/ miércoles 6 de julio de 2022

Transporte y desarrollo sostenible

La transición hacia un modelo de desarrollo sostenible implica la implementación de sistemas de transporte público de calidad, el cual, a su vez, se verá reforzado con los avances tecnológicos y el uso de vehículos eléctricos. El desarrollo sostenible busca incentivar la movilidad peatonal, el uso de la bicicleta y el transporte público masivo.

A partir del paradigma de sostenibilidad se empezó a hablar de movilidad en las ciudades, en los centros urbanos. Sin embargo, durante varias décadas, los modelos de movilidad se han centrado en el automóvil de uso particular. El espacio público se diseñó y destinó en gran medida para el automóvil más que para las personas. Este modelo ha llegado a su límite por los altos índices de contaminación, el consumo de combustible, la mala calidad del aire, el tráfico vehicular, la saturación de calles y avenidas y el incremento en los tiempos de traslado.

Con el fin de revertir esta situación insostenible, en los últimos años se han introducido políticas públicas de movilidad que ponen en el centro a las personas, ejemplos de ellas son: recuperar los espacios públicos para la movilidad peatonal; invertir en infraestructura para la movilidad en bicicleta; la introducción y ampliación de los sistemas de transporte público masivo como son el metro y el sistema de autobuses con carril confinado tipo BRT (Bus Rapid Transit). Además, este tipo de políticas también tienen un impacto positivo en la calidad del aire y en el cuidado del medio ambiente.

Las ciudades de América Latina son las que han lidereado la implementación de autobuses tipo BRT. Dado que la construcción de líneas de metro eran muy costosas y regularmente las ciudades latinoamericana han enfrentado problemas de falta de recursos, se optó por un modelo no tan costoso como el metro pero que transportara masivamente a las personas y que fuera de rápida implementación. En la década de los ochenta, la ciudad de Curitiba, Brasil, fue pionera en el mundo en implantar los carriles confinados para autobuses de tránsito rápido. El nuevo sistema de transporte público fue adoptado por otras ciudades como Sao Paulo, Brasil, o Quito, Ecuador. El Sistema BRT adquirió otra dimensión en Bogotá, Colombia: se creó el Sistema Transmilenio, el cual en sus inicios tenía la capacidad de transportar hasta 96 mil pasajeros por hora.

Curitiba y Bogotá fueron inspiración para otras ciudades latinoamericanas, así como para ciudades de China, India y Sudáfrica. El sistema BRT se introdujo al país en el 2000 y entró en funcionamiento años más tarde en la ciudad de León, la Ciudad de México y posteriormente se extendió a otras ciudades como Puebla, Guadalajara, Pachuca, Monterrey y el Estado de México.

Zacatecas tiene un pendiente en materia de movilidad pero puede revertirse con la llegada del Platabus, el cual es un proyecto de desarrollo urbano para la zona metropolitana Zacatecas – Guadalupe.

La transición hacia un modelo de desarrollo sostenible implica la implementación de sistemas de transporte público de calidad, el cual, a su vez, se verá reforzado con los avances tecnológicos y el uso de vehículos eléctricos. El desarrollo sostenible busca incentivar la movilidad peatonal, el uso de la bicicleta y el transporte público masivo.

A partir del paradigma de sostenibilidad se empezó a hablar de movilidad en las ciudades, en los centros urbanos. Sin embargo, durante varias décadas, los modelos de movilidad se han centrado en el automóvil de uso particular. El espacio público se diseñó y destinó en gran medida para el automóvil más que para las personas. Este modelo ha llegado a su límite por los altos índices de contaminación, el consumo de combustible, la mala calidad del aire, el tráfico vehicular, la saturación de calles y avenidas y el incremento en los tiempos de traslado.

Con el fin de revertir esta situación insostenible, en los últimos años se han introducido políticas públicas de movilidad que ponen en el centro a las personas, ejemplos de ellas son: recuperar los espacios públicos para la movilidad peatonal; invertir en infraestructura para la movilidad en bicicleta; la introducción y ampliación de los sistemas de transporte público masivo como son el metro y el sistema de autobuses con carril confinado tipo BRT (Bus Rapid Transit). Además, este tipo de políticas también tienen un impacto positivo en la calidad del aire y en el cuidado del medio ambiente.

Las ciudades de América Latina son las que han lidereado la implementación de autobuses tipo BRT. Dado que la construcción de líneas de metro eran muy costosas y regularmente las ciudades latinoamericana han enfrentado problemas de falta de recursos, se optó por un modelo no tan costoso como el metro pero que transportara masivamente a las personas y que fuera de rápida implementación. En la década de los ochenta, la ciudad de Curitiba, Brasil, fue pionera en el mundo en implantar los carriles confinados para autobuses de tránsito rápido. El nuevo sistema de transporte público fue adoptado por otras ciudades como Sao Paulo, Brasil, o Quito, Ecuador. El Sistema BRT adquirió otra dimensión en Bogotá, Colombia: se creó el Sistema Transmilenio, el cual en sus inicios tenía la capacidad de transportar hasta 96 mil pasajeros por hora.

Curitiba y Bogotá fueron inspiración para otras ciudades latinoamericanas, así como para ciudades de China, India y Sudáfrica. El sistema BRT se introdujo al país en el 2000 y entró en funcionamiento años más tarde en la ciudad de León, la Ciudad de México y posteriormente se extendió a otras ciudades como Puebla, Guadalajara, Pachuca, Monterrey y el Estado de México.

Zacatecas tiene un pendiente en materia de movilidad pero puede revertirse con la llegada del Platabus, el cual es un proyecto de desarrollo urbano para la zona metropolitana Zacatecas – Guadalupe.