/ viernes 12 de mayo de 2017

Veintisiete años de la visita del Papa a Zacatecas

“Y una Catedral, y unacampana mayor que, cuando suena, simultánea con el primer claríndel primer gallo, en las avemarías, me da lástima que no laescuche el Papa”. Ramón López Velarde, “LaBizarra Capital de mi estado”.

Ese 12 de mayo de 1990 sonaron al mismo tiempo todas lascampanas de las parroquias de la Diócesis de Zacatecas, anunciandola visita del Papa Juan Pablo II.

Hoy, 27 años después, aún quedadetenido el tiempo en el recuerdo del día en que un Santo bajóhasta ciudad de cantera y plata, la ciudad deZacatecas.

Su Santidad fue recibido en el Aeropuerto Internacional deZacatecas por el Cardenal Javier Lozano Barragán, XII Obispo deZacatecas, y el entonces gobernador Genaro Borrego Estrada;posteriormente, fue trasladado a la ciudad de Zacatecas, donde abordo del Papamóvil, recorrió el centro de la ciudad, y donde,fuera de todo programa, pidió hacer un alto en el camino parabajar en Catedral, recordando el verso de Ramón LópezVelarde.

En Catedral bajó del vehículo, e hincado oró ante la imagende Nuestra Señora de los Zacatecas.

Posteriormente, escuchó la campana mayor.

Bracho

Bracho, fue el lugar que se escogió para que el papa Juan PabloII celebrara la ceremonia religiosa en Zacatecas. El historiadorBernardo del Hoyo Calzada recuerda que fue en la capilla de Brachopor varias razones; primero, porque se consideraba la Capilla másantigua de Zacatecas; segundo, porque era lugar de reunión de laCofradía que hacia la Morisma de Bracho; y tercero, porque era elsitio geográfico más apropiado para recibir a más de 1 millónde personas. Se trata de un lugar santificado desde el siglo XVI,con una antigua capilla de hacienda de beneficio de metales, comotambién por su cañada conocida desde muy antiguo como la Cañadade Bracho, un anfiteatro natural al aire libre, en la que sepodrían caber miles de personas. El Papa fue recibido por un coromonumental con más de 500 voces, preparado por el Maestro don LuisFélix Serrano.

Herón

En el aeropuerto, el Papa estuvo con el niño José HerónBadillo Mireles, quien después de ese encuentro empezó a mostraruna recuperación milagrosa. El niño se curó de leucemia cuandoya estaba desahuciado. El menor fue besado en la frente por el SumoPontífice, después de que soltaron una paloma blanca a volar. Yaunque este milagro no fue reconocido por la Iglesia católica enel proceso que llevó a la Santificación de San Juan Pablo II, porhaber sido realizado en vida, fue una de las muestras del milagrodel niño Herón.

La homilía

En Bracho, el Papa Juan Pablo II dio la Santa Misa para losCampesinos, los Mineros y los Emigrantes. “¿No es éste elcarpintero, el hijo de María?” (Mc 6, 3). 1. Esta era lapregunta que se hacía la gente de Nazaret cuando Jesús comenzó aenseñar, un sábado, allí mismo en su tierra. Mientras Jesúscumplía su misión mesiánica, «la multitud, al oírle quedabamaravillada y decía: “¿De dónde le viene esto? Y ¿quésabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechospor sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo deMaría...?”» (Ibíd. 6, 23) Sí, es cierto, Jesucristo, el HijoUnigénito del Padre eterno que ha revelado la sabiduría divina através de sus propias palabras, que ha revelado la potencia deDios por medio de sus obras, ¡era el carpintero, nacido de María!De esta manera, el Hijo de Dios quiso hacerse semejante a todos lostrabajadores, a vosotros, queridos hermanos y hermanas, quetranscurrís vuestros días dedicados a un trabajo duro y fatigoso.El Hijo de Dios, ocupándose durante la mayor parte de su vidaterrena, día tras día, en un trabajo manual, pone de manifiestola gran dignidad del trabajo humano. Puede decirse, de algún modo,que éste es el primer evangelio que Cristo predica.

