/ martes 29 de enero de 2019

Preocupa el aumento de casos de cáncer en México

Cada dos minutos, cinco personas reciben un diagnóstico de cáncer en América Latina

Los últimos datos mundiales señalan que los casos y muertes por esta enfermedad crecerán en la región a un ritmo más acelerado que el promedio. En el país, el avance del cáncer será aún mayor.

Desde distintos sectores alertan sobre la necesidad de actuar para mejorar el acceso a la atención del cáncer. Mejor infraestructura, mayor financiación, recursos humanos y disponibilidad de tratamientos, entre las soluciones más mencionadas.

Cada dos minutos, cinco personas reciben un diagnóstico de cáncer en América Latina. En el subcontinente, donde se producen 1,4 millones de nuevos casos y 673 mil muertes cada año, la enfermedad sigue avanzando. En septiembre de 2018, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), vinculada a la OMS, actualizó el Observatorio Global del Cáncer y trazó un panorama alarmante: en todo el mundo, para 2040, la incidencia de la enfermedad crecerá un 63%, y el número de muertes trepará un 71,5 por ciento.

Sin embargo, en regiones menos desarrolladas, como América Latina, donde el diagnóstico precoz y el acceso al tratamiento son más difíciles, el escenario es aún más grave: el número de casos crecerá 78% en los próximos 21 años, llegando a los 2,5 millones anuales, y las muertes por cáncer prácticamente se duplicarán, llegando a 1,3 millones de fallecimientos cada año.

Paralelamente, el acceso a la atención sanitaria en la región enfrenta serios problemas: según un estudio de The Lancet, más de 156 mil personas mueren cada año debido a la falta de acceso a servicios de la salud. La creciente necesidad de atención se enfrenta con sistemas de salud fragmentados, con falta de infraestructura, recursos humanos, diagnóstico, tratamiento y financiación.

En México, GloboCan 2018 estima que el número de casos pasará de los 190.667 al año actuales a 359.420 para 2040, lo que representará un aumento de 88,5% — un panorama mucho peor de lo previsto para el mundo y para Latinoamérica. El número de muertes aumentará aún más, 107 por ciento. Hoy en día son 83.476 los fallecimientos al año en el país causados por la enfermedad, número que llegará a los 172.961 en 2040, según el IARC.

En los últimos años, México ha hecho importantes progresos en la prevención y en la lucha contra el cáncer, como la implementación de un seguro sanitario popular, en 2003; la creación de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes de alto perfil (lo que incluye no solo la promoción de la salud, sino también a impuestos a las bebidas azucaradas), la expansión de los registros sobre la enfermedad e inversiones en la formación de profesionales, lo que ha hecho aumentar en 50% el número de oncólogos en el país entre los años de 2012 y 2014. Asímismo, los retos siguen siendo enormes, proporcionales al tamaño del país, que tiene alrededor de 130 millones de habitantes y es el segundo más poblado de Latinoamérica, detrás de Brasil.

“Estamos tomando medidas para la implementación de un Programa Nacional de Control Integral del Cáncer con enfoque en la persona, como principal guía para una política nacional. Hemos empezado con el Registro Nacional del Cáncer, que fue aprobado por el Congreso en el 2017, una iniciativa promovida en colaboración con organizaciones de la sociedad civil (ONGs), profesionales de la salud y las autoridades”, cuenta el director general de la Fundación Fomento de Desarrollo Teresa de Jesús (FUTEJE), Francisco Freyría. La FUTEJE está presente en 28 de los 32 estados mexicanos y fue la fundadora del movimiento “Todos Contra el Cáncer”.

Freyría agrega que una base datos sólida es el primer paso para la implementación de un Programa Nacional de Control Integral del Cáncer que involucre al sector público y al privado en un conjunto de acciones que van desde la atención básica hasta los cuidados paliativos, pasando también por la investigación, el tratamiento y la financiación. En la actualidad, el seguro sanitario popular incluye más del 90% de la población, pero aún hay fallas en la cobertura. Los tumores de pulmón, estómago e hígado, que son, respectivamente el quinto, sexto y séptimo tipo de cáncer con mayor incidência, no están cubiertos, y los pacientes tienen que asumir “gastos catastróficos” para su tratamiento.

El diagnóstico también es difícil. Aunque haya habido un aumento significativo en el último año, México todavía tiene 420 nuevos casos por oncólogo al año. En Uruguay, que tiene el mejor indicador de la región, son 111 nuevos casos por oncólogo al año. “El servicio no es bueno”, sintetiza Minerva Guzmán, que ha perdido a su esposo debido al cáncer. Cuando él consiguió el diagnóstico correcto de la enfermedad, 95% de sus intestinos ya estaban comprometidos. “Si hubiera más información, las personas vivirían más”, declara.

En otros tipos de tumores, esta dificultad para obtener un diagnóstico precoz se repite.

En el caso del cáncer de mama, por ejemplo, solo 10% de las mujeres son diagnosticadas mientras la enfermedad está en la primera etapa. De acuerdo con el informe “Control del cáncer, acceso y desigualdad en América Latina: Una historia de luces y sombras”, publicado por The Economist Intelligence Unit – 2017, el tiempo de espera entre la primera consulta y el inicio del tratamiento para tumores de mama es de aproximadamente siete meses

Los últimos datos mundiales señalan que los casos y muertes por esta enfermedad crecerán en la región a un ritmo más acelerado que el promedio. En el país, el avance del cáncer será aún mayor.

