Dolores Hidalgo, Gto.- Dolores Hidalgo no solo es la Cuna de la Independencia Nacional, Pueblo Mágico y poseedora de excelentes viñedos, también es la cuna de uno de los cantautores más reconocidos que ha tenido México. Ahí nació, vivió y está sepultado el gran José Alfredo Jiménez, cuyo museo y mausoleo son visitados por cientos de personas al año.
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La casa de “El Rey” está ubicada en la calle de Guanajuato número 13, a una calle del jardín principal de esta ciudad, donde podrás ver que era una casa con un patio grande al centro y las habitaciones alrededor. Ahí, en uno de esos cuartos, nació José Alfredo y ahora es un museo que expone gran parte de su vida, quienes lo visitan pueden admirar los múltiples premios que recibió, vestimenta, hojas con letras de sus canciones y su cocina original de la casa. En este bello lugar se cuenta la vida del artista.
Está dividida en nueve salas que lo llevan a uno a ver parte de su vida y cada una tiene un nombre. La sala uno llamada “Ese pueblo de Dolores” que comparte la infancia de José Alfredo en Dolores Hidalgo y además cuando parte a Ciudad de México tras la muerte de su padre.
La segunda sala se llama “Cuatro caminos”, donde explican la interrupción de sus estudios debido a la precaria situación económica familiar, sus primeros trabajos y los inicios de su carrera artística.
“Qué suerte la mía”, es el nombre de la tercera sala y ahí podrás encontrar algunas presentaciones en la radio y sus primeras grabaciones que lo llevaron al éxito.
No podía faltar la sala dedicada al amor de su vida Paloma Gálvez, quien fue su gran inspiración para muchas de sus canciones, como es “Paloma querida” que además así se llama la sala.
Además en este museo puedes encontrar una sala dedicada a todos sus triunfos dentro del medio artístico, así como su vida de excesos y tentaciones, de igual forma la sala que habla de su prematura muerte y la última sala el legado y la permanencia de la mayoría de sus canciones.
Este afamado cantante y compositor, escribió más de 300 canciones que son reconocidas mundialmente e interpretadas por muchos artistas famosos, sus letras expresan un sincero y directo sentimiento que ayudan a que sus canciones no envejezcan y siguen vigentes en el corazón de muchos mexicanos y extranjeros a pesar de los años.
José Alfredo murió cuando apenas contaba con 47 años de edad, dejando un legado de 280 canciones registradas que, con el tiempo, se han convertido en grandes clásicos, además de varias decenas de obras inéditas.
Ahora, en el panteón municipal descansa en paz, a un lado de su madre, y cada año la tumba es visitada por miles de admiradores de su obra musical y es fotografiada para la postal del recuerdo.
Esta tumba no siempre fue así, era sencilla como la de los demás pero fue un gesto de su yerno, el arquitecto Javier Senosiain, quien diseñó esta tumba en forma de sombrero y zarape, la cual se inauguró cuando se cumplió el 25 aniversario luctuoso: el 23 de noviembre de 1998.
Cada año, en esa fecha, es una gran noche de fiesta y de música, todos sus fans llegan a dedicarle canciones que él mismo compuso en memoria de lo que dejó como legado musical.
Este gran mausoleo está formado por un sombrero que en el interior tiene una forma de pliegue que forma una cruz, además está un zarape donde en cada color está el título de una canción de él registrada y los colores que no tienen nombre, son las canciones que no alcanzó ya a registrar.
Debajo del sombrero se encuentra el nombre de la canción “La vida no vale nada”, además de que el zarape forma los “Caminos de Guanajuato”, ya que se dice que una de las estrofas de esa canción la dedicó a su hermano que murió en Salamanca.
Desde hace 13 años, en el municipio de Dolores Hidalgo se lleva a cabo, en su honor, el Festival Internacional José Alfredo Jiménez; se realiza en el mes de noviembre para recordar su aniversario luctuoso, con múltiples actividades y conciertos, todo dedicado al cantautor, en su estado donde “la vida no vale nada”.