2. El Papa desea dirigirse hoy enparticular a los trabajadores: a los campesinos, a los mineros, atodos los que con su actividad laboral son la base y el fundamentode la vida social del Estado de Zacatecas y a todos los que con susudor cooperan cada día en la construcción de la RepúblicaMexicana.

Saludo también a quienes os siguen siempre con especial afecto:al señor obispo monseñor Javier Lozano Barragán, a lossacerdotes, a los religiosos y religiosas. Mi saludo va asimismo alas autoridades y a todas las familias, a los pobladores de estaregión y a los habitantes de esta hermosa ciudad de Zacatecas.Un poeta nacido en estas tierras deseabaque el Papa pudiera escuchar las campanas de la catedral: ya las heoído con gozo, como he oído también vuestros cantos llenos dealegría. Saludo igualmente a los venidos de diócesis vecinas comoGuadalajara, San Luis Potosí, León, Querétaro, Celaya, Autlán,Ciudad Guzmán, Tepic y otras. A todos dirijo mi saludo entrañablecolmado por el gozo de sentirnos íntimamente unidos en la fe y enel amor.

Quiero recordar también a quienes,por diversas circunstancias, han debido emigrar de esta tierra,viéndose obligados a buscar en otra su sustento. También Jesús,como muchos de vosotros o de vuestros compatriotas, hubo de emigrarde su tierra, siendo todavía niño, para huir de la injustapersecución de Herodes. Sí, el Señor sufrió también lainjusticia de tener que abandonar su tierra.

3. “Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar laPalabra de Dios” (Hch 13, 46), hemos escuchado en la primeralectura de nuestra celebración eucarística. Al igual que losApóstoles en aquellos tiempos, la Iglesia de nuestros días esconsciente de este deber. Es necesario proclamar la palabra de Diosa todos los hombres, porque Cristo, enviado del Padre, vino paraser luz del mundo, para llevar la salvación hasta los confines dela tierra (cf. Hch 13, 47). En una época como la nuestra, marcadaprofundamente por el dinamismo del trabajo humano, la Iglesiasiente la urgente necesidad de proclamar la palabra de Dios, elevangelio, de modo particular a los hombres del trabajo yprecisamente sobre el tema del trabajo. Los tiempos actualesreclaman de manera apremiante que siga anunciándose “elevangelio del trabajo”. La Iglesia, atenta siempre a los signosde los tiempos, no ha dejado de anunciar el mensaje evangélicosobre el trabajo y los problemas relacionados con él. Por estomismo, el Papa quiere hoy invitar a todos a acoger con alegría lapalabra de Dios, el evangelio del trabajo, a redescubrir en Cristo,al Hijo de Dios, el carpintero, como modelo de vuestras vidas detrabajadores cristianos. 4. Como Pastor de la Iglesia universalvengo a visitaros, queridísimos hermanos y hermanas, para traerosun mensaje de esperanza, un llamado a construir una sociedadfundada en el amor, en la solidaridad, en la justicia. Al verosaquí, campesinos, mineros, hombres y mujeres del mundo deltrabajo, mi corazón se eleva en acción de gracias por el don dela fe que, como gran tesoro supieron cultivar vuestros antepasadosy que vosotros tratáis de encarnar en vuestras vidas y transmitira vuestros hijos. Vienen a mi mente y a mi corazón aquellaspalabras de Jesús: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y dela tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes yse las has revelado a pequeños” (Mt 11, 25). Hoy, en Zacatecas,entre vosotros, esta plegaria del Señor resuena con tono vibranteporque a los sencillos de corazón ha querido Dios manifestar lasriquezas de su Reino.

