/ domingo 24 de junio de 2018

Germán y Patri... amunches modernos

Toda una historia de aventuras está vivienda este matrimonio argentino que pretenden llegar a Alaska... en un viaje que parece inacabable.

“¡Dónde dormiremos hoy, papá?” le pregunta todas las noches la pequeña Inti de nueve años a sus padres, Germán y Patricia, una pareja de argentinos que ha viajado durante los últimos 15 años por toda Latinoamérica a bordo de un camión escolar, en el cual tienen todo lo necesario de una casa y en el que se encuentran actualmente visitando Zacatecas.

Para poder dejar atrás la vida rutinaria de banquero y de maestra, le tomó a este matrimonio ocho años para ahorrar y comprar una camioneta viajera en la que pudieran embarcar su viaje de un año desde Argentina hasta Alaska, lo que al final, se volvió una aventura de más de una década que hasta la fecha no tiene fin.

Hay que aclarar que Germán, Patri e Inti no son turistas, pues según sus palabras, el turista “consume”; ellos son viajeros, ya que absorben la cultura, la humanidad, la riqueza, la cultura, la calidez de los lugares a los que llegan, mismos que procuran que no sean realimente turísticos, sino que sean ciudades o pueblos auténticos, conservados, puros.

Ellos se hacen llamar “amunches”, palabra proveniente del dialecto mapuche, que se traduce en “hombre que anda”, a lo que señaló Germán, “ésa es la esencia de todos, porque vos estás en la búsqueda, andás permanentemente, es un andar constante del ser humano”.

Las adversidades

Si bien es una experiencia utópica con la cual se sienten felices, para los amunches no siempre ha sido fácil, pues compartieron que, tras cuatro años y medio de haber zarpado de su tierra natal, al encontrarse en Guatemala y ver que a un mes del año y no llegaban aún a Alaska, varias preguntas invadieron su travesía, ya que además el dinero no parecía alcanzarles hasta el destino, lo que conllevó a replantear el sentido de su aventura.

Fue entonces cuando abrazaron la idea del “presente, vivir el momento”. Hoy es lo único que tienen, y es al hoy al que se van a enfocar, el futuro ya traerá consigo las soluciones y las provisiones. Así lo resume una frase que es casi la definición de esta familia: donde estemos juntos, es nuestro hogar.

Un estilo de vida

Tras 15 años de ruta, Germán y Patri tuvieron que explotarse al cien, pues si de algo estaban seguros, era que querían vivir así, viajando, conociendo y, por ende, de ello debían vivir, los ahorros no eran eternos.

Es por ello que la fotografía, las charlas en escuelas, como la confianza con la gente al lugar al que llegan, les ha permitido perpetuar su deseo por transitar los caminos de América, donde en cada lugar que llegan ofrecen y comparten sus experiencias, venden sus fotos (Patri tiene un libro de ellas), entre otras cosas, de las cuales reciben fondos para seguir al pie del cañón.

¿Se puede confiar en la gente y los lugares desconocidos?

A esta pregunta, la pareja afirmó con certeza que se puede. “Es mucha más la gente linda que la gente que te va a hacer daño”, dijo Germán, a lo cual Patri añadió “naturalmente las personas son muy buenas”, descartando que luego de más de una década de viaje no han sufrido ningún problema mayor más que las cosas cotidianas.

Germán incluso agregó que tanto su familia como la de su esposa, han sufrido más inconvenientes como robos, en sus lugares fijos, riéndose de lo irónica que a veces es la vida, pues es con esta confianza con la que avanzan día con día, misma que los ha resguardado en sus trayectos.

Una familia normal

¿La comida? ¿La salud? ¿La escuela? ¿La higiene? Son varias las interrogantes que surgen al respecto, pues parece increíble que se hayan permitido una vida nómada sin nada establecido durante tanto tiempo y sin aparentes mayores complicaciones.

