/ jueves 12 de septiembre de 2019

Tiempo de invertir y difundir la ciencia, tecnología e innovación

A principios de este mes el presidente Andrés Manuel presentó su Primer Informe de Gobierno, correspondiente a los avances conseguidos desde que tomó posesión hace ya nueve meses. En su discurso, el presidente dejó en claro que el combate a la corrupción, un gobierno austero y la equidad y justicia social son las líneas prioritarias de su gobierno.

Sin duda, dichas acciones son fundamentales para el crecimiento socioeconómico de México. De igual manera creemos que el impulso a la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) debería ser considerado como un eje estratégico de la llamada cuarta transformación, pues está ampliamente demostrado que la inversión en CTI es uno de los mejores caminos para acelerar el desarrollo de las naciones.

Aunque en su discurso el presidente no hizo mención de este rubro, en el Informe que entregó al Congreso sí dedica un apartado a los avances en CTI. En dicho documento se estima que para fines de 2019 el Gasto Federal ejercido en Ciencia y Tecnología habrá alcanzado los 90,659 millones de pesos, y el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE) los 75,538 millones, ambas cifras ligeramente superiores a las del año pasado.

Ciertamente aún estamos lejos de la inversión de 1% del PIB que marca la ley, pero incluso los pequeños avances son bienvenidos. Y aunque la reestructuración ha significado importantes recortes, este año se han mantenido algunos programas como el Estímulo Fiscal a la Investigación y Desarrollo de Tecnología (EFIDT) y los Fondos Mixtos (FOMIX), además de crearse otros nuevos como el Programa Estratégico Nacional de Tecnología e Innovación Abierta (PENTA).

La convocatoria del PENTA permanecerá abierta hasta el 18 de octubre. Con este programa se apoyarán hasta con 5 millones de pesos a los proyectos de las micro, pequeñas y medianas empresas que generen soluciones innovadoras a problemas nacionales prioritarios, en las áreas de salud, soberanía alimentaria, agua, desarrollo urbano, ciudades sustentables, transición energética y cambio climático, sistemas socio-ambientales y sustentabilidad.

En la comunidad científica siempre será bienvenida una mayor transparencia y seguimiento en el uso de los recursos públicos, pero esto no significa que el gasto en CTI sea innecesario. Por el contrario, los recursos destinados a CTI deberían ser considerados como una inversión estratégica, tanto a nivel local como nacional, ya que presentan una alta tasa de retorno en beneficios económicos y sociales.

Además de alcanzar el anhelado 1% de inversión, otro aspecto fundamental es que el CTI sea un tema recurrente en la agenda pública y en el discurso del gobierno, para contribuir a la formación de una cultura de la ciencia y la innovación, en donde la sociedad, academia, gobierno y sector productivo sean conscientes de su importancia, y colaboren juntos en la transformación de México.

*Tesorero Nacional de Canacintra

A principios de este mes el presidente Andrés Manuel presentó su Primer Informe de Gobierno, correspondiente a los avances conseguidos desde que tomó posesión hace ya nueve meses. En su discurso, el presidente dejó en claro que el combate a la corrupción, un gobierno austero y la equidad y justicia social son las líneas prioritarias de su gobierno.

Sin duda, dichas acciones son fundamentales para el crecimiento socioeconómico de México. De igual manera creemos que el impulso a la Ciencia, Tecnología e Innovación (CTI) debería ser considerado como un eje estratégico de la llamada cuarta transformación, pues está ampliamente demostrado que la inversión en CTI es uno de los mejores caminos para acelerar el desarrollo de las naciones.

Aunque en su discurso el presidente no hizo mención de este rubro, en el Informe que entregó al Congreso sí dedica un apartado a los avances en CTI. En dicho documento se estima que para fines de 2019 el Gasto Federal ejercido en Ciencia y Tecnología habrá alcanzado los 90,659 millones de pesos, y el Gasto en Investigación y Desarrollo Experimental (GIDE) los 75,538 millones, ambas cifras ligeramente superiores a las del año pasado.

Ciertamente aún estamos lejos de la inversión de 1% del PIB que marca la ley, pero incluso los pequeños avances son bienvenidos. Y aunque la reestructuración ha significado importantes recortes, este año se han mantenido algunos programas como el Estímulo Fiscal a la Investigación y Desarrollo de Tecnología (EFIDT) y los Fondos Mixtos (FOMIX), además de crearse otros nuevos como el Programa Estratégico Nacional de Tecnología e Innovación Abierta (PENTA).

La convocatoria del PENTA permanecerá abierta hasta el 18 de octubre. Con este programa se apoyarán hasta con 5 millones de pesos a los proyectos de las micro, pequeñas y medianas empresas que generen soluciones innovadoras a problemas nacionales prioritarios, en las áreas de salud, soberanía alimentaria, agua, desarrollo urbano, ciudades sustentables, transición energética y cambio climático, sistemas socio-ambientales y sustentabilidad.

En la comunidad científica siempre será bienvenida una mayor transparencia y seguimiento en el uso de los recursos públicos, pero esto no significa que el gasto en CTI sea innecesario. Por el contrario, los recursos destinados a CTI deberían ser considerados como una inversión estratégica, tanto a nivel local como nacional, ya que presentan una alta tasa de retorno en beneficios económicos y sociales.

Además de alcanzar el anhelado 1% de inversión, otro aspecto fundamental es que el CTI sea un tema recurrente en la agenda pública y en el discurso del gobierno, para contribuir a la formación de una cultura de la ciencia y la innovación, en donde la sociedad, academia, gobierno y sector productivo sean conscientes de su importancia, y colaboren juntos en la transformación de México.

*Tesorero Nacional de Canacintra