/ miércoles 18 de mayo de 2022

Tecnogob │ Cinco estrategias para detener el Gobierno Abierto

¿Por qué no se ha alcanzado la aspiración del gobierno abierto? ¿Cuáles son las estrategias que se han implementado para obstaculizarlo? Para responder aestas preguntas: identifico cinco estrategias que obstaculizan la práctica de gobierno abierto.

Una primer estrategia que han impulsado es fomentar una cultura burocrática de que los datos gubernamentales son propiedad de quienes los crean, administran y guardan. La mayoría de loss administradores públicos tiene una formación burocrática del siglo pasado, basada en rutinas, procesos, lealtades y méritos. Ello solo se consigue a través de ser dueños de la información gubernamental. Este patrimonialismo de los datos es lo más difícil de cambiar. Cuando los administradores públicos entiendan que los datos no son suyos, sino propiedad de la nación, podremos avanzar en el gobierno abierto.

Una segunda estrategia es que la burocracia de los datos decide hacer más complejos los procesos para abrir los datos. Usando como pretexto el gobierno abierto para crear más formatos, trámites y procedimientos con la excusa de “cuidar” la información y los datos “sensibles”. Esta estrategia pretende disuadir y neutralizar, pero al mismo tiempo muestra que existe voluntad de abrir los datos al crear un nuevo formato, un sitio web o un procedimiento “más rápido” para obtenerlos, sólo que a través de un entramado de procedimientos.

Una tercera estrategia es el reciclaje del discurso de gobierno abierto y datos abiertos. A pesar de los avances en otras naciones sobre la apertura gubernamental como las nuevas prácticas de datos colaborativos, fideicomisos de datos, las tres olas de datos abiertos, el discurso sigue siendo el mismo: transparencia proactiva, transparencia pasiva, datos abiertos, etc. Dando vueltas y vueltas a los conceptos, para confundir y distraer del objetivo central del gobierno abierto: reducir la corrupción y alentar una rendición de cuentas efectiva de los funcionarios gubernamentales.El propósito de esta estrategia es controlar la narrativa del gobierno abierto.

Una cuarta estrategia es fortalecer la inercia gubernamental mediante un débil estado derecho. Las prácticas de gobierno abierto cambian los flujos de trabajo y tareas en la administración pública, obligando a los burócratas a clasificar y publicar datos frecuentemente; estas acciones rompen la tradicional inercia de gestión de la información, generando duplicidad funciones y disminuyendo la calidad y oportunidad de los datos para la toma decisiones.

Es evidente que si los funcionarios públicos, políticos, y administradores públicos saben que no serán sancionados por violar leyes de acceso a la información, apertura de datos o datos personales, podrán actuar discrecionalmente, favorecer la publicación de cierta información u ocultarla para que puedan beneficiarse políticamente.

La quinta estrategia es rediseñar los silos de información gubernamental. Una de las mejores prácticas que propone el gobierno abierto es romper los silos de datos. Estas “bodegas” independientes, que no se comparten información en la mayoría de los casos son patrimonio de una o dos personas encargadas de actualizar la información. La burocracia de los datos ha rediseñado los silos optando por uno solo; centralizando así la información para un mayor control y discrecionalidad. Un silo rediseñado con otro nombre, mismo propósito. Cuando no se necesitan los silos, simplemente liberar los datos gubernamentales en los sitios web existentes.

Estas cinco estrategias han impedido la operación de prácticas de gobierno abierto en la administración pública. Sirvan estas para reflexionar sobre el tema y proponer soluciones antes que sea demasiado tarde.

¿Por qué no se ha alcanzado la aspiración del gobierno abierto? ¿Cuáles son las estrategias que se han implementado para obstaculizarlo? Para responder aestas preguntas: identifico cinco estrategias que obstaculizan la práctica de gobierno abierto.

Una primer estrategia que han impulsado es fomentar una cultura burocrática de que los datos gubernamentales son propiedad de quienes los crean, administran y guardan. La mayoría de loss administradores públicos tiene una formación burocrática del siglo pasado, basada en rutinas, procesos, lealtades y méritos. Ello solo se consigue a través de ser dueños de la información gubernamental. Este patrimonialismo de los datos es lo más difícil de cambiar. Cuando los administradores públicos entiendan que los datos no son suyos, sino propiedad de la nación, podremos avanzar en el gobierno abierto.

Una segunda estrategia es que la burocracia de los datos decide hacer más complejos los procesos para abrir los datos. Usando como pretexto el gobierno abierto para crear más formatos, trámites y procedimientos con la excusa de “cuidar” la información y los datos “sensibles”. Esta estrategia pretende disuadir y neutralizar, pero al mismo tiempo muestra que existe voluntad de abrir los datos al crear un nuevo formato, un sitio web o un procedimiento “más rápido” para obtenerlos, sólo que a través de un entramado de procedimientos.

Una tercera estrategia es el reciclaje del discurso de gobierno abierto y datos abiertos. A pesar de los avances en otras naciones sobre la apertura gubernamental como las nuevas prácticas de datos colaborativos, fideicomisos de datos, las tres olas de datos abiertos, el discurso sigue siendo el mismo: transparencia proactiva, transparencia pasiva, datos abiertos, etc. Dando vueltas y vueltas a los conceptos, para confundir y distraer del objetivo central del gobierno abierto: reducir la corrupción y alentar una rendición de cuentas efectiva de los funcionarios gubernamentales.El propósito de esta estrategia es controlar la narrativa del gobierno abierto.

Una cuarta estrategia es fortalecer la inercia gubernamental mediante un débil estado derecho. Las prácticas de gobierno abierto cambian los flujos de trabajo y tareas en la administración pública, obligando a los burócratas a clasificar y publicar datos frecuentemente; estas acciones rompen la tradicional inercia de gestión de la información, generando duplicidad funciones y disminuyendo la calidad y oportunidad de los datos para la toma decisiones.

Es evidente que si los funcionarios públicos, políticos, y administradores públicos saben que no serán sancionados por violar leyes de acceso a la información, apertura de datos o datos personales, podrán actuar discrecionalmente, favorecer la publicación de cierta información u ocultarla para que puedan beneficiarse políticamente.

La quinta estrategia es rediseñar los silos de información gubernamental. Una de las mejores prácticas que propone el gobierno abierto es romper los silos de datos. Estas “bodegas” independientes, que no se comparten información en la mayoría de los casos son patrimonio de una o dos personas encargadas de actualizar la información. La burocracia de los datos ha rediseñado los silos optando por uno solo; centralizando así la información para un mayor control y discrecionalidad. Un silo rediseñado con otro nombre, mismo propósito. Cuando no se necesitan los silos, simplemente liberar los datos gubernamentales en los sitios web existentes.

Estas cinco estrategias han impedido la operación de prácticas de gobierno abierto en la administración pública. Sirvan estas para reflexionar sobre el tema y proponer soluciones antes que sea demasiado tarde.