Vosotros, campesinos, cumplíscabalmente el mandato del Señor de cultivar la tierra para queproduzca los alimentos necesarios al sustento de todos. ¡Cuántosde vosotros pasáis toda la vida sometidos al duro trabajo delcampo, recibiendo quizás salarios insuficientes, sin la esperanzade conseguir un día un pedazo de tierra en propiedad, conproblemas de vivienda, de inseguridad social, preocupados por elporvenir de vuestros hijos! Y los que sois pequeños propietarios,¡cuántas dificultades debéis de afrontar para obtener créditossuficientes con intereses moderados, cuántos riesgos hasta llevarla cosecha a buen término, cuántas dificultades para conseguiruna mejor capacitación agrícola!

Ante este panorama, a muchos asalta la tentación seductora demarcharse a la ciudad donde, por desgracia, se verán obligados aaceptar condiciones de vida todavía mas deshumanizantes. Lasolución a los nuevos problemas del campo requiere lacolaboración solidaria de todos los sectores de la sociedad. Hoyel trabajo agrícola está vinculado a la comercialización de losproductos, a su adecuada distribución, a los mecanismoseconómicos y jurídicos que deciden la política comercial a nivelnacional e internacional. Mas, no es justo que intereses de grupos,no tengan en cuenta las exigencias del bien común ni lasnecesidades cada día mas insoslayables de los campesinos, y ponganla ganancia a toda costa como única meta a conseguir. 5. Vosotros,mineros, lleváis las marcas de la dureza de la mina de dondeextraéis los minerales que durante siglos han sido fuente deriqueza para México. En vuestros semblantes se dejan traslucir lasseñales de la soledad, de la fatiga, de las privaciones propias deuna vida austera que ha forjado en vosotros un temple recio, capazde resistir al cansancio, al sufrimiento y a la adversidad. Conozcolas dificultades de vuestra situación actual y quiero asegurarosque la Iglesia, como Madre solícita de todos, os acompaña envuestras legítimas aspiraciones. Como ya indiqué en mi Encíclicasobre el trabajo humano «la Iglesia está vivamente comprometidaen esta causa, porque la considera como su misión, su servicio,como la verificación de su fidelidad a Cristo, para serverdaderamente la “Iglesia de los pobres”» (Laborem exercens,8). Sed vosotros mismos, queridos trabajadores, asistidos siemprepor vuestra fe en Dios y por vuestra honradez, por vuestro esfuerzocolectivo y apoyándoos en adecuadas formas de asociación paradefender vuestros derechos, los artífices incansables de undesarrollo integral, que tenga el sello de vuestra propia humanidady de vuestra concepción cristiana de la vida. Los valores y actitudes del hombre del campo, dela mina, como son la sabiduría característica de quien está encontacto con la naturaleza, la capacidad de ser agradecidos y decompartir con los demás, la sencillez de vuestras costumbres, lapiedad popular, especialmente, vuestra acendrada devoción a laSantísima Virgen, el amor a la familia, y el sentido transcendentede la vida son un tesoro que habéis de conservar y hacerfructificar en bien de toda la comunidad nacional.Especialmente a lo largo de este último siglo, cuando másacuciantes se han hecho los problemas laborales, la Iglesia hadejado oír su voz con insistencia, bien para denunciar la injustadegradación a la que en tantas ocasiones se ven sometidos lostrabajadores, bien para proclamar la dignidad y el valor de todotrabajo humano. La Iglesia, también cuando habla sobre el trabajohumano, no cesa de proclamar la palabra de Dios. 6. El evangeliodel trabajo nos enseña que cualquier labor humana, por difícilesque sean las circunstancias en que se realice, puede y debe serfuente de progreso social y de maduración personal. Sí, vuestrotrabajo, en el campo o en la mina, cualquier ocupación humanahonesta, puede y debe ser ocasión para alabar a Dios y encontrar aCristo. Sí, el trabajo debe ser instrumento de vuestro desarrollohumano y sobrenatural. Es el medio habitual que el hombre tienepara forjar