/ martes 6 de febrero de 2024

107 Aniversario de la Constitución

Recién tuvimos a bien conmemorar el 107 aniversario del máximo ordenamiento jurídico conocido en el país como Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que a ciento seis años de su promulgación, hoy éste documento que rige la vida democrática, política, jurídica del país y que a menudo se reforma constantemente.

La también llamada Carta Maga ha quedado rebasada por las actuales circunstancias imperantes en la época actual donde los mexicanos estamos postrados ante la indignación, la crisis de inseguridad y económica que se vive actualmente en el país, buscamos se garantice el estado de derecho.

Hoy por hoy la Constitución ha sufrido cientos de adiciones y reformas, ha perdido la esencia de lo que plasmó en aquel momento el Constituyente de 1917 en Querétaro hace ciento seis años y en otras circunstancias totalmente diferentes a las que se viven hoy en día. México ha tenido diversas influencias en cuanto a la forma de su elaboración y los preceptos que en ella han quedado plasmados. Don Ignacio Ramírez aseveró que la Constitución de 1824 no era sino una mala traducción de la norteamericana, quedo asentado también para la historia que la Constitución del 57 era una copia, con ligeras modificaciones de la norteamericana.

Vivimos tiempos de desdén, de incertidumbre, donde los principios de justicia social han sido vulnerados por los intereses de la clase pudiente, por encima de los sectores vulnerables.

Podemos citar los artículos del 1 al 29 que corresponde a las garantías individuales bajo el matiz de los derechos humanos que en este país para unos es un calvario hacerlos valer ante las propias autoridades e instituciones del Estado. Mientras seamos un pueblo omiso a reclamar a los gobernantes y no exigir a quienes gobiernan decisiones que coadyuven en la vida democrática de México seguiremos postrados y de rodillas. En un libro del gran Don Emilio Rabasa titulado “Constitución y dictadura” asevera que los pueblos, cuanto menos cultos, más se asemejan a los niños en el modo de pensar, hay entre ellos de común un espíritu simple y sin malicia, que de buena fe va al error y honestamente produce fracasos en el individuo y catástrofes en los pueblos.

Aduce que esta situación determina el perpetuo conflicto entre la aspiración popular y la acción de los gobiernos que han de atenerse a las necesidades y no a los principios, porque los principios no obedecieron a las necesidades, ni se inspiraron en las realidades que dominan al fin por encima de todas las quimeras. Concluyo con estas inspiradoras palabras cargadas de idealismo revolucionario: “Mientras el pueblo tenga el derecho de hacer lo que el gobierno tiene la necesidad de resistir, el país vivirá en un estado de revolución latente, capaz de revelarse en cualquier momento de debilidad del organismo.”

Recién tuvimos a bien conmemorar el 107 aniversario del máximo ordenamiento jurídico conocido en el país como Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y que a ciento seis años de su promulgación, hoy éste documento que rige la vida democrática, política, jurídica del país y que a menudo se reforma constantemente.

La también llamada Carta Maga ha quedado rebasada por las actuales circunstancias imperantes en la época actual donde los mexicanos estamos postrados ante la indignación, la crisis de inseguridad y económica que se vive actualmente en el país, buscamos se garantice el estado de derecho.

Hoy por hoy la Constitución ha sufrido cientos de adiciones y reformas, ha perdido la esencia de lo que plasmó en aquel momento el Constituyente de 1917 en Querétaro hace ciento seis años y en otras circunstancias totalmente diferentes a las que se viven hoy en día. México ha tenido diversas influencias en cuanto a la forma de su elaboración y los preceptos que en ella han quedado plasmados. Don Ignacio Ramírez aseveró que la Constitución de 1824 no era sino una mala traducción de la norteamericana, quedo asentado también para la historia que la Constitución del 57 era una copia, con ligeras modificaciones de la norteamericana.

Vivimos tiempos de desdén, de incertidumbre, donde los principios de justicia social han sido vulnerados por los intereses de la clase pudiente, por encima de los sectores vulnerables.

Podemos citar los artículos del 1 al 29 que corresponde a las garantías individuales bajo el matiz de los derechos humanos que en este país para unos es un calvario hacerlos valer ante las propias autoridades e instituciones del Estado. Mientras seamos un pueblo omiso a reclamar a los gobernantes y no exigir a quienes gobiernan decisiones que coadyuven en la vida democrática de México seguiremos postrados y de rodillas. En un libro del gran Don Emilio Rabasa titulado “Constitución y dictadura” asevera que los pueblos, cuanto menos cultos, más se asemejan a los niños en el modo de pensar, hay entre ellos de común un espíritu simple y sin malicia, que de buena fe va al error y honestamente produce fracasos en el individuo y catástrofes en los pueblos.

Aduce que esta situación determina el perpetuo conflicto entre la aspiración popular y la acción de los gobiernos que han de atenerse a las necesidades y no a los principios, porque los principios no obedecieron a las necesidades, ni se inspiraron en las realidades que dominan al fin por encima de todas las quimeras. Concluyo con estas inspiradoras palabras cargadas de idealismo revolucionario: “Mientras el pueblo tenga el derecho de hacer lo que el gobierno tiene la necesidad de resistir, el país vivirá en un estado de revolución latente, capaz de revelarse en cualquier momento de debilidad del organismo.”