/ domingo 25 de julio de 2021

¡Zacatecas!

La llamada guerra contra el crimen organizado ha sido más letal y abominable que las guerras convencionales. Somos nuestro propio enemigo. La inseguridad se justifica en la codicia, la ignorancia, la carencia de valores, la ausencia de educación y la falta de oportunidades.

En los últimos meses, el escenario de violencia en Zacatecas, ha rebasado los límites más insólitos de brutalidad, llegando a un máximo inconcebible. La barbarie se normaliza en el luto, sufrimiento y deshumanización. Atestiguamos la peor situación de seguridad de toda su historia en la indefensión.

Desde hace cinco años se ha observado el incremento de la violencia en la entidad en hasta 272%. En 2015 se contabilizaron 286 homicidios dolosos, para 2020 se registró un pico inédito, 1 mil 065 asesinatos. No obstante, 2021 se perfila como el más violento, de enero a junio van 536 muertes violentas, en esta misma fecha del año anterior, 341 personas fueron ultimadas.

No sólo se trata de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. Esta guerra fratricida ha sido un atentado contra la población civil: médicos, comerciantes, ministros de culto, taxistas, estudiantes, mujeres, niñas, niños, todos en constante amenaza y víctimas colaterales.

Fracturada la paz social, la ciudadanía agoniza en la constante impotencia, rabia, dolor y miedo. A la fecha ha sido imposible garantizar la seguridad, preservar la vida, la integridad física, salvaguardar los bienes y regresar la tranquilidad a todas y todos los zacatecanos ante la inacción e incapacidad de las autoridades. Los grupos delincuenciales se siguen imponiendo a la fallida estrategia de seguridad.

“Ante la indignación social y la pérdida de legitimidad, la ‘guerra contra el narcotráfico’, tutelada por la estrategia de seguridad estadounidense, genera un clima social de realismo salvaje que criminaliza a los sectores excluidos y pobres, además de que propaga el miedo y la esquizofrenia colectiva como medida de control social”, explican los académicos Rodolfo García Zamora, Raúl Delgado Wise y Humberto Márquez Covarrubias, investigadores de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

“La descomposición social generalizada pone en la palestra la necesidad de un cambio estructural que atisbe un horizonte civilizatorio basado en la democracia, la equidad, el buen vivir y la justicia social”, proponen los académicos en su ensayo “Violencia e Inseguridad en México: Necesidad de un Parteaguas Civilizatorio”.

Duele ver cómo de manera cotidiana, la sociedad se desangra ante las ráfagas exterminadoras de la muerte. Duele Zacatecas.

La llamada guerra contra el crimen organizado ha sido más letal y abominable que las guerras convencionales. Somos nuestro propio enemigo. La inseguridad se justifica en la codicia, la ignorancia, la carencia de valores, la ausencia de educación y la falta de oportunidades.

En los últimos meses, el escenario de violencia en Zacatecas, ha rebasado los límites más insólitos de brutalidad, llegando a un máximo inconcebible. La barbarie se normaliza en el luto, sufrimiento y deshumanización. Atestiguamos la peor situación de seguridad de toda su historia en la indefensión.

Desde hace cinco años se ha observado el incremento de la violencia en la entidad en hasta 272%. En 2015 se contabilizaron 286 homicidios dolosos, para 2020 se registró un pico inédito, 1 mil 065 asesinatos. No obstante, 2021 se perfila como el más violento, de enero a junio van 536 muertes violentas, en esta misma fecha del año anterior, 341 personas fueron ultimadas.

No sólo se trata de enfrentamientos entre grupos del crimen organizado. Esta guerra fratricida ha sido un atentado contra la población civil: médicos, comerciantes, ministros de culto, taxistas, estudiantes, mujeres, niñas, niños, todos en constante amenaza y víctimas colaterales.

Fracturada la paz social, la ciudadanía agoniza en la constante impotencia, rabia, dolor y miedo. A la fecha ha sido imposible garantizar la seguridad, preservar la vida, la integridad física, salvaguardar los bienes y regresar la tranquilidad a todas y todos los zacatecanos ante la inacción e incapacidad de las autoridades. Los grupos delincuenciales se siguen imponiendo a la fallida estrategia de seguridad.

“Ante la indignación social y la pérdida de legitimidad, la ‘guerra contra el narcotráfico’, tutelada por la estrategia de seguridad estadounidense, genera un clima social de realismo salvaje que criminaliza a los sectores excluidos y pobres, además de que propaga el miedo y la esquizofrenia colectiva como medida de control social”, explican los académicos Rodolfo García Zamora, Raúl Delgado Wise y Humberto Márquez Covarrubias, investigadores de la Unidad Académica de Estudios del Desarrollo de la Universidad Autónoma de Zacatecas.

“La descomposición social generalizada pone en la palestra la necesidad de un cambio estructural que atisbe un horizonte civilizatorio basado en la democracia, la equidad, el buen vivir y la justicia social”, proponen los académicos en su ensayo “Violencia e Inseguridad en México: Necesidad de un Parteaguas Civilizatorio”.

Duele ver cómo de manera cotidiana, la sociedad se desangra ante las ráfagas exterminadoras de la muerte. Duele Zacatecas.