también su destino eterno. Esta es la gran dignidaddel trabajo humano. El cristiano ha de contemplar con los ojos dela fe su propio trabajo. En él puede descubrir un horizonte degrandeza para la propia vida; a medida que pongáis en práctica elevangelio, comprenderéis que vuestra tarea habitual, en el campo,en la mina, allá donde desarrolléis vuestra actividad laboral, osconduce a la plenitud de vuestro existir cuando sabéis convertirlaen ofrenda grata a Dios. ¡Haceos imitadores de Cristo! El es laluz para las naciones (cf. Hch 13, 47). Jesús de Nazaret, elcarpintero, ilumina con su vida de trabajo vuestra vida detrabajadores cristianos. Vosotros, hombres y mujeres del mundolaboral, iluminad también vuestro ambiente de trabajo con la luzde Cristo y divulgad con vuestras vidas la palabra de Dios. 7.¡Acoged el evangelio del trabajo! Sólo así sabréis afrontar lasdificultades con espíritu cristiano, con decisión y valentía,esforzándoos por encontrar las soluciones mejores a los diversosproblemas laborales. Con la valentía propia del cristiano que, sinadmitir odios ni venganzas, sabe ser fuerte para cumplir cabalmentesus deberes y exigir el cabal cumplimiento de sus derechos. Convalentía cristiana, que no acepta el pesimismo ni la desesperanza;que impide refugiarse en el consuelo fácil de los placeresefímeros, como el alcohol, o la droga; que no recurre a falsassoluciones, cuyo único efecto es destruir la dignidad humana comola prostitución, la delincuencia o la complicidad con lacorrupción; que rechaza cualquier ofrecimiento que impliquecolaborar en la difusión del mal para asegurarse una mejorposición económica. Sabréis también de este modo, afrontar lasdificultades laborales con sentido de responsabilidad, conscientesde que el presente y el futuro de vuestra Patria está también envuestras manos y depende de vuestro trabajo. Vuestra tierra os pideun esfuerzo generoso, decidido, lleno de sana ambición para elmomento actual y para el futuro. 8. “Bendito seas, Señor, Diosdel universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo delhombre que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos, élserá para nosotros pan de vida”(Lit. Euchar., Offertorium) . Conestas palabras alaba la Iglesia a Dios cada día en la liturgiaeucarística, ofreciéndole el pan y el vino, fruto de la tierra,fruto de la vid, y del trabajo del hombre. Así la Iglesia presentacada día a Dios el trabajo humano, el trabajo físico ointelectual, para que el Señor lo acoja junto con el sacrificoredentor el trabajo divino de su Hijo Jesucristo. El trabajohumano, al prolongar la obra creadora de Dios, unido al sacrificiode Cristo, es convertido por El en fuente de vida eterna. “Cantadal Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”. Sonpalabras de la liturgia de hoy. Ciertamente Dios ha hechomaravillas, destinándolas a todos los hombres. Por eso todosnosotros hemos de cantar al Señor. Y hemos de cantar un cánticonuevo, el canto de nuestro trabajo que presenta a Dios los donesrecibidos de sus manos, transformados por nuestro esfuerzo.“Cantad al Señor un cántico nuevo” (Sal 97 [96], 1). Convuestro trabajo diario, ¡cantad al Señor! Desde el campo, desdela mina, con vuestro esfuerzo, con vuestro sudor, con vuestra vidade trabajo sacrificada y alegre, ¡cantad al Señor! Con vuestravida entera de campesinos cristianos, de mineros cristianos, deemigrantes cristianos, ¡cantad al Señor! ¡Alabad al Señor convuestras vidas todos los trabajadores mexicanos! 9. “¿No eséste el carpintero, el hijo de María?” (Mc 6, 3). Sí, Jesús,aquel carpintero de Nazaret, es el hijo de María. Para vosotros,trabajadoras y trabajadores de México, María es también vuestraMadre. Que desde sus santuarios, y particularmente desde su sede deGuadalupe, María vele sobre el trabajo de todos sus hijos e hijasmexicanos. Que Ella os acerque, a vosotros y vuestro trabajo, a suHijo, el Carpintero. Este Carpintero de Nazaret es el Redentor delhombre. Él es el Salvador del mundo.

