/ lunes 11 de febrero de 2019

Cómo aprender a meditar

Meditar puede ayudar a personas con alguna enfermedad física o psíquica

Hoy en día la meditación está muy extendida, ya sea que uno la practique en un centro de yoga, en un instituto especializado o en casa. Son cada vez más las personas que meditan y que están convencidas de los efectos positivos que tiene esta práctica. Todos podemos comenzar, todos podemos aprenderlo, incluso si no tenemos una formación ni un hábito espiritual o religioso.

"Lo mejor para los principiantes es intentar comenzar con una meditación de respiración", explica la profesora Gen Kelsang Repa. "Consiste, en un primer momento, en depositar toda nuestra atención en la inhalación y la exhalación", explica. Concentrar la atención de ese modo funciona como una especie de ancla a la que uno puede regresar cuando los pensamientos se distraen.

Otra buena alternativa son los mantras, es decir, una formulación que se repite mentalmente para ir dejando el resto del día de lado. Por supuesto, lo ideal es dar los primeros pasos contando con un guía experimentado, porque "si bien existen muchos libros y CDs, sólo un maestro te podrá dar una devolución personal o guiarte en tu camino individual de búsqueda", comenta la especialista.

Existen muchísimas formas de meditar. El método que hace hincapié en la respiración es muy útil para generar una mayor conciencia y estar presente en lo que uno hace. El entrenamiento autógeno toma mucho de esta práctica, donde según el psiocterapeuta Björn Husmann está demostrado que fomenta la concentración y la capacidad de distenderse.

Husmann apunta además que estas prácticas pueden ser muy buenas para personas que sufren de alguna enfermedad física o trastorno psíquico, siempre y cuando estén guiadas por alguien especializado, sobre todo para evitar "un empeoramiento de determinados trastornos, como pueden darse en una psicosis", advierte.

Si uno ya tiene cierta práctica de yoga, puede que la meditación le resulte más familiar. De todos modos, y si bien "ambas prácticas están muy vinculadas a la respiración", el yoga lleva los pensamientos "hacia el movimiento", mientras que en la meditación todo gira más en torno a la cabeza, observa la profesora de yoga Lisa Bastian.

Hagas lo que hagas, el punto de partida debe ser que no te juzgues ni te enfades, incluso cuando no funcione. Si uno nota que le cuesta concentrarse en la respiración, debe ir concientizando ese momento de "fuga" de la mente y regresar sin reproches a lo que está intentando. Al fin y al cabo, la meditación es una práctica totalmente nueva y muchas veces muy distinto a lo que hemos aprendido a hacer en el resto del día. ¡Paciencia y a probar!

Hoy en día la meditación está muy extendida, ya sea que uno la practique en un centro de yoga, en un instituto especializado o en casa. Son cada vez más las personas que meditan y que están convencidas de los efectos positivos que tiene esta práctica. Todos podemos comenzar, todos podemos aprenderlo, incluso si no tenemos una formación ni un hábito espiritual o religioso.

"Lo mejor para los principiantes es intentar comenzar con una meditación de respiración", explica la profesora Gen Kelsang Repa. "Consiste, en un primer momento, en depositar toda nuestra atención en la inhalación y la exhalación", explica. Concentrar la atención de ese modo funciona como una especie de ancla a la que uno puede regresar cuando los pensamientos se distraen.

Otra buena alternativa son los mantras, es decir, una formulación que se repite mentalmente para ir dejando el resto del día de lado. Por supuesto, lo ideal es dar los primeros pasos contando con un guía experimentado, porque "si bien existen muchos libros y CDs, sólo un maestro te podrá dar una devolución personal o guiarte en tu camino individual de búsqueda", comenta la especialista.

Existen muchísimas formas de meditar. El método que hace hincapié en la respiración es muy útil para generar una mayor conciencia y estar presente en lo que uno hace. El entrenamiento autógeno toma mucho de esta práctica, donde según el psiocterapeuta Björn Husmann está demostrado que fomenta la concentración y la capacidad de distenderse.

Husmann apunta además que estas prácticas pueden ser muy buenas para personas que sufren de alguna enfermedad física o trastorno psíquico, siempre y cuando estén guiadas por alguien especializado, sobre todo para evitar "un empeoramiento de determinados trastornos, como pueden darse en una psicosis", advierte.

Si uno ya tiene cierta práctica de yoga, puede que la meditación le resulte más familiar. De todos modos, y si bien "ambas prácticas están muy vinculadas a la respiración", el yoga lleva los pensamientos "hacia el movimiento", mientras que en la meditación todo gira más en torno a la cabeza, observa la profesora de yoga Lisa Bastian.

Hagas lo que hagas, el punto de partida debe ser que no te juzgues ni te enfades, incluso cuando no funcione. Si uno nota que le cuesta concentrarse en la respiración, debe ir concientizando ese momento de "fuga" de la mente y regresar sin reproches a lo que está intentando. Al fin y al cabo, la meditación es una práctica totalmente nueva y muchas veces muy distinto a lo que hemos aprendido a hacer en el resto del día. ¡Paciencia y a probar!

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