/ jueves 9 de mayo de 2019

Vivencias de un agrónomo

En mi anterior colaboración les platiqué sobre el método para “desbaratar” nubes con granizo que observé en la región frutícola de Neuquén, Argentina. Pues bien, al detectar en radar las citadas nubes, y determinar que es casi inminente la granizada que habría de dañar los árboles frutales ya muy próximos a cosecha; por radio dan la orden de disparar cohetes que al llegar a la o las nubes producen fortísimas ondas sonoras expansivas que desbaratan las nubes. Es posible que caigan partículas pequeñas de granizo, pero que no causan mayor daño. Los resultados, según nos explicaron han sido buenos.

A propósito, recuerdo que hace muchos años, los campesinos de Zacatecas, al ver una nube muy blanca que podría traer granizo, y por tanto dañar sus cultivos, le lanzaban cohetones, pero con poco resultado, pues su alcance era corto; aunque el principio es el mismo (quizá algunos campesinos de mayor edad lo recuerden).

Siguiendo con el mismo tema, en Zacatecas, en los Viñedos El Alpino, ubicados en la región de Ojocaliente, se instaló un sistema llamado Ollivier Hail Suppression System que elimina y disuelve las precipitaciones de granizo.

Se trata de un tipo de cañón de Cernt. de altura, con un ionizador/mezclador que emite potentes ondas de choque ionizadas hacia las nubes con altas posibilidades de traer granizo en su interior. El Lic. Francisco Mendoza Garcini, propietario del viñedo me reportó buenos resultados.

Bueno, pero regresando a Neuquén, Argentina, vemos un tema interesante, verán: En una finca que visitamos tenían algunos árboles de manzano, muy grandes y ya de edad avanzada, pero con valor apreciativo para ellos. Entonces, cada año, en invierno, cuando los arboles estaban en reposo, dividían su circunferencia en cuatro partes, y entraban con motosierra podando severamente una sola de las partes – las otras tres quedaban intactas -. Como resultado, la parte podada se regeneraba, brotaba madera nueva, y al año siguiente producía fruta de buena calidad. Eso lo hacían en cada parte del árbol, alternadamente cada año. Me pareció muy interesante para esa clase de árboles, que aparentemente no tienen fruto.

Al término de la visita a Neuquén, los amigos argentinos, de origen italiano (casi todos), nos ofrecieron una milonga como Churrasco, vino de mesa de allá mismo y canciones mexicanas (no faltó el cielito linda, el Rey y otras); y canciones argentinas – todo forma parte de las vivencias.

En mi anterior colaboración les platiqué sobre el método para “desbaratar” nubes con granizo que observé en la región frutícola de Neuquén, Argentina. Pues bien, al detectar en radar las citadas nubes, y determinar que es casi inminente la granizada que habría de dañar los árboles frutales ya muy próximos a cosecha; por radio dan la orden de disparar cohetes que al llegar a la o las nubes producen fortísimas ondas sonoras expansivas que desbaratan las nubes. Es posible que caigan partículas pequeñas de granizo, pero que no causan mayor daño. Los resultados, según nos explicaron han sido buenos.

A propósito, recuerdo que hace muchos años, los campesinos de Zacatecas, al ver una nube muy blanca que podría traer granizo, y por tanto dañar sus cultivos, le lanzaban cohetones, pero con poco resultado, pues su alcance era corto; aunque el principio es el mismo (quizá algunos campesinos de mayor edad lo recuerden).

Siguiendo con el mismo tema, en Zacatecas, en los Viñedos El Alpino, ubicados en la región de Ojocaliente, se instaló un sistema llamado Ollivier Hail Suppression System que elimina y disuelve las precipitaciones de granizo.

Se trata de un tipo de cañón de Cernt. de altura, con un ionizador/mezclador que emite potentes ondas de choque ionizadas hacia las nubes con altas posibilidades de traer granizo en su interior. El Lic. Francisco Mendoza Garcini, propietario del viñedo me reportó buenos resultados.

Bueno, pero regresando a Neuquén, Argentina, vemos un tema interesante, verán: En una finca que visitamos tenían algunos árboles de manzano, muy grandes y ya de edad avanzada, pero con valor apreciativo para ellos. Entonces, cada año, en invierno, cuando los arboles estaban en reposo, dividían su circunferencia en cuatro partes, y entraban con motosierra podando severamente una sola de las partes – las otras tres quedaban intactas -. Como resultado, la parte podada se regeneraba, brotaba madera nueva, y al año siguiente producía fruta de buena calidad. Eso lo hacían en cada parte del árbol, alternadamente cada año. Me pareció muy interesante para esa clase de árboles, que aparentemente no tienen fruto.

Al término de la visita a Neuquén, los amigos argentinos, de origen italiano (casi todos), nos ofrecieron una milonga como Churrasco, vino de mesa de allá mismo y canciones mexicanas (no faltó el cielito linda, el Rey y otras); y canciones argentinas – todo forma parte de las vivencias.

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