“Y una Catedral, y unacampana mayor que, cuando suena, simultánea con el primer claríndel primer gallo, en las avemarías, me da lástima que no laescuche el Papa”. Ramón López Velarde, “LaBizarra Capital de mi estado”.

Ese 12 de mayo de 1990 sonaron al mismo tiempo todas lascampanas de las parroquias de la Diócesis de Zacatecas, anunciandola visita del Papa Juan Pablo II.

Hoy, 27 años después, aún quedadetenido el tiempo en el recuerdo del día en que un Santo bajóhasta ciudad de cantera y plata, la ciudad deZacatecas.

Su Santidad fue recibido en el Aeropuerto Internacional deZacatecas por el Cardenal Javier Lozano Barragán, XII Obispo deZacatecas, y el entonces gobernador Genaro Borrego Estrada;posteriormente, fue trasladado a la ciudad de Zacatecas, donde abordo del Papamóvil, recorrió el centro de la ciudad, y donde,fuera de todo programa, pidió hacer un alto en el camino parabajar en Catedral, recordando el verso de Ramón LópezVelarde.

En Catedral bajó del vehículo, e hincado oró ante la imagende Nuestra Señora de los Zacatecas.

Posteriormente, escuchó la campana mayor.

Bracho

Bracho, fue el lugar que se escogió para que el papa Juan PabloII celebrara la ceremonia religiosa en Zacatecas. El historiadorBernardo del Hoyo Calzada recuerda que fue en la capilla de Brachopor varias razones; primero, porque se consideraba la Capilla másantigua de Zacatecas; segundo, porque era lugar de reunión de laCofradía que hacia la Morisma de Bracho; y tercero, porque era elsitio geográfico más apropiado para recibir a más de 1 millónde personas. Se trata de un lugar santificado desde el siglo XVI,con una antigua capilla de hacienda de beneficio de metales, comotambién por su cañada conocida desde muy antiguo como la Cañadade Bracho, un anfiteatro natural al aire libre, en la que sepodrían caber miles de personas. El Papa fue recibido por un coromonumental con más de 500 voces, preparado por el Maestro don LuisFélix Serrano.

Herón

En el aeropuerto, el Papa estuvo con el niño José HerónBadillo Mireles, quien después de ese encuentro empezó a mostraruna recuperación milagrosa. El niño se curó de leucemia cuandoya estaba desahuciado. El menor fue besado en la frente por el SumoPontífice, después de que soltaron una paloma blanca a volar. Yaunque este milagro no fue reconocido por la Iglesia católica enel proceso que llevó a la Santificación de San Juan Pablo II, porhaber sido realizado en vida, fue una de las muestras del milagrodel niño Herón.

La homilía

En Bracho, el Papa Juan Pablo II dio la Santa Misa para losCampesinos, los Mineros y los Emigrantes. “¿No es éste elcarpintero, el hijo de María?” (Mc 6, 3). 1. Esta era lapregunta que se hacía la gente de Nazaret cuando Jesús comenzó aenseñar, un sábado, allí mismo en su tierra. Mientras Jesúscumplía su misión mesiánica, «la multitud, al oírle quedabamaravillada y decía: “¿De dónde le viene esto? Y ¿quésabiduría es ésta que le ha sido dada? ¿Y esos milagros hechospor sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo deMaría...?”» (Ibíd. 6, 23) Sí, es cierto, Jesucristo, el HijoUnigénito del Padre eterno que ha revelado la sabiduría divina através de sus propias palabras, que ha revelado la potencia deDios por medio de sus obras, ¡era el carpintero, nacido de María!De esta manera, el Hijo de Dios quiso hacerse semejante a todos lostrabajadores, a vosotros, queridos hermanos y hermanas, quetranscurrís vuestros días dedicados a un trabajo duro y fatigoso.El Hijo de Dios, ocupándose durante la mayor parte de su vidaterrena, día tras día, en un trabajo manual, pone de manifiestola gran dignidad del trabajo humano. Puede decirse, de algún modo,que éste es el primer evangelio que Cristo predica.

