Detrás de una pesada cortina roja, Neil Latchman comprueba el calce de un traje hecho para él por Maurice Sedwell, sastrería que produce ropa a medida en Londres desde 1938.
Las tiendas no esenciales han reabierto a medida que se alivian las cuarentenas en Gran Bretaña, permitiendo a los clientes que prefieren prendas personalizadas volver a Savile Row, la calle del centro de Londres que es sinónimo de ropa a medida.
De pie frente a decenas de trajes en gabinetes de vidrio anticuados, Latchman se queda quieto mientras la encargada de la tienda, Judith Ekblom Jarrold, mide su pecho usando una visera de plástico.
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"Parte de la alegría de la ropa a medida es esa interacción que tenemos con los clientes: conocerlos, tenerlos en las tiendas para que podamos hacer una experiencia realmente personal", dijo.
Los sastres de Maurice Sedwell cortan y cosen telas como vicuña y cachemira para clientes que incluyen a políticos y líderes empresariales, y a pesar de las precauciones de seguridad del uso de viseras y guantes, Ekblom Jarrold dice que el negocio funciona casi como siempre.
"No hay mucha diferencia en la forma en que interactuamos con nuestros clientes. Una de las cosas fundamentales para nosotros ha sido siempre asegurarnos de que no estemos invadiendo su espacio personal, afirmó.
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Entre las muestras de tela, las tijeras de sastre y los botones, Latchman dijo que saber que Maurice Sedwell no estaría lleno de gente lo hacía sentir más seguro y que había decidido no usar una mascarilla, mientras contaba por qué optaba por los trajes a medida.
"Me da el cuerpo que realmente no tengo", dijo. "Así que hay mucho trabajo, mucha artesanía, mucho arte en ello", concluyó.
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