Zacatecas, Zac.- De regreso a casa, ayer viernes por la noche, me pareció extraño ver a tantas y tantas personas caminando al lado de la carretera. Algunas cargaban mochilas, otras una botella de agua en la mano y unas más se apoyaban de palos o tubos que usaban a manera de bastón. Una razón mantiene con fuerzas para seguir su camino a esas personas, y es su devoción por San Judas Tadeo.
Me detuve, bajé del coche y pregunté a dónde se dirigían. Todos ellos iban a Villanueva, en peregrinación para visitar a San Judas Tadeo, el 28 de octubre cuando comience a amanecer.
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José Juárez Rodríguez es el organizador de una de las peregrinaciones que va hasta Villanueva, apenas hace dos años que tomó la batuta de la organización, y es que en entrevista para El Sol de Zacatecas dijo que su padre (Refugio Juárez Dorado) inició formalmente con la organización desde hace 28 años, pero al fallecer, él comenzó a hacerse cargo de la organización.
El 26 de octubre, en la parroquia de la Sagrada Familia, se realizó la misa de salida, a las 10 de la noche. Al finalizar la ceremonia religiosa, los peregrinos comienzan su camino; el plan es que lleguen entre cuatro y cinco de la mañana del día 27 a Malpaso. Allí acampan para descansar un rato, porque el camino aún es largo.
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Los caminantes retomarán el camino, ahora sí hasta llegar a Villanueva. Tienen contemplado llegar entre tres y cuatro de la madrugada a Villanueva y esperarán a que el reloj marque las siete de la mañana, para terminar su recorrido con una misa frente al santo que ofrecen sus pasos.
Una cifra exacta de las personas que se congregan en esta peregrinación no la tienen, pero lo que sí tienen seguro es que la Peregrinación a Pie Zacatecas-Villanueva “26-28 de octubre” como ellos la llaman, es la primera peregrinación que se realizó de la capital de cantera y plata hacia el municipio villanovense.
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Con el frío calando en las manos, en la espalda, en el rostro… con el cansancio y la noche a cuestas hay algo que mueve a todos los peregrinos, lo que los mantiene dando un paso tras otro es la fe por San Judas, la esperanza de llegar al templo y orar, quizá en silencio, pero con el júbilo por dentro.
“Es una experiencia muy bonita, te sientes bien con Dios”, dijo José Juárez Rodríguez durante la entrevista, y aunque el desgaste durante la organización del evento es mucho, confía en que “Dios algún día se lo recompensará”.
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