En la ciudad de Zacatecas, declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad, se puede contemplar una gran variedad de arte religioso de gran valor por su belleza y antigüedad, en la que destacan los retablos dorados del templo de Santo Domingo.
En pleno centro histórico de la capital del estado, se localiza dicho edificio de rosa cantera cuya construcción terminó en 1749, según informó el historiador Bernardo del Hoyo Calzada.
Luego de que la orden jesuita –la cual costeó gran parte de la construcción- fuera expulsada del continente, la orden cedió el templo a los dominicos, quienes lo dedicaron a Santo Domingo.
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Después de la Catedral Basílica de Zacatecas, muchos lo consideran como el templo más importante de Zacatecas en el ámbito histórico y turístico, tanto por su relevancia en la época colonial, como por la riqueza de su arte sacro.
Propios y extraños no pueden evitar maravillarse con el detalle, complejidad y gran dimensión de los retablos ubicados en el interior.
Sobresale el nivel de conservación de estas piezas artísticas gracias a las restauraciones que se han realizado durante las últimas dos décadas, en las que se respetó la cobertura de hojas de oro auténtico.
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Según el inventario del año de 1773 en el antiguo templo se encuentran: el altar mayor, dedicado a la Inmaculada Concepción; el altar de San Ignacio de Loyola, de San Sebastián, de Nuestra Señora de la Luz, de San Francisco de Borja, de San José, de San Francisco Javier, de Nuestra Señora de Loreto, de Nuestra Señora de los Dolores, de la Santísima Trinidad o de la “Trinidad Beatísima” y Altar de Ánimas.
Bernardo del Hoyo relata que dicho altar de Nuestra Señora de Loreto estaba dentro de su capilla a un lado del presbiterio, y ahora tiene al Sagrado Corazón de Jesús, conservando una escultura de cantera de la Virgen de Loreto.
Hallazgos en el subsuelo de Santo Domingo
En diciembre del 2009, 43 tumbas fueron desenterradas en el interior Santo Domingo, cuando sus cimientos eran rehabilitados ante el peligro de que el templo se derrumbara.
Fue el mayor hallazgo mortuorio que ha tenido lugar en Zacatecas. Durante varios meses de intenso trabajo arqueológico, se extrajeron y se estudiaron 22 cuerpos momificados de los cuales 16 eran niños, entre ellos un nonato de seis meses de gestación.
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Además se rescataron más de cinco mil huesos sueltos que, tras varios años de análisis minucioso, se supo corresponden a 180 niños menores de dos años, y a cerca de 20 personas de edades mayores.
Los restos más antiguos corresponden a un fraile con indumentaria jesuita sepultado en 1689, y los más recientes datan de 1890.
Entonces los restos fueron enviados al laboratorio de momias “Cuerpos eternos de México” ubicado en el Museo Nacional de Antropología, donde permanecieron por varios años.
Ante lo peculiar del descubrimiento –momias más antiguas y mejor conservadas que las de Guanajuato– se pensó exhibirlas en el mismo templo de Santo Domingo, dentro de un salón conocido como “El Generalito” junto a la sacristía., sin embargo el proyecto no encontró apoyo.
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