/ lunes 25 de julio de 2022

Tren Maya: La mayor corrupción del gobierno ‘anticorrupción’

Este Gobierno Federal inició su sexenio anunciando tres únicas obras de infraestructura, que, desde que fueron presentadas pronosticábamos que serían un dolor de cabeza.

Primero, porque nunca se justificó la viabilidad de cada una de estas y segundo por la enorme cantidad de recursos que absorberían, dejando en el abandono total a otras áreas del desarrollo, ejemplo de ello las carreteras de Zacatecas.

Como ya hemos visto en este 2022, las preocupaciones no eran en vano, hoy contamos con un nuevo aeropuerto que no tiene vuelos y una refinería que no refina y cuyas probabilidades de éxito se reducen al 2%.

El tercer proyecto es el Tren Maya, mismo que se anunció con un costo inicial de $140 mil millones de pesos, que busca cruzar cinco estados del sureste mexicano consumiendo buena parte de la flora y fauna que caracteriza a esta zona selvática, con una supuesta intención turística, y digo supuesta, porque nunca se publicó plan alguno que sustente este dicho.

El problema

Este proyecto ya se salió de control, ya se brincó casi al doble el presupuesto que se tenía etiquetado, lo que no solamente representa un sobrecosto, sino también una “mordida” a las finanzas presupuestadas para otros fines.

Está construyéndose en medio de la selva, llevándose a su paso infinidad de árboles, perjudicando las estructuras naturales de los cenotes que abundan en la zona y haciendo caso omiso de los descubrimientos arqueológicos que se han hecho a partir de los trabajos.

Es tal el desastre que es sin duda, el proyecto más cuestionado de este Gobierno Federal no solamente por la oposición, sino por las propias autoridades, organismos autónomos y organizaciones civiles, quienes han demostrado sin tener interés político alguno, su preocupación por el manejo de esta obra.

¿El resultado? Ofensas y descalificaciones por parte del Presidente, sensible a las críticas, lo que lo ha llevado a declarar recientemente a este proyecto como de Seguridad Nacional, sí, un proyecto aparentemente turístico ahora está bajo el sigilo de la seguridad, a fin de que nada ni nadie pueda acceder a la información que justifique su viabilidad.

Aunado a lo anterior, y casi de manera simultánea se suspendió el sistema electrónico de información pública en materia de contrataciones del Gobierno Federal, “Compranet”, por lo que cualquier información relacionada a este rubro que pretenda ser trasparentada, no estará al alcance.

Es decir, si los ciudadanos mexicanos no podemos cuestionar la viabilidad de las decisiones de nuestro Gobierno Federal, recibir información clara y precisa, y ahora tampoco podemos nosotros personalmente buscarla, ¿Pues qué esconde el Presidente? Y si la información que debe de ser pública, la esconden nuestras autoridades, ¿No es eso también corrupción?

Este Gobierno Federal inició su sexenio anunciando tres únicas obras de infraestructura, que, desde que fueron presentadas pronosticábamos que serían un dolor de cabeza.

Primero, porque nunca se justificó la viabilidad de cada una de estas y segundo por la enorme cantidad de recursos que absorberían, dejando en el abandono total a otras áreas del desarrollo, ejemplo de ello las carreteras de Zacatecas.

Como ya hemos visto en este 2022, las preocupaciones no eran en vano, hoy contamos con un nuevo aeropuerto que no tiene vuelos y una refinería que no refina y cuyas probabilidades de éxito se reducen al 2%.

El tercer proyecto es el Tren Maya, mismo que se anunció con un costo inicial de $140 mil millones de pesos, que busca cruzar cinco estados del sureste mexicano consumiendo buena parte de la flora y fauna que caracteriza a esta zona selvática, con una supuesta intención turística, y digo supuesta, porque nunca se publicó plan alguno que sustente este dicho.

El problema

Este proyecto ya se salió de control, ya se brincó casi al doble el presupuesto que se tenía etiquetado, lo que no solamente representa un sobrecosto, sino también una “mordida” a las finanzas presupuestadas para otros fines.

Está construyéndose en medio de la selva, llevándose a su paso infinidad de árboles, perjudicando las estructuras naturales de los cenotes que abundan en la zona y haciendo caso omiso de los descubrimientos arqueológicos que se han hecho a partir de los trabajos.

Es tal el desastre que es sin duda, el proyecto más cuestionado de este Gobierno Federal no solamente por la oposición, sino por las propias autoridades, organismos autónomos y organizaciones civiles, quienes han demostrado sin tener interés político alguno, su preocupación por el manejo de esta obra.

¿El resultado? Ofensas y descalificaciones por parte del Presidente, sensible a las críticas, lo que lo ha llevado a declarar recientemente a este proyecto como de Seguridad Nacional, sí, un proyecto aparentemente turístico ahora está bajo el sigilo de la seguridad, a fin de que nada ni nadie pueda acceder a la información que justifique su viabilidad.

Aunado a lo anterior, y casi de manera simultánea se suspendió el sistema electrónico de información pública en materia de contrataciones del Gobierno Federal, “Compranet”, por lo que cualquier información relacionada a este rubro que pretenda ser trasparentada, no estará al alcance.

Es decir, si los ciudadanos mexicanos no podemos cuestionar la viabilidad de las decisiones de nuestro Gobierno Federal, recibir información clara y precisa, y ahora tampoco podemos nosotros personalmente buscarla, ¿Pues qué esconde el Presidente? Y si la información que debe de ser pública, la esconden nuestras autoridades, ¿No es eso también corrupción?