2. El Papa desea dirigirse hoy enparticular a los trabajadores: a los campesinos, a los mineros, atodos los que con su actividad laboral son la base y el fundamentode la vida social del Estado de Zacatecas y a todos los que con susudor cooperan cada día en la construcción de la RepúblicaMexicana.

Saludo también a quienes os siguen siempre con especial afecto:al señor obispo monseñor Javier Lozano Barragán, a lossacerdotes, a los religiosos y religiosas. Mi saludo va asimismo alas autoridades y a todas las familias, a los pobladores de estaregión y a los habitantes de esta hermosa ciudad de Zacatecas.Un poeta nacido en estas tierras deseabaque el Papa pudiera escuchar las campanas de la catedral: ya las heoído con gozo, como he oído también vuestros cantos llenos dealegría. Saludo igualmente a los venidos de diócesis vecinas comoGuadalajara, San Luis Potosí, León, Querétaro, Celaya, Autlán,Ciudad Guzmán, Tepic y otras. A todos dirijo mi saludo entrañablecolmado por el gozo de sentirnos íntimamente unidos en la fe y enel amor.

Quiero recordar también a quienes,por diversas circunstancias, han debido emigrar de esta tierra,viéndose obligados a buscar en otra su sustento. También Jesús,como muchos de vosotros o de vuestros compatriotas, hubo de emigrarde su tierra, siendo todavía niño, para huir de la injustapersecución de Herodes. Sí, el Señor sufrió también lainjusticia de tener que abandonar su tierra.

3. “Era necesario anunciaros a vosotros en primer lugar laPalabra de Dios” (Hch 13, 46), hemos escuchado en la primeralectura de nuestra celebración eucarística. Al igual que losApóstoles en aquellos tiempos, la Iglesia de nuestros días esconsciente de este deber. Es necesario proclamar la palabra de Diosa todos los hombres, porque Cristo, enviado del Padre, vino paraser luz del mundo, para llevar la salvación hasta los confines dela tierra (cf. Hch 13, 47). En una época como la nuestra, marcadaprofundamente por el dinamismo del trabajo humano, la Iglesiasiente la urgente necesidad de proclamar la palabra de Dios, elevangelio, de modo particular a los hombres del trabajo yprecisamente sobre el tema del trabajo. Los tiempos actualesreclaman de manera apremiante que siga anunciándose “elevangelio del trabajo”. La Iglesia, atenta siempre a los signosde los tiempos, no ha dejado de anunciar el mensaje evangélicosobre el trabajo y los problemas relacionados con él. Por estomismo, el Papa quiere hoy invitar a todos a acoger con alegría lapalabra de Dios, el evangelio del trabajo, a redescubrir en Cristo,al Hijo de Dios, el carpintero, como modelo de vuestras vidas detrabajadores cristianos. 4. Como Pastor de la Iglesia universalvengo a visitaros, queridísimos hermanos y hermanas, para traerosun mensaje de esperanza, un llamado a construir una sociedadfundada en el amor, en la solidaridad, en la justicia. Al verosaquí, campesinos, mineros, hombres y mujeres del mundo deltrabajo, mi corazón se eleva en acción de gracias por el don dela fe que, como gran tesoro supieron cultivar vuestros antepasadosy que vosotros tratáis de encarnar en vuestras vidas y transmitira vuestros hijos. Vienen a mi mente y a mi corazón aquellaspalabras de Jesús: “Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y dela tierra, porque has ocultado estas cosas a sabios y prudentes yse las has revelado a pequeños” (Mt 11, 25). Hoy, en Zacatecas,entre vosotros, esta plegaria del Señor resuena con tono vibranteporque a los sencillos de corazón ha querido Dios manifestar lasriquezas de su Reino.

Vosotros, campesinos, cumplíscabalmente el mandato del Señor de cultivar la tierra para queproduzca los alimentos necesarios al sustento de todos. ¡Cuántosde vosotros pasáis toda la vida sometidos al duro trabajo delcampo, recibiendo quizás salarios insuficientes, sin la esperanzade conseguir un día un pedazo de tierra en propiedad, conproblemas de vivienda, de inseguridad social, preocupados por elporvenir de vuestros hijos! Y los que sois pequeños propietarios,¡cuántas dificultades debéis de afrontar para obtener créditossuficientes con intereses moderados, cuántos riesgos hasta llevarla cosecha a buen término, cuántas dificultades para conseguiruna mejor capacitación agrícola!

