La valeriana es una planta perenne de entre 30 centímetros y un metro de altura, con hojas sin divisiones o divididas por una punta más alta, las flores de la planta son parecidas a la forma de una trompeta y da frutos muy pequeños.
Esta planta es originaria de América boreal y occidental, está resente en climas templados desde los dos mil 240 y los dos mil 750 metros sobre el nivel del mar. Asociada a bosque de juníperos y bosque mixto de pino-encino.
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La valeriana se usa de manera muy común en la medicina tradicional para tratar varios padecimientos o enfermedades; “se usa contra el dolor de pecho, espalda o de cerebro, las hojas, la raíz (entera o rebanada) o ambas partes de la planta, se curten en alcohol durante ocho días, al término de este tiempo se frota con el alcohol la parte afectada”, según la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
“De la raíz de Valeriana edulis se extrae un aceite esencial en el que se han identificado los monoterpenos butirato e isobutirato de geraniol y el compuesto fenílico ácido anísico. Otros componentes que se han identificado en la raíz incluyen los monoterpenos acetil valtrato, dihidro-valtrato, valeranona, valepotria-tidrinas 3, 7 y 8, valtrato, isovaltrato y sus derivados clorhídricos y valerol-oxi-hidrínico”.
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La parte que más se usa de la planta es la raíz, que se usa en te o encapsulada. Se usa de manera muy recurrente para tratar problemas relacionados con el insomnio, la ansiedad y el estrés.
La valeriana, en cualquiera de sus presentaciones, siempre debe usarse con autorización médica, ya que cuando se usa de manera incorrecta puede causar dolores de cabeza, estómago entre otros malestares. No se recomienda su uso en mujeres embarazadas o en periodo de lactancia.
Nota meramente informativa. Siempre será mejor acudir al médico si existen molestias o malestares.
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