Esta noche Guanajuato le cantó a Guanajuato, a sus regiones, a sus bailes, a sus modos de vivir, a su fe, su comida, en fin, a su gente; por eso fueron tan calurosas las palmas con que el público recibió hoy a la Banda de Música del Estado de Guanajuato y a los integrantes de su Programa de Formación Musical para celebrar sus 50 años de tradición cervantina.
Bajo la batuta de los directores Adalberto Jesús Tovar y Francisco J. Balboa, la velada comenzó a las 20 horas con una dominical interpretación del paso doble “Salvatierra”, compuesta a penas en 2020 por el maestro Juan Gabriel López Hernández para celebrar el carácter mágico de aquel pueblo.
Con sonrisas y guiños de seguridad hacia sus músicos y coristas, Francisco J. Balboa y el tenor Alberto Yepes, condujo a los asistentes a la Alhóndiga de Granaditas por la geografía musical de “Pénjamo”, de Joaquín Pardavé; y encendió los pechos te todos con la ejecución de “Negra consentida”, del mismo compositor, gracias a la voz de la soprano Carolina Torres. Resulta un tanto increíble, pero al final la proximidad y la fiesta popular animaron a algún furtivo espectador a lanzar un Dr. Simi al escenario que fue levantado por el director.
Por su parte, con el buen ánimo del maestro Adalberto Jesús Tovar, la banda interpretó el bolero de Pedro Vargas, “Zafiro”, en representación de la región San Miguel de Allende; y las canciones “Te quiero dijiste” y “Cuando Vuelva a tu lado”, de la compositora María Grever.
“Estamos celebrando 50 años del Cervantino, pero sobre todo estamos celebrando a los compositores guanajuatenses y a la Banda de Música del Estado que tienen 160 años existir y ser parte de la vida de todos ustedes, los guanajuatenses”, agradeció Jesús Tovar.
Luego el plato fuerte llegó con uno de esos otros himnos, no sólo guanajuatenses sino nacionales: “Sobre las olas”, del compositor Juventino Rosas. A éste le siguieron los inevitables homenajes a José Alfredo: “Si nos dejan”, “Deja que salga la Luna” y “Caminos de Guanajuato”.
Al final nadie quería irse y el coro de “¡otra, otra, otra! Hizo vibrar la escalinata de la explanada. Esta fiesta del espíritu Guanajuatense terminó con la polka “Flores de México”, también de Juventino Rosas, bajo la dirección del maestro Balboa; y, ya bien al estribo del placer sonoro, todo terminó con “Mundo raro”, de José Alfredo.
El concierto fue acompañado con una maravillosa serie de proyecciones que evocaron de distintos modos elementos de las artes guanajuatenses, sus zonas arqueológicas y geográficas; tradiciones y gastronomía; artesanía y textiles; personajes y objetos. Sin duda un concierto que dejó sentir la cercanía, el amor y la sencilles de su andar diario con notas musicales al hombro.
Nota publicada originalmente en El Sol de León