La Diócesis de Zacatecas anunció que una vez que los municipios pasen a semáforo naranja, se podrán llevar a cabo ceremonias religiosas de bautismos, bodas y 15 años, aunque tendrán restricciones.
Se estableció que aún no se llevarán a cabo confirmaciones y primeras comuniones.
En un documento firmado por el obispo Sigifredo Noriega Barceló, se señala que después de seis meses de restricciones en la celebración de los Sacramentos y la participación presencial de los fieles, se planteó la necesidad de reabrir más espacios y tiempos para las celebraciones litúrgicas. Después de haber reiniciado la celebración Eucarística con un número limitado de fieles, se discernió sobre la oportunidad de reiniciar -con prudencia, cuidado y diligencia- la celebración ordinaria de Bautismos, Matrimonios y XV años.
Por ello, se actualizan las normas dadas acerca de los Bautismos, Matrimonios y Misas de XV años. Esperamos que pronto –si siguen disminuyendo los contagios- podamos abrir la posibilidad de “Confirmaciones y Primeras Comuniones”, se reitera en el documento.
Las indicaciones dadas sobre los demás Sacramentos, Sacramentales, Celebraciones Patronales y otras Actividades Pastorales siguen vigentes mientras no se diga lo contrario.
Las Comisiones y Dimensiones para la Pastoral Diocesana darán indicaciones acerca de lo que corresponde en sus campos.
El criterio del orden y la gradualidad en la reapertura siguen vigentes.
Asimismo, en el documento se hace hincapié en que a fin de que se siga avanzando en la reapertura pastoral y en la contribución para que los contagios disminuyan, se deben seguir (como hasta ahora) criterios, indicaciones e instrucciones para las celebraciones litúrgicas mencionadas
En general:
1. Reiniciaremos estas celebraciones litúrgicas cuando el semáforo estatal indique el color naranja en los municipios donde se ubiquen las Parroquias. El color del semáforo puede ser diferente al de la indicación federal e irá cambiando de acuerdo a los riesgos de contagio en las regiones.
2. Observar con responsabilidad, respeto y eficiencia los protocolos ordenados por las Autoridades Sanitarias son una muestra exquisita de colaboración en el cuidado del bien común de la salud. Esto implica observar, en cada caso y en todo momento, las medidas de higiene y prevención.
3. Celebrar con dignidad y prudencia los santos misterios implica observar la normativa de la Iglesia Universal y las indicaciones pastorales de la Iglesia Diocesana. La liturgia debe expresar siempre que la comunión con la Iglesia se hace realidad en cada comunidad.
4. Las celebraciones litúrgicas, las ceremonias y las costumbres que les acompañan son una buena ocasión para insistir en la responsabilidad social: se trata de favorecer un ambiente sano y saludable donde no haya contagios. Esto implica no ser ocasión de aglomeraciones fuera del templo y más allá del atrio. Hay que tomar las debidas precauciones en las felicitaciones y en la toma de fotografías, selfies, videos, etc.
5. La caridad pastoral nos exige invitar a los fieles a la prudencia y al cuidado de los presentes en la asamblea. Es muy recomendable que no asistan ni participen personas vulnerables, o que tienen algún síntoma de resfriado, o algún malestar que pueda ser causa de contagio.
6. La caridad pastoral nos exige ser corresponsables en todo momento y ante cualquier circunstancia La reanudación de las celebraciones litúrgicas son una oportunidad para evitar actitudes y acciones temerarias y/o escrúpulos extremistas. Se trata de asumir una sana y sabia prudencia que busca el bien integral de personas y comunidades.
7. Para contribuir a disminuir el riesgo de contagios entre los presentes es necesario reducir al mínimo el número de integrantes de coros o conjuntos musicales. Todos deben observar los protocolos sanitarios.
8. Si la emergencia sanitaria se agravase existe la posibilidad de dejar sin efecto estas indicaciones. De igual manera, la Autoridad Sanitaria puede invitar a cerrar un Templo cuando no se cumplan debidamente los protocolos sanitarios.
En particular:
Para la celebración del Rito del Bautismo:
1. Usar el Ritual para el Bautismo de los Niños debidamente desinfectado.
2. Es necesario celebrar el Bautismo fuera de la Eucaristía para disminuir el tiempo de congregación de fieles.
3. Que solamente estén presentes los bautizandos, los papás y padrinos. Que el bautizando, si es pequeño, sea cargado sólo por una persona, de preferencia la mamá.
4. Limitar el número de Bautismos, por ocasión, para que no se congregue un número elevado de fieles.
5. Que los ministros y los fieles estén separados con una distancia prudente y usen su cubreboca correctamente durante toda la celebración.
6. Que las manos del ministro, de los papás y padrinos, y todas las cosas que se utilizarán para la celebración estén limpias y desinfectadas.
7. Que las unciones se hagan con un algodón o cotonete.
8. Que el agua bautismal sea utilizada una sola vez.
9. Evitar el bautismo por inmersión y el rito del ‘effetá’.
Para la celebración del Rito del Matrimonio dentro de la Eucaristía:
1. Limitar el número de fieles para evitar la aglomeración. Todos deberán cumplir las medidas de prevención.
2. Que los contrayentes utilicen en todo momento el cubreboca (sólo podrán retirarlo para pronunciar las palabras del consentimiento). Es necesario un encuentro previo con los contrayentes para explicarles lo conducente.
3. La celebración del matrimonio incluye ritos explicativos (anillos, arras, lazo…) que implican el intercambio de objetos. Sugerimos que éstos estén desinfectados desde el inicio y disponibles sobre una mesita cercana.
4. Antes de la liturgia del matrimonio e inmediatamente después, ofrecer gel antibacterial a los contrayentes para que desinfecten sus manos. Asimismo, el ministro, antes y después de la liturgia del matrimonio, deberá desinfectar sus manos.
5. Que los padrinos permanezcan en su lugar durante la liturgia matrimonial.
6. Que la comunión sea dada a los nuevos esposos sólo bajo la especie del pan.
7. Desinfectar las manos antes y después de la firma y entrega de los documentos.
Para las Misas de XV años:
1. Celebrarse en horario diferente a la Misa del día.
2. Reunirse días antes de la celebración para explicar los protocolos sanitarios y litúrgicos.
3. Insistir en la necesidad de evitar aglomeraciones en el atrio y en los festejos.
4. Observar todo lo que se recomienda para una celebración digna, sana y festiva.
5. Corresponde al celebrante discernir lo conducente ya que las circunstancias de lugares y tiempos pueden variar de parroquia a parroquia.