Ante este panorama, a muchos asalta la tentación seductora demarcharse a la ciudad donde, por desgracia, se verán obligados aaceptar condiciones de vida todavía mas deshumanizantes. Lasolución a los nuevos problemas del campo requiere lacolaboración solidaria de todos los sectores de la sociedad. Hoyel trabajo agrícola está vinculado a la comercialización de losproductos, a su adecuada distribución, a los mecanismoseconómicos y jurídicos que deciden la política comercial a nivelnacional e internacional. Mas, no es justo que intereses de grupos,no tengan en cuenta las exigencias del bien común ni lasnecesidades cada día mas insoslayables de los campesinos, y ponganla ganancia a toda costa como única meta a conseguir. 5. Vosotros,mineros, lleváis las marcas de la dureza de la mina de dondeextraéis los minerales que durante siglos han sido fuente deriqueza para México. En vuestros semblantes se dejan traslucir lasseñales de la soledad, de la fatiga, de las privaciones propias deuna vida austera que ha forjado en vosotros un temple recio, capazde resistir al cansancio, al sufrimiento y a la adversidad. Conozcolas dificultades de vuestra situación actual y quiero asegurarosque la Iglesia, como Madre solícita de todos, os acompaña envuestras legítimas aspiraciones. Como ya indiqué en mi Encíclicasobre el trabajo humano «la Iglesia está vivamente comprometidaen esta causa, porque la considera como su misión, su servicio,como la verificación de su fidelidad a Cristo, para serverdaderamente la “Iglesia de los pobres”» (Laborem exercens,8). Sed vosotros mismos, queridos trabajadores, asistidos siemprepor vuestra fe en Dios y por vuestra honradez, por vuestro esfuerzocolectivo y apoyándoos en adecuadas formas de asociación paradefender vuestros derechos, los artífices incansables de undesarrollo integral, que tenga el sello de vuestra propia humanidady de vuestra concepción cristiana de la vida. Los valores y actitudes del hombre del campo, dela mina, como son la sabiduría característica de quien está encontacto con la naturaleza, la capacidad de ser agradecidos y decompartir con los demás, la sencillez de vuestras costumbres, lapiedad popular, especialmente, vuestra acendrada devoción a laSantísima Virgen, el amor a la familia, y el sentido transcendentede la vida son un tesoro que habéis de conservar y hacerfructificar en bien de toda la comunidad nacional.Especialmente a lo largo de este último siglo, cuando másacuciantes se han hecho los problemas laborales, la Iglesia hadejado oír su voz con insistencia, bien para denunciar la injustadegradación a la que en tantas ocasiones se ven sometidos lostrabajadores, bien para proclamar la dignidad y el valor de todotrabajo humano. La Iglesia, también cuando habla sobre el trabajohumano, no cesa de proclamar la palabra de Dios. 6. El evangeliodel trabajo nos enseña que cualquier labor humana, por difícilesque sean las circunstancias en que se realice, puede y debe serfuente de progreso social y de maduración personal. Sí, vuestrotrabajo, en el campo o en la mina, cualquier ocupación humanahonesta, puede y debe ser ocasión para alabar a Dios y encontrar aCristo. Sí, el trabajo debe ser instrumento de vuestro desarrollohumano y sobrenatural. Es el medio habitual que el hombre tienepara forjar también su destino eterno. Esta es la gran dignidaddel trabajo humano. El cristiano ha de contemplar con los ojos dela fe su propio trabajo. En él puede descubrir un horizonte degrandeza para la propia vida; a medida que pongáis en práctica elevangelio, comprenderéis que vuestra tarea habitual, en el campo,en la mina, allá donde desarrolléis vuestra actividad laboral, osconduce a la plenitud de vuestro existir cuando sabéis convertirlaen ofrenda grata a Dios. ¡Haceos imitadores de Cristo! El es laluz para las naciones (cf. Hch 13, 47). Jesús de Nazaret, elcarpintero, ilumina con su vida de trabajo vuestra vida detrabajadores cristianos. Vosotros, hombres y mujeres del mundolaboral, iluminad también vuestro ambiente de trabajo con la luzde Cristo y divulgad con vuestras vidas la palabra de Dios. 7.