Desde distintos sectores alertan sobre la necesidad de actuar para mejorar el acceso a la atención del cáncer. Mejor infraestructura, mayor financiación, recursos humanos y disponibilidad de tratamientos, entre las soluciones más mencionadas.

Cada dos minutos, cinco personas reciben un diagnóstico de cáncer en América Latina. En el subcontinente, donde se producen 1,4 millones de nuevos casos y 673 mil muertes cada año, la enfermedad sigue avanzando. En septiembre de 2018, la Agencia Internacional de Investigación sobre el Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés), vinculada a la OMS, actualizó el Observatorio Global del Cáncer y trazó un panorama alarmante: en todo el mundo, para 2040, la incidencia de la enfermedad crecerá un 63%, y el número de muertes trepará un 71,5 por ciento.

Sin embargo, en regiones menos desarrolladas, como América Latina, donde el diagnóstico precoz y el acceso al tratamiento son más difíciles, el escenario es aún más grave: el número de casos crecerá 78% en los próximos 21 años, llegando a los 2,5 millones anuales, y las muertes por cáncer prácticamente se duplicarán, llegando a 1,3 millones de fallecimientos cada año.

Paralelamente, el acceso a la atención sanitaria en la región enfrenta serios problemas: según un estudio de The Lancet, más de 156 mil personas mueren cada año debido a la falta de acceso a servicios de la salud. La creciente necesidad de atención se enfrenta con sistemas de salud fragmentados, con falta de infraestructura, recursos humanos, diagnóstico, tratamiento y financiación.

En México, GloboCan 2018 estima que el número de casos pasará de los 190.667 al año actuales a 359.420 para 2040, lo que representará un aumento de 88,5% — un panorama mucho peor de lo previsto para el mundo y para Latinoamérica. El número de muertes aumentará aún más, 107 por ciento. Hoy en día son 83.476 los fallecimientos al año en el país causados por la enfermedad, número que llegará a los 172.961 en 2040, según el IARC.

En los últimos años, México ha hecho importantes progresos en la prevención y en la lucha contra el cáncer, como la implementación de un seguro sanitario popular, en 2003; la creación de la Estrategia Nacional para la Prevención y el Control del Sobrepeso, la Obesidad y la Diabetes de alto perfil (lo que incluye no solo la promoción de la salud, sino también a impuestos a las bebidas azucaradas), la expansión de los registros sobre la enfermedad e inversiones en la formación de profesionales, lo que ha hecho aumentar en 50% el número de oncólogos en el país entre los años de 2012 y 2014. Asímismo, los retos siguen siendo enormes, proporcionales al tamaño del país, que tiene alrededor de 130 millones de habitantes y es el segundo más poblado de Latinoamérica, detrás de Brasil.

“Estamos tomando medidas para la implementación de un Programa Nacional de Control Integral del Cáncer con enfoque en la persona, como principal guía para una política nacional. Hemos empezado con el Registro Nacional del Cáncer, que fue aprobado por el Congreso en el 2017, una iniciativa promovida en colaboración con organizaciones de la sociedad civil (ONGs), profesionales de la salud y las autoridades”, cuenta el director general de la Fundación Fomento de Desarrollo Teresa de Jesús (FUTEJE), Francisco Freyría. La FUTEJE está presente en 28 de los 32 estados mexicanos y fue la fundadora del movimiento “Todos Contra el Cáncer”.

Freyría agrega que una base datos sólida es el primer paso para la implementación de un Programa Nacional de Control Integral del Cáncer que involucre al sector público y al privado en un conjunto de acciones que van desde la atención básica hasta los cuidados paliativos, pasando también por la investigación, el tratamiento y la financiación. En la actualidad, el seguro sanitario popular incluye más del 90% de la población, pero aún hay fallas en la cobertura. Los tumores de pulmón, estómago e hígado, que son, respectivamente el quinto, sexto y séptimo tipo de cáncer con mayor incidência, no están cubiertos, y los pacientes tienen que asumir “gastos catastróficos” para su tratamiento.

El diagnóstico también es difícil. Aunque haya habido un aumento significativo en el último año, México todavía tiene 420 nuevos casos por oncólogo al año. En Uruguay, que tiene el mejor indicador de la región, son 111 nuevos casos por oncólogo al año. “El servicio no es bueno”, sintetiza Minerva Guzmán, que ha perdido a su esposo debido al cáncer. Cuando él consiguió el diagnóstico correcto de la enfermedad, 95% de sus intestinos ya estaban comprometidos. “Si hubiera más información, las personas vivirían más”, declara.

En otros tipos de tumores, esta dificultad para obtener un diagnóstico precoz se repite.

En el caso del cáncer de mama, por ejemplo, solo 10% de las mujeres son diagnosticadas mientras la enfermedad está en la primera etapa. De acuerdo con el informe “Control del cáncer, acceso y desigualdad en América Latina: Una historia de luces y sombras”, publicado por The Economist Intelligence Unit – 2017, el tiempo de espera entre la primera consulta y el inicio del tratamiento para tumores de mama es de aproximadamente siete meses

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