Por los 500 años de la Conquista de México resulta ideal arrojar nueva luz a uno de los personajes más admirados y a la vez más odiados de la historia: Hernán Cortés. Habiendo tanto escrito sobre él durante todo este tiempo, resulta difícil separar la verdad de la leyenda.
Esteban Mira Caballos, historiador especializado en las relaciones entre España y América en el siglo XVI, escribió “Hernán Cortés” (Crítica), con la única aspiración de hacer comprensible para el lector del siglo XXI la forma de actuar del incansable combatiente: “un ser humano, un hombre de su tiempo, aunque eso sí, con un empuje verdaderamente singular.”
“Lo cierto es que ni fue un caballero andante ni un santo, sino ni más ni menos que un conquistador. Una persona con las mismas virtudes y defectos que la mayor parte de las personas de su época. Un conquistador con suerte y con empuje, pero a fin de cuentas un conquistador, con sus éxitos y fracasos. Un hombre que sabía reír y también llorar. De hecho, era una persona pasional, de mucho ánimo, de amplia sonrisa, pero también de lágrima fácil.”
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Valiéndose de una moderna metodología e incorporando los aportes de investigaciones de los últimos años, en esta biografía, una de las más completas y considerada por varios como la definitiva, Mira Caballos subraya la constancia que caracterizó a Cortés, pues logró contribuir a cambiar el rumbo de la historia.
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El autor destaca que fue un hombre con una gran capacitad dialéctica y carisma; sus dotes diplomáticos, mucho por encima de los militares, lo hubieran convertido en un hábil político de haber nacido en este tiempo, afirma el autor. Resalta que tuvo la voluntad de construir un nuevo universo, lo que hoy es parte integrante y consustancial de la nación mexicana. Su convicción religiosa y su suerte lo llevaron a ser pionero empresario y poder consolidar obras de caridad. Una de sus grandes preocupaciones fue su reputación y se dio a la tarea de él mismo crear su propio mito y de perpetuarlo. “La gran batalla de su vida fue la lucha por la eternidad, que finalmente ganó.”
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