/ jueves 12 de abril de 2018

Vivencias de un agrónomo

En primer lugar pido disculpas a mis amables lectores por no haber salido las dos semanas anteriores, los jueves, como ha sido la costumbre. Fueron algunas causas que lo impidieron; pero aquí estamos para continuar con nuestros temas.

En colaboraciones pasadas, estuvimos tratando sobre la propagación sexual por semilla, que se hace en el Durazno. Mencioné que de hecho, esto es una recombinación genética, que da por resultado que cada árbol resultante de esa semilla, será diferente, y en su tiempo, lo manifestará de distintas maneras: fecha de floración, fecha de madurez de fruto, susceptibilidad o tolerancia a enemigos naturales (plagas, enfermedades), etc. Entonces, decía yo, esas huertas son un verdadero “relajo”, difícil de manejar. Y estas son las huertas que predominan en la mayor parte de las regiones Durazneras de Zacatecas.

Ahora bien, el problema se complica muchísimos porque el “viverista” que propaga arboles para vender, compra los huesos -recuérdese que dentro del hueso va la semilla– o se los regalan los compradores de fruta que llegan a las diferentes regiones -. Como se comprenderá, esos huesos son lo peor; y además tendrán una enorme mezcla genética. El resultado a todas luces será muy malo.

Solo muy contados “viveristas”, como es el caso del Sr. Adrián Luján Miranda, del Cargadero, Jerez, tiene seleccionadas huertas, y dentro de ellas arboles que le han interesado por sus características; especialmente fecha de floración y maduración del fruto. Compra la fruta que tiene algún desperfecto externo (a menor precio), le saca el hueso, y así desarrolla el nuevo arbolito. Así les ha dado nombres como: San Juanero, San Lucas y otros.

De esta manera, ya se tiene una buena posibilidad de que los arboles procedentes de uno conocido puedan ser iguales; pero no es así exactamente, porque siempre se tiene la posibilidad de la “fecundación cruzada”, como ya lo expliqué en colaboraciones anteriores.

Entonces ¿qué hacer? La solución está en hacer una combinación de: Propagación sexual por semilla, solo utilizando el hueso (adentro tiene la semilla) para generar el Sistema Radicular o sea todas las raíces. Y cuando ese arbolito obtenido por semilla, ya tiene 1 año de edad, utilizar la propagación asexual; o sea injertar al primero Yemas vegetativas, o Estacas cuando son de mayor edad y grosor. Al primero se le llama Portainjerto, y al segundo injerto.

Las especies de plantas que tienen afinidad botánica entre ellas, y que tienen el mismo número de cromosomas, son factibles de injertarse; o sea que el Cambium, que es el tejido generatriz de una, se une al de otra. Por ejemplo, el Durazno tiene el número diploide de 16 cromosomas. El Japonés también 2n=16. En cerezo también; y lo mismo en Chabacano; por lo tanto, pueden injertarse entre ellas, y el resultado será bueno, siempre que la técnica de injertación sea correcta - con un poco de práctica se domina-.

De esta manera será posible reproducir fielmente los caracteres del árbol de donde se haya tomado la yema o la vareta. Prácticamente no habrá cambios, porque la división de células ha sido por MITOSIS.

Desgraciadamente este trabajo poco se hace, y el precio de los arboles es mayor; pero debe aclararse que el beneficio en todos aspectos será de mucha ventaja.

Y aquí dejo este tema que llevó varias semanas. Espero que a quien o quienes lo hayan leído, les sirva de utilidad. En posteriores colaboraciones platicaremos de cómo se hace la propagación de otras especies.

En primer lugar pido disculpas a mis amables lectores por no haber salido las dos semanas anteriores, los jueves, como ha sido la costumbre. Fueron algunas causas que lo impidieron; pero aquí estamos para continuar con nuestros temas.

En colaboraciones pasadas, estuvimos tratando sobre la propagación sexual por semilla, que se hace en el Durazno. Mencioné que de hecho, esto es una recombinación genética, que da por resultado que cada árbol resultante de esa semilla, será diferente, y en su tiempo, lo manifestará de distintas maneras: fecha de floración, fecha de madurez de fruto, susceptibilidad o tolerancia a enemigos naturales (plagas, enfermedades), etc. Entonces, decía yo, esas huertas son un verdadero “relajo”, difícil de manejar. Y estas son las huertas que predominan en la mayor parte de las regiones Durazneras de Zacatecas.

Ahora bien, el problema se complica muchísimos porque el “viverista” que propaga arboles para vender, compra los huesos -recuérdese que dentro del hueso va la semilla– o se los regalan los compradores de fruta que llegan a las diferentes regiones -. Como se comprenderá, esos huesos son lo peor; y además tendrán una enorme mezcla genética. El resultado a todas luces será muy malo.

Solo muy contados “viveristas”, como es el caso del Sr. Adrián Luján Miranda, del Cargadero, Jerez, tiene seleccionadas huertas, y dentro de ellas arboles que le han interesado por sus características; especialmente fecha de floración y maduración del fruto. Compra la fruta que tiene algún desperfecto externo (a menor precio), le saca el hueso, y así desarrolla el nuevo arbolito. Así les ha dado nombres como: San Juanero, San Lucas y otros.

De esta manera, ya se tiene una buena posibilidad de que los arboles procedentes de uno conocido puedan ser iguales; pero no es así exactamente, porque siempre se tiene la posibilidad de la “fecundación cruzada”, como ya lo expliqué en colaboraciones anteriores.

Entonces ¿qué hacer? La solución está en hacer una combinación de: Propagación sexual por semilla, solo utilizando el hueso (adentro tiene la semilla) para generar el Sistema Radicular o sea todas las raíces. Y cuando ese arbolito obtenido por semilla, ya tiene 1 año de edad, utilizar la propagación asexual; o sea injertar al primero Yemas vegetativas, o Estacas cuando son de mayor edad y grosor. Al primero se le llama Portainjerto, y al segundo injerto.

Las especies de plantas que tienen afinidad botánica entre ellas, y que tienen el mismo número de cromosomas, son factibles de injertarse; o sea que el Cambium, que es el tejido generatriz de una, se une al de otra. Por ejemplo, el Durazno tiene el número diploide de 16 cromosomas. El Japonés también 2n=16. En cerezo también; y lo mismo en Chabacano; por lo tanto, pueden injertarse entre ellas, y el resultado será bueno, siempre que la técnica de injertación sea correcta - con un poco de práctica se domina-.

De esta manera será posible reproducir fielmente los caracteres del árbol de donde se haya tomado la yema o la vareta. Prácticamente no habrá cambios, porque la división de células ha sido por MITOSIS.

Desgraciadamente este trabajo poco se hace, y el precio de los arboles es mayor; pero debe aclararse que el beneficio en todos aspectos será de mucha ventaja.

Y aquí dejo este tema que llevó varias semanas. Espero que a quien o quienes lo hayan leído, les sirva de utilidad. En posteriores colaboraciones platicaremos de cómo se hace la propagación de otras especies.

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