¡Acoged el evangelio del trabajo! Sólo así sabréis afrontar lasdificultades con espíritu cristiano, con decisión y valentía,esforzándoos por encontrar las soluciones mejores a los diversosproblemas laborales. Con la valentía propia del cristiano que, sinadmitir odios ni venganzas, sabe ser fuerte para cumplir cabalmentesus deberes y exigir el cabal cumplimiento de sus derechos. Convalentía cristiana, que no acepta el pesimismo ni la desesperanza;que impide refugiarse en el consuelo fácil de los placeresefímeros, como el alcohol, o la droga; que no recurre a falsassoluciones, cuyo único efecto es destruir la dignidad humana comola prostitución, la delincuencia o la complicidad con lacorrupción; que rechaza cualquier ofrecimiento que impliquecolaborar en la difusión del mal para asegurarse una mejorposición económica. Sabréis también de este modo, afrontar lasdificultades laborales con sentido de responsabilidad, conscientesde que el presente y el futuro de vuestra Patria está también envuestras manos y depende de vuestro trabajo. Vuestra tierra os pideun esfuerzo generoso, decidido, lleno de sana ambición para elmomento actual y para el futuro. 8. “Bendito seas, Señor, Diosdel universo, por este pan, fruto de la tierra y del trabajo delhombre que recibimos de tu generosidad y ahora te presentamos, élserá para nosotros pan de vida”(Lit. Euchar., Offertorium) . Conestas palabras alaba la Iglesia a Dios cada día en la liturgiaeucarística, ofreciéndole el pan y el vino, fruto de la tierra,fruto de la vid, y del trabajo del hombre. Así la Iglesia presentacada día a Dios el trabajo humano, el trabajo físico ointelectual, para que el Señor lo acoja junto con el sacrificoredentor el trabajo divino de su Hijo Jesucristo. El trabajohumano, al prolongar la obra creadora de Dios, unido al sacrificiode Cristo, es convertido por El en fuente de vida eterna. “Cantadal Señor un cántico nuevo, porque ha hecho maravillas”. Sonpalabras de la liturgia de hoy. Ciertamente Dios ha hechomaravillas, destinándolas a todos los hombres. Por eso todosnosotros hemos de cantar al Señor. Y hemos de cantar un cánticonuevo, el canto de nuestro trabajo que presenta a Dios los donesrecibidos de sus manos, transformados por nuestro esfuerzo.“Cantad al Señor un cántico nuevo” (Sal 97 [96], 1). Convuestro trabajo diario, ¡cantad al Señor! Desde el campo, desdela mina, con vuestro esfuerzo, con vuestro sudor, con vuestra vidade trabajo sacrificada y alegre, ¡cantad al Señor! Con vuestravida entera de campesinos cristianos, de mineros cristianos, deemigrantes cristianos, ¡cantad al Señor! ¡Alabad al Señor convuestras vidas todos los trabajadores mexicanos! 9. “¿No eséste el carpintero, el hijo de María?” (Mc 6, 3). Sí, Jesús,aquel carpintero de Nazaret, es el hijo de María. Para vosotros,trabajadoras y trabajadores de México, María es también vuestraMadre. Que desde sus santuarios, y particularmente desde su sede deGuadalupe, María vele sobre el trabajo de todos sus hijos e hijasmexicanos. Que Ella os acerque, a vosotros y vuestro trabajo, a suHijo, el Carpintero. Este Carpintero de Nazaret es el Redentor delhombre. Él es el Salvador del mundo.

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