/ martes 10 de noviembre de 2020

The road to power

Después de varios días de imprecisión por no saber quién sería el próximo presidente de los Estados Unidos, parece ser que la ajustada contienda por la Casa Blanca ya está casi definida: el demócrata Joe Biden, asumirá la presidencia como el candidato más votado en la historia estadounidense.

A diferencia de otros años, en esta elección, los resultados han demorado más de lo habitual, en primera, por las diferentes reglas que en cada Estado regulan al proceso electoral, recordando, que como padres del Federalismo, en EE.UU. se respeta la autonomía estatal; y además, por la inmensa cantidad de votos efectuados por correo postal, los cuales comenzaron a escrutarse a partir del día de la elección en algunos Estados, o antes, de conformidad con las disposiciones de las entidades que así lo permitieron. Por ello, es normal que gran parte de los Estados que conforman la unión americana, a la mañana siguiente de la elección, ya estuvieran definidos en su totalidad, esto debido a que desde semanas atrás, ya habían comenzado la contabilización de los votos por correo postal, o bien, la de los realizados de manera presencial pero anticipada.

Sin embargo, como se observa, pese a la enorme participación ciudadana – alrededor de 146 millones de votos – el escenario político y social comienza a complicarse, luego de que el candidato por el partido republicano, Trump, denunciara un posible fraude electoral y su intención por recurrir a las instancias jurisdiccionales a impugnar en los Estados en los que la diferencia de votos es mínima.

No obstante, que ha comenzado la lluvia de demandas y recursos por los diferentes equipos legales de los partidos, corresponde reconocer la conjugación de las voluntades que, aún siendo tan dispersas y variadas, se han unido en lo que conocemos como participación ciudadana, para decidir e incidir en la vida pública de aquel país. Las cifras son impresionantes y todos los sectores de la población estadounidense han contribuido en la importante tarea ciudadana.

Con todo lo anterior, surge la pregunta obligada ¿cuándo se oficializa al ganador? El 8 de diciembre es la fecha límite que tienen los Estados para determinar al ganador de su entidad, el 14 de diciembre se efectúa la votación de cada miembro del Colegio Electoral, pero, pase lo que pase, aún si tiene que intervenir el Congreso para decidir el resultado, esto es, en una “elección de contingencia”, el 20 de enero de 2021 debe comenzar el nuevo periodo presidencial.

No es la primera vez que una elección estadounidense está en medio de tanta incertidumbre, incluso si hacemos alusión a nuestro país, México no es ajeno a la ola de disputas que se originan con motivo de las elecciones. Ante tal situación, auguremos por una transición democrática y ordenada, donde la sociedad, en este caso, estadounidense, compuesta en importante proporción por latinos y mexicanos, encuentre la debida representación y, ante todo, encuentren cabida y respuesta todas sus justas demandas.


Después de varios días de imprecisión por no saber quién sería el próximo presidente de los Estados Unidos, parece ser que la ajustada contienda por la Casa Blanca ya está casi definida: el demócrata Joe Biden, asumirá la presidencia como el candidato más votado en la historia estadounidense.

A diferencia de otros años, en esta elección, los resultados han demorado más de lo habitual, en primera, por las diferentes reglas que en cada Estado regulan al proceso electoral, recordando, que como padres del Federalismo, en EE.UU. se respeta la autonomía estatal; y además, por la inmensa cantidad de votos efectuados por correo postal, los cuales comenzaron a escrutarse a partir del día de la elección en algunos Estados, o antes, de conformidad con las disposiciones de las entidades que así lo permitieron. Por ello, es normal que gran parte de los Estados que conforman la unión americana, a la mañana siguiente de la elección, ya estuvieran definidos en su totalidad, esto debido a que desde semanas atrás, ya habían comenzado la contabilización de los votos por correo postal, o bien, la de los realizados de manera presencial pero anticipada.

Sin embargo, como se observa, pese a la enorme participación ciudadana – alrededor de 146 millones de votos – el escenario político y social comienza a complicarse, luego de que el candidato por el partido republicano, Trump, denunciara un posible fraude electoral y su intención por recurrir a las instancias jurisdiccionales a impugnar en los Estados en los que la diferencia de votos es mínima.

No obstante, que ha comenzado la lluvia de demandas y recursos por los diferentes equipos legales de los partidos, corresponde reconocer la conjugación de las voluntades que, aún siendo tan dispersas y variadas, se han unido en lo que conocemos como participación ciudadana, para decidir e incidir en la vida pública de aquel país. Las cifras son impresionantes y todos los sectores de la población estadounidense han contribuido en la importante tarea ciudadana.

Con todo lo anterior, surge la pregunta obligada ¿cuándo se oficializa al ganador? El 8 de diciembre es la fecha límite que tienen los Estados para determinar al ganador de su entidad, el 14 de diciembre se efectúa la votación de cada miembro del Colegio Electoral, pero, pase lo que pase, aún si tiene que intervenir el Congreso para decidir el resultado, esto es, en una “elección de contingencia”, el 20 de enero de 2021 debe comenzar el nuevo periodo presidencial.

No es la primera vez que una elección estadounidense está en medio de tanta incertidumbre, incluso si hacemos alusión a nuestro país, México no es ajeno a la ola de disputas que se originan con motivo de las elecciones. Ante tal situación, auguremos por una transición democrática y ordenada, donde la sociedad, en este caso, estadounidense, compuesta en importante proporción por latinos y mexicanos, encuentre la debida representación y, ante todo, encuentren cabida y respuesta todas sus justas demandas.