El cambio de horario provoca desajustes en el estado de ánimo de una parte de la población, lo cual puede tener repercusiones en el rendimiento escolar y laboral, según lo advirtió el especialista Osvaldo Álvarez Crespo, psicólogo y docente investigador quien estimó que, en promedio, una persona tarda un mes en habituarse a la nueva duración de la luz del día.
El 31 de octubre los relojes se atrasaron una hora; producto de este cambio, el amanecer se adelantó, pero la luz natural tendrá una menor duración por las tardes induciendo a la percepción de días más cortos.
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El especialista explicó que el impacto mayor lo sufrirán los niños y jóvenes que hace poco se reincorporaron a sus escuelas, pues ellos apenas se estaban adaptando a los horarios estrictos de las escuelas después de año y medio de pandemia.
Año tras año, el cambio de horario genera cambios de humor, pero ahora se va a juntar con la pandemia y con el reciente regreso a clases, teniendo que modificar otra vez muchos hábitos que se estaban retomando
Al respecto agregó: “Es mayor el impacto en los niños: se les hace cortito el día, su cerebro recibe la señal, desde las seis de la tarde de que se tienen qué dormir y eso para ellos es un tanto pesado”.
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Exhortó a los padres de familia a que replanteen las rutinas, las horas de hacer la tarea y sobre todo no descuidar la alimentación.
El también director del Centro de Crecimiento Humanista, expresó que para que el cerebro funcione bien en la mañana necesita alimento, glucosa y una buena ingestión de líquidos:
“Un cerebro deshidratado no funciona, provocando la falta de sueño que redunda en el estado de ánimo, la poca atención en el aula y su bajo aprovechamiento”.
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