven en las páginas del libro en mención, y es precisamente un libro de relatos en el que se concibe la literatura como un acto de magia que sirve para deambular entre la vigilia y los sueños. Sin olvidar nuestro mundo, invita a soñar con los pies plantados en la tierra y en la realidad.
Los protagonistas son jóvenes que exploran distintas maneras de relacionarse con la gente de su edad u otras edades o dimensiones distintas; personajes que experimentan y nos invitan a preguntarnos ¿Qué haría yo frente a ese dilema?
A propósito de Starman, al interior del personaje nos cuenta que su mamá no le hacía caso por estar trabajando. El padre los había abandonado porque no quería mantenerlos. Por mucho tiempo la vida de quien relata fue un asco, hasta que conoció a Arely. Una persona dulce como una pera fresca en los anaqueles de una tienda de conveniencia. Llegó a su vida en un día difícil, se quedó por un tiempo y el joven no quería dejarla ir. Pero como todo lo bueno en esta vida terminó. Ahora solo le queda el libro que le había regalado y el recuerdo de sus besos, cuando se fue estaba listo para casarse con ella, por desgracia ella tenía otros planes.
En cuanto al título del libro el personaje autobiográfico me atrevería decir relata que casi todo el mundo sabe que cuando a alguien le gusta el espacio exterior o los astronautas es porque nos le gusta su vida en esta tierra, porque piensa que este no es el mejor de los mundos posibles. Quizás dentro de los pensamientos del personaje que narra dichas peripecias, solo era Arely y el, que deseaban vivir en un mundo mejor. Un libro con quince relatos cortos, divertidos, con situaciones que pudiera ser para cualquier estudiante de secundaria, dentro de la adolescencia y ese viaje hacia el proceso de vivir el primer amor, el primer beso, el primer contacto con el alcohol incluso con las drogas. El autor nos lleva por esa filosofía que me atrevo a decir puede ser autobiográfico con las licencias que da la literatura de lograr la ficción. Cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.