/ miércoles 17 de agosto de 2022

TecnoGob │ Redes sociales: la participación negra

Las redes sociales están en todas partes: la sobremesa, los noticieros, en las charlas diarias, en los niños. Diariamente escuchamos hablar sobre “influencers” y “youtubers” la desinformación, la avalancha de información, etc. En medio de esta avalancha de nuevos conceptos e ideas, le quiero compartir uno más: la participación negra. Uno de los grandes retos de las redes sociales es la posibilidad de influir en los demás. Dicen los expertos se trata de “enganchar” o comprometer a los usuarios de las redes sobre algún punto de vista, la compra de un producto o servicio, o simplemente difundir una idea.

Las personas que participan en las redes sociales compartiendo información se consideran “activos”, sin importar si lo que comparten es verdad o mentira. En este mar de “desinformación” lo interesante es entender si los usuarios activos están promoviendo la democracia o no. Los investigadores piensan que al compartir ya están haciendo algo positivo. Sin embargo, paraThorsten Quandt (2018) la participación no es siempre positiva, él propone el concepto de participación negra, que ha surgido a raíz de la explosión del populismo en el mundo.Este concepto contrasta con la idea de que la participación en redes sociales era pura, desinteresada y democrática. Tiene su lado oscuro. Es un complemento de la participación en redes para darnos una visión más gris u oscura. Quandt propone cuatro dimensiones para explicarlo: (a) actores torcidos; (b) motivos siniestros; (c) los blancos despreciables; (d) audiencia prevista y (e) procesos/acciones nefastas.

En cuanto a los actores, podríamos llamarlos “trolls” o “bots” que envían los cientos de mensajes contra un objetivo concreto. Esto me recuerda a los “chicos orgullosos” (ProudBoys) que mandaron mensajes invitando la toma del Capitolio de Estados Unidos en el 2021 y por supuesto a Donald Trump.

Los motivos siniestros pueden tener varios motivos: avanzar en sus propias campañas políticas, convertirse en líderes de opinión o buscar desinformación. Hay varios ejemplos de motivos siniestros como: difundir información de que la directora del CONACYT en México se convierta en Secretaría de Educación para posicionar su candidatura, hasta hacer renunciar a un presidente por un escándalo.

Esto nos lleva a los “blancos despreciables”. Se pueden identificar en individuos o grupos. En el 2021 uno de los cárteles de narcotraficantes en México publicó un video mostrando su poderío de armas y vehículos, con varios objetivos: intimidar a la población, mandar un mensaje al ejército y enviar una amenaza a algunos políticos sobre su poder de fuego.

En el caso de las audiencias no es raro que las redes sociales estén creando sus propias audiencias, sus propias “cámaras de eco”. La cadena norteamericana de noticias Fox-News, es un ejemplo claro, comparte información a un grupo vinculado con Donald Trump y por lo tanto, sólo difunde noticias favorables o cambia el enfoque de los contenidos para complacer a sus televidentes. Finalmente, los procesos donde se desarrolla la participación oscura son cada vez más libres, creando un falso periodismo ciudadano, impulsando ideas y debates artificiales que no promueven la libertad o el respeto de las ideas, sino las limitan o anulan.

La participación oscura en la redes sociales que promueve el populismo y la desinformación impacta en la democracia, como lo comenté en un artículo reciente citando a Barack Obama Para contenerlo no basta la autorregulación, sino un cambio en la cultura digital y en la mentalidad de usuarios y empresas de redes sociales que sean responsables de los contenidos.

Las redes sociales están en todas partes: la sobremesa, los noticieros, en las charlas diarias, en los niños. Diariamente escuchamos hablar sobre “influencers” y “youtubers” la desinformación, la avalancha de información, etc. En medio de esta avalancha de nuevos conceptos e ideas, le quiero compartir uno más: la participación negra. Uno de los grandes retos de las redes sociales es la posibilidad de influir en los demás. Dicen los expertos se trata de “enganchar” o comprometer a los usuarios de las redes sobre algún punto de vista, la compra de un producto o servicio, o simplemente difundir una idea.

Las personas que participan en las redes sociales compartiendo información se consideran “activos”, sin importar si lo que comparten es verdad o mentira. En este mar de “desinformación” lo interesante es entender si los usuarios activos están promoviendo la democracia o no. Los investigadores piensan que al compartir ya están haciendo algo positivo. Sin embargo, paraThorsten Quandt (2018) la participación no es siempre positiva, él propone el concepto de participación negra, que ha surgido a raíz de la explosión del populismo en el mundo.Este concepto contrasta con la idea de que la participación en redes sociales era pura, desinteresada y democrática. Tiene su lado oscuro. Es un complemento de la participación en redes para darnos una visión más gris u oscura. Quandt propone cuatro dimensiones para explicarlo: (a) actores torcidos; (b) motivos siniestros; (c) los blancos despreciables; (d) audiencia prevista y (e) procesos/acciones nefastas.

En cuanto a los actores, podríamos llamarlos “trolls” o “bots” que envían los cientos de mensajes contra un objetivo concreto. Esto me recuerda a los “chicos orgullosos” (ProudBoys) que mandaron mensajes invitando la toma del Capitolio de Estados Unidos en el 2021 y por supuesto a Donald Trump.

Los motivos siniestros pueden tener varios motivos: avanzar en sus propias campañas políticas, convertirse en líderes de opinión o buscar desinformación. Hay varios ejemplos de motivos siniestros como: difundir información de que la directora del CONACYT en México se convierta en Secretaría de Educación para posicionar su candidatura, hasta hacer renunciar a un presidente por un escándalo.

Esto nos lleva a los “blancos despreciables”. Se pueden identificar en individuos o grupos. En el 2021 uno de los cárteles de narcotraficantes en México publicó un video mostrando su poderío de armas y vehículos, con varios objetivos: intimidar a la población, mandar un mensaje al ejército y enviar una amenaza a algunos políticos sobre su poder de fuego.

En el caso de las audiencias no es raro que las redes sociales estén creando sus propias audiencias, sus propias “cámaras de eco”. La cadena norteamericana de noticias Fox-News, es un ejemplo claro, comparte información a un grupo vinculado con Donald Trump y por lo tanto, sólo difunde noticias favorables o cambia el enfoque de los contenidos para complacer a sus televidentes. Finalmente, los procesos donde se desarrolla la participación oscura son cada vez más libres, creando un falso periodismo ciudadano, impulsando ideas y debates artificiales que no promueven la libertad o el respeto de las ideas, sino las limitan o anulan.

La participación oscura en la redes sociales que promueve el populismo y la desinformación impacta en la democracia, como lo comenté en un artículo reciente citando a Barack Obama Para contenerlo no basta la autorregulación, sino un cambio en la cultura digital y en la mentalidad de usuarios y empresas de redes sociales que sean responsables de los contenidos.