A Zacatecas, al centro norte de México, llegó un español, Don Fermín de Aspesechea, originario de Pamplona, arribó a estas tierras con el ferviente deseo de hacerse rico…. Y lo logró, se hizo dueño de minas y viviendas, hasta que compró una hacienda, la de Malpaso.
Don Fermín hizo de la hacienda de Malpaso su lugar preferido de estancia, hasta que llegaron los vientos de la Independencia.
Aún y cuando habían muerto los líderes del movimiento independentista, Don Fermín tuvo que huir para proteger su vida y la de su familia, llevando consigo carruajes llenos de dinero y riquezas.
Cuando los ánimos independentistas se calmaron, la gente comenzó a preguntarse dónde estaba don Fermín… nadie tenía ni tuvo noticias de él.
Sin embargo, por las noches, sobre todo en tiempo de invierno, cuando el viento azota y se filtra por las hendiduras de los adobes y de las puertas, se escucha un lamento...
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Los trabajadores de la hacienda aseguran que se trata del fantasma de Pichichea (como dieron por llamar a Don Fermín) que aún lamenta y busca las riquezas que perdió…
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