Su hija, Inti, la cual nació en el transcurso de la aventura, actualmente estudia la escuela en el autobús a lo largo de los viajes, siendo su mamá, Patri, la maestra que le enseña todas las asignaturas que el sistema educativo argentino les pide, y el cual lleva al tanto su educación a distancia, por lo cual, sin problema ella no ha perdido grados ni cursos.

Por otro lado, claro que se enferman, pero como cualquier otra persona, acuden al doctor donde estén y compran las medicinas, sí, así de sencillo. Si al lugar al que llegan hacen algún amigo médico, odontólogo, etc., pues ya está, reciben su apoyo y cubren ese rubro.

Así mismo el camión escolar, con su color tradicional amarillo, es prácticamente una casa: tiene su sala, su comedor, su cocina, su baño, su regadera, su closet, su cama, y hasta espacio para macetas, libros y mascotas, todo en un orden tan agradable y armónico que impresiona desde el primer escalón de la entrada. Es fascinante.

Zacatecas

El Estado de Zacatecas es por ahora su hogar, en el cual pretenden pasar un mes aproximadamente, siendo la capital, Guadalupe, Jerez, Sombrerete y Villanueva algunas de sus posibles paradas, donde buscan impregnarse de la esencia zacatecana, como regalar lo que su experiencia les ha brindado: el valor de ser feliz, en su caso viajando. Sin miedo.

¿Por qué Zacatecas? –Patri respondió que había escuchado y leído sobre la entidad, cuya primera impresión de autenticidad (del estado) le bastó para poder señalarla con el dedo como próximo arribo, y es por eso que están ahora aquí, listos para descubrir los rincones del estado.

Así pues, los amunches van recorriendo el continente sin saber cuál será su siguiente destino, y por ende, sin saber cuándo ni dónde concluirá esta historia, pues como la pareja argentina manifestó “cuando llegue el momento, ya se verá”.

“¡Dónde dormiremos hoy, papá?” le pregunta todas las noches la pequeña Inti de nueve años a sus padres, Germán y Patricia, una pareja de argentinos que ha viajado durante los últimos 15 años por toda Latinoamérica a bordo de un camión escolar, en el cual tienen todo lo necesario de una casa y en el que se encuentran actualmente visitando Zacatecas.

Para poder dejar atrás la vida rutinaria de banquero y de maestra, le tomó a este matrimonio ocho años para ahorrar y comprar una camioneta viajera en la que pudieran embarcar su viaje de un año desde Argentina hasta Alaska, lo que al final, se volvió una aventura de más de una década que hasta la fecha no tiene fin.

Hay que aclarar que Germán, Patri e Inti no son turistas, pues según sus palabras, el turista “consume”; ellos son viajeros, ya que absorben la cultura, la humanidad, la riqueza, la cultura, la calidez de los lugares a los que llegan, mismos que procuran que no sean realimente turísticos, sino que sean ciudades o pueblos auténticos, conservados, puros.

Ellos se hacen llamar “amunches”, palabra proveniente del dialecto mapuche, que se traduce en “hombre que anda”, a lo que señaló Germán, “ésa es la esencia de todos, porque vos estás en la búsqueda, andás permanentemente, es un andar constante del ser humano”.

Las adversidades

Si bien es una experiencia utópica con la cual se sienten felices, para los amunches no siempre ha sido fácil, pues compartieron que, tras cuatro años y medio de haber zarpado de su tierra natal, al encontrarse en Guatemala y ver que a un mes del año y no llegaban aún a Alaska, varias preguntas invadieron su travesía, ya que además el dinero no parecía alcanzarles hasta el destino, lo que conllevó a replantear el sentido de su aventura.

Fue entonces cuando abrazaron la idea del “presente, vivir el momento”. Hoy es lo único que tienen, y es al hoy al que se van a enfocar, el futuro ya traerá consigo las soluciones y las provisiones. Así lo resume una frase que es casi la definición de esta familia: donde estemos juntos, es nuestro hogar.

Un estilo de vida

Tras 15 años de ruta, Germán y Patri tuvieron que explotarse al cien, pues si de algo estaban seguros, era que querían vivir así, viajando, conociendo y, por ende, de ello debían vivir, los ahorros no eran eternos.

