Arturo Saldívar, con dos brillante trasteos, cortó una oreja a cada uno de sus dos toros, lo que le permitió salir por la puerta grande, a hombros de los aficionados, de la plaza Silverio Pérez, en la localidad de Texcoco, del Estado de México.
El festejo, perteneciente al serial anual denominado de la Feria del Caballo, en el cual Fermín Rivera, fue ovacionado, en tanto que André Lagravere “El Galo” dio la vuelta al ruedo con el burel que cerró plaza.
Magnifico resultó el encierro de la dehesa Real de Cañas, con buena presencia, cada uno de ello, en los que sobresalieron el segundo, el tercero y quinto de la tarde, éste último premiado con arrastre lento, los restantes se dejaron meter mano, cuyos pesos fueron, 520, 510, 500, 490, 520 y 530, respectivamente.
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Arturo Saldívar vistió de turquesa y oro, aprovechó de la mejor manera los ejemplares a los que se enfrentó, a los que les cuajó las faenas, para hacerse acreedor a dos apéndices, que le proyectaron a salir a hombros de los aficionados, por la puerta grande, en compañía de los ganadero Julio Uribe, hijo.
Fermín Rivera, de negro y oro, instrumentó par de trasteos, con el sello de la famosa dinastía, donde puso de manifiesto su pulcritud y arte a la hora de concretar su quehacer taurino, por lo que se ganó las ovaciones de parte del “respetable”, en ambos bureles.
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André Lagravere, de sangre de toro y oro, con su primero puede decirse que tuvo lucimiento tanto con el capote como con la franela, pero no acertó con el estoque y todo quedó en palmas, tras un aviso, se mantuvo en el mismo tenor en su segundo toro, pero de nueva cuenta, no redondeó con la espada, escuchó un aviso y dio la vuelta al anillo.
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