[Podcast] Cofre de Leyendas / Tzutzuma el encantador

Los primeros reyes mexicanos introdujeron el agua de Chapultepec a la ciudad de México por medio de un conducto

  · martes 12 de marzo de 2024

Los capitanes retrocedieron espantados y salieron corriendo, pálidos de susto / Bárbara Castrejón / UNAM

Escucha aquí la leyenda completa↓

Los primeros reyes mexicanos introdujeron el agua de Chapultepec a la ciudad de México por medio de un conducto que iba sobre el lago, pero la población creció y el agua fue insuficiente. Cerca de Churubusco, en Acuecuexco, brotaba un manantial de agua abundante y buena, el emperador Ahuítzotl tuvo el presentimiento de aprovecharla y le rogó al señor de Coyoacán que le diera permiso para hacer una toma en la fuente.

Aquel señor se llamaba Tzutzuma, era tributario de Tenochtitlán, accedió a dar agua, pero explicó que esa agua se podría enfurecer, derramar y esto inundaría Tenochtitlán.

Esta respuesta enojó a Tzutzuma pues no consentía que nadie le hiciera observaciones.

-¡Vayan a Coyoacán y arranquen la vida a ese insolente que se atreve a hacerme advertencias en lugar de obedecer! exclamó en un acceso de cólera.

Esta orden iba dirigida a tres de sus mejores servidores quienes se apresuraron a cumplirla.

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Cuando Tzutzuma supo que lo buscaban unos soldados supo que estaba perdido, pero le dijo a su criado que le dijera a los tres jefes que podían pasar a verlo. Cuando los tres jefes entraron se encontraron con un águila colosal que estaba posada en el respaldo del sillón, salieron muy enojados, pero el criado aseguró que su señor estaba en la sala. Volvieron a entrar y se encontraron con un tigre corpulento que mostraba sus grandes colmillos.

Los capitanes retrocedieron espantados y salieron corriendo, pálidos de susto. Al llegar a México le dijeron al rey -¡Señor! el cacique de Coyoacán se ha vuelto águila y después tigre.

Ahuitzol se maravilló con el relato y ordenó que el doble de soldados fuera a cumplir con la sentencia.

Al llegar con Tzutzuma se encontraron con una serpiente.

-¡Mátenla! -ordenaron los jefes a sus soldados.

Pero antes de que pudieran cumplir la orden, la serpiente saltó sobre ellos, arrojando por las fauces abiertas llamaradas de lumbre. Los soldados temblaron y huyeron aterrorizados.

Ahuítzotl mandó un pregonero a Coyoacán a que diera el siguiente mensaje:

«¡Habitantes de Coyoacán! el poderoso emperador Ahuítzotl, manda decir que apresen a su señor Tzutzuma y lo entreguen sin dilación. Y les advierte que, en caso de desobediencia, se les tendrá por rebeldes y arrasará sus ciudades pasando por el cuchillo a todos los habitantes.»

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Todos quedaron aterrados, Tzutzuma, como buen señor de su pueblo, se presentó voluntariamente a los mexicanos y les dijo:

-Aquí estoy, me pongo en sus manos, pero no olviden decir a su señor que si introduce en México el agua de Acuecuexco, yo le profetizo que antes de muchos días la ciudad será anegada y destruida.

Los soldados mataron a Tzutzuma ahogándolo, y su profecía se cumplió al pie de la letra. A los cuarenta días de introducida el agua a México, se inundó la ciudad y el emperador se vio en la necesidad de romper las cañerías del acueducto.