Es por ello que la fotografía, las charlas en escuelas, como la confianza con la gente al lugar al que llegan, les ha permitido perpetuar su deseo por transitar los caminos de América, donde en cada lugar que llegan ofrecen y comparten sus experiencias, venden sus fotos (Patri tiene un libro de ellas), entre otras cosas, de las cuales reciben fondos para seguir al pie del cañón.

¿Se puede confiar en la gente y los lugares desconocidos?

A esta pregunta, la pareja afirmó con certeza que se puede. “Es mucha más la gente linda que la gente que te va a hacer daño”, dijo Germán, a lo cual Patri añadió “naturalmente las personas son muy buenas”, descartando que luego de más de una década de viaje no han sufrido ningún problema mayor más que las cosas cotidianas.

Germán incluso agregó que tanto su familia como la de su esposa, han sufrido más inconvenientes como robos, en sus lugares fijos, riéndose de lo irónica que a veces es la vida, pues es con esta confianza con la que avanzan día con día, misma que los ha resguardado en sus trayectos.

Una familia normal

¿La comida? ¿La salud? ¿La escuela? ¿La higiene? Son varias las interrogantes que surgen al respecto, pues parece increíble que se hayan permitido una vida nómada sin nada establecido durante tanto tiempo y sin aparentes mayores complicaciones.

Su hija, Inti, la cual nació en el transcurso de la aventura, actualmente estudia la escuela en el autobús a lo largo de los viajes, siendo su mamá, Patri, la maestra que le enseña todas las asignaturas que el sistema educativo argentino les pide, y el cual lleva al tanto su educación a distancia, por lo cual, sin problema ella no ha perdido grados ni cursos.

Por otro lado, claro que se enferman, pero como cualquier otra persona, acuden al doctor donde estén y compran las medicinas, sí, así de sencillo. Si al lugar al que llegan hacen algún amigo médico, odontólogo, etc., pues ya está, reciben su apoyo y cubren ese rubro.

Así mismo el camión escolar, con su color tradicional amarillo, es prácticamente una casa: tiene su sala, su comedor, su cocina, su baño, su regadera, su closet, su cama, y hasta espacio para macetas, libros y mascotas, todo en un orden tan agradable y armónico que impresiona desde el primer escalón de la entrada. Es fascinante.

Zacatecas

El Estado de Zacatecas es por ahora su hogar, en el cual pretenden pasar un mes aproximadamente, siendo la capital, Guadalupe, Jerez, Sombrerete y Villanueva algunas de sus posibles paradas, donde buscan impregnarse de la esencia zacatecana, como regalar lo que su experiencia les ha brindado: el valor de ser feliz, en su caso viajando. Sin miedo.

¿Por qué Zacatecas? –Patri respondió que había escuchado y leído sobre la entidad, cuya primera impresión de autenticidad (del estado) le bastó para poder señalarla con el dedo como próximo arribo, y es por eso que están ahora aquí, listos para descubrir los rincones del estado.

Así pues, los amunches van recorriendo el continente sin saber cuál será su siguiente destino, y por ende, sin saber cuándo ni dónde concluirá esta historia, pues como la pareja argentina manifestó “cuando llegue el momento, ya se verá”.

Mundo

EU confirma ataque de Israel a Irán

Irán activó su sistema de defensa aérea sobre varias ciudades

Literatura

Amparo Dávila: A cuatro años del fallecimiento de la escritora zacatecana

Amparo Dávila es una de las escritoras más importantes de nuestro país y fue pionera en el género del cuento fantástico

Exposiciones

'Sinestesia tropical' llega a la Casa Municipal de Cultura

Las piezas expuestas son autoría de Anderson Londoño, Gerardo Fernández, Rafael Ordoñez y Diego Montoya

Doble Vía

Según la Profeco estos son los mejores jabones de tocador

El análisis de la Profeco se centró en diversos aspectos de estos productos