/ jueves 13 de enero de 2022

Urge replantear

Zacatecas atraviesa una de las peores crisis de inseguridad que hemos visto en los tiempos recientes. La pugna entre los grupos de la delincuencia organizada que hay en el territorio estatal ya nos alcanzó a todos. Ya no caben ya los discursos de que se trata solamente de hechos aislados, ni se puede minimizar algo que es evidente para toda la población.

Ante el escenario que estamos viviendo, lastima más el vacío de información, la falta de presencia y sobre todo de atención, que los propios hechos delictivos. Y es que hoy, la gente espera mucho de todos, de los gobiernos, de las corporaciones, de las Fuerzas Armadas, hoy una palabra de aliento no basta para dar tranquilidad a las familias zacatecanas.

Es el pan de cada día, en los medios de comunicación, los anuncios de cifras, estadísticas, planes de acción, estrategias, operativos, pero también lo es los homicidios, las privaciones de la libertad, las extorsiones, los enfrentamientos entre grupos criminales. Y los ciudadanos, no piden, exigen una sola cosa: resultados.

Y es que centenares o quizá miles de carpetas de investigación, esperan en una fila interminable y cada vez más y más grande, su turno para poder dar justicia a las familias de las víctimas. Peor aún, cuántas personas prefieren abstenerse de denunciar por la falta de credibilidad que existe ante los órganos de impartición de justicia.

Cuántos ciudadanos saben de alguien que es distribuidor o fabricante de drogas. Cuántos conocen de alguien que tiene vínculos con los grupos de la delincuencia organizada y prefieren callar, ya sea por miedo o por apatía. Cuántos jóvenes caen en las garras del vicio, producto de la descomposición del tejido social.

Todos los elementos que escribo en estas líneas, estimado lector, pudieran incomodar, pero deben servir para el análisis serio y sensato de todos, sin apasionamientos estériles, sin que las posturas políticas sean excusas para generar likes o ser golpeadores de redes sociales, ni para que priven en una lucha por saberse quien tiene la piel más frágil.

Esta reflexión es para buscar coincidencias entre sociedad y gobierno, es para advertir la urgencia que existe de replantear la estrategia de seguridad de nuestro Estado. Es para hacer consciencia de que es necesario unir esfuerzos, todos los gobiernos, todos los ciudadanos y todas las instituciones.

Es cierto que la seguridad es un asunto de todos, pero el nivel de responsabilidad, ese sí es diferente, por eso es que estoy haciendo este llamado, para que la Mesa de Construcción de la Paz y todos sus participantes, reorienten la estrategia de seguridad y que podamos ser más empáticos con la ciudadanía, que tanta expectativa tiene de los grupos políticos que hoy gobernamos.

En este texto, le reitero al Gobernador, David Monreal Ávila, que no está solo, sabe que cuenta con todo el esfuerzo y capacidad de todos los que queremos ver prosperar a Fresnillo y a todo el estado de Zacatecas, y que a pesar de la adversidad, sabemos que no escatimará ni el tiempo, ni el talento, ni el recurso para recuperar la paz y la tranquilidad de nuestras familias.

Zacatecas atraviesa una de las peores crisis de inseguridad que hemos visto en los tiempos recientes. La pugna entre los grupos de la delincuencia organizada que hay en el territorio estatal ya nos alcanzó a todos. Ya no caben ya los discursos de que se trata solamente de hechos aislados, ni se puede minimizar algo que es evidente para toda la población.

Ante el escenario que estamos viviendo, lastima más el vacío de información, la falta de presencia y sobre todo de atención, que los propios hechos delictivos. Y es que hoy, la gente espera mucho de todos, de los gobiernos, de las corporaciones, de las Fuerzas Armadas, hoy una palabra de aliento no basta para dar tranquilidad a las familias zacatecanas.

Es el pan de cada día, en los medios de comunicación, los anuncios de cifras, estadísticas, planes de acción, estrategias, operativos, pero también lo es los homicidios, las privaciones de la libertad, las extorsiones, los enfrentamientos entre grupos criminales. Y los ciudadanos, no piden, exigen una sola cosa: resultados.

Y es que centenares o quizá miles de carpetas de investigación, esperan en una fila interminable y cada vez más y más grande, su turno para poder dar justicia a las familias de las víctimas. Peor aún, cuántas personas prefieren abstenerse de denunciar por la falta de credibilidad que existe ante los órganos de impartición de justicia.

Cuántos ciudadanos saben de alguien que es distribuidor o fabricante de drogas. Cuántos conocen de alguien que tiene vínculos con los grupos de la delincuencia organizada y prefieren callar, ya sea por miedo o por apatía. Cuántos jóvenes caen en las garras del vicio, producto de la descomposición del tejido social.

Todos los elementos que escribo en estas líneas, estimado lector, pudieran incomodar, pero deben servir para el análisis serio y sensato de todos, sin apasionamientos estériles, sin que las posturas políticas sean excusas para generar likes o ser golpeadores de redes sociales, ni para que priven en una lucha por saberse quien tiene la piel más frágil.

Esta reflexión es para buscar coincidencias entre sociedad y gobierno, es para advertir la urgencia que existe de replantear la estrategia de seguridad de nuestro Estado. Es para hacer consciencia de que es necesario unir esfuerzos, todos los gobiernos, todos los ciudadanos y todas las instituciones.

Es cierto que la seguridad es un asunto de todos, pero el nivel de responsabilidad, ese sí es diferente, por eso es que estoy haciendo este llamado, para que la Mesa de Construcción de la Paz y todos sus participantes, reorienten la estrategia de seguridad y que podamos ser más empáticos con la ciudadanía, que tanta expectativa tiene de los grupos políticos que hoy gobernamos.

En este texto, le reitero al Gobernador, David Monreal Ávila, que no está solo, sabe que cuenta con todo el esfuerzo y capacidad de todos los que queremos ver prosperar a Fresnillo y a todo el estado de Zacatecas, y que a pesar de la adversidad, sabemos que no escatimará ni el tiempo, ni el talento, ni el recurso para recuperar la paz y la tranquilidad de nuestras familias.