/ jueves 11 de abril de 2024

Crónica del poder / Decepcionantes batallas electorales para que todo siga igual

Más allá del estratégico Plan C del Presidente, Morena y su candidata presidencial para alcanzar las mayorías calificadas en el Congreso de la Unión y de la determinación opositora para impedirlo; más allá del conflicto con Ecuador y del cotidiano injerencismo presidencial en el proceso electoral; sin voltear a ver las contrastantes encuestas y poco creíbles, ni que se atienda el reclamo de Xóchitl Gálvez Ruíz para que sean suspendidas las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, partidos y candidatos están más concentrados en el discurso promocional y de convocatoria a la gran masa de ciudadanos indiferentes, abstencionistas e indecisos que son la clave para el triunfo electoral, que aunque se especule sobre una delantera irreversible, todavía nadie puede cantar la victoria del 2 de junio.

El impacto del debate ha sido irrelevante, nada se movieron las posiciones en la batalla de las coaliciones y partidos, las crisis de violencia, inseguridad, económica, del abastecimiento de agua, aún con los otros datos oficiales que en Zacatecas ya mantienen tendencia hacia cambiar la realidad con la notables disminución de los graves delitos, como los homicidios dolosos en un 70 por ciento según lo afirmó en Fresnillo el gobernador David Monreal Ávila, la máxima preocupación electoral de los partidos en el poder, Morena, del Trabajo y Verde Ecologista y de los opositores PRI, PAN y PRD, está puesta en el corredor electoral desde Guadalupe, Zacatecas Capital, Jerez y Fresnillo.

El pirateo de notables activistas entre partidos ya adquiere perfiles degradantes del quehacer político, la crítica desmesurada, cuestionamientos calumniosos improbables, conjeturas extremas de desprestigio sobre candidatos en la contienda, son comportamientos francamente delirantes que gradualmente crecen para construir escenarios de guerra sucia, que manchan la fachada y estructura de fondo de la cultura política y democrática que se presume como vivencia en todos los horizontes y rincones del estado.

En medio de este marcado anticipo fétido ante los comicios, el temor por la reiteración del abstencionismo crece entre los ciudadanos, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres que observan cómo los vociferantes lanzamientos de lodos, mierda, odios, encono, revanchas y venganzas se acrecienta y ya producen y reproducen alejamiento en campañas y pintan cuadros de ausentismo ante las urnas electorales, condición que resultará ventajosa para las fuerzas políticas que denodadamente intentan mantener las actuales condiciones de inestabilidad e incertidumbre, que para sus liderazgos, dirigentes y candidatos, serán tiempos de continuidad de la transformación.

Como en el debate del domingo, más que las propuestas, soluciones y expectativas de optimismo, más dominan las denigrantes expresiones y los degradantes discursos de odio, desde lo nacional a lo local o estatal y municipal, la ruta no es hacia la auténtica democracia electoral, sino la sobrevivencia de las hegemonías que alientan el conformismo ciudadano y promueven el estéril pesimismo, porque las condiciones cambien para seguir igual, una atmósfera política y social donde no hay ímpetu por el desarrollo ni por acelerar crecimiento para salir del atraso y los rezagos acumulados por 4 décadas de estancamiento, que duelen y decepcionan a la juventud y a las nuevas generaciones.

Más allá del estratégico Plan C del Presidente, Morena y su candidata presidencial para alcanzar las mayorías calificadas en el Congreso de la Unión y de la determinación opositora para impedirlo; más allá del conflicto con Ecuador y del cotidiano injerencismo presidencial en el proceso electoral; sin voltear a ver las contrastantes encuestas y poco creíbles, ni que se atienda el reclamo de Xóchitl Gálvez Ruíz para que sean suspendidas las conferencias mañaneras de Andrés Manuel López Obrador, partidos y candidatos están más concentrados en el discurso promocional y de convocatoria a la gran masa de ciudadanos indiferentes, abstencionistas e indecisos que son la clave para el triunfo electoral, que aunque se especule sobre una delantera irreversible, todavía nadie puede cantar la victoria del 2 de junio.

El impacto del debate ha sido irrelevante, nada se movieron las posiciones en la batalla de las coaliciones y partidos, las crisis de violencia, inseguridad, económica, del abastecimiento de agua, aún con los otros datos oficiales que en Zacatecas ya mantienen tendencia hacia cambiar la realidad con la notables disminución de los graves delitos, como los homicidios dolosos en un 70 por ciento según lo afirmó en Fresnillo el gobernador David Monreal Ávila, la máxima preocupación electoral de los partidos en el poder, Morena, del Trabajo y Verde Ecologista y de los opositores PRI, PAN y PRD, está puesta en el corredor electoral desde Guadalupe, Zacatecas Capital, Jerez y Fresnillo.

El pirateo de notables activistas entre partidos ya adquiere perfiles degradantes del quehacer político, la crítica desmesurada, cuestionamientos calumniosos improbables, conjeturas extremas de desprestigio sobre candidatos en la contienda, son comportamientos francamente delirantes que gradualmente crecen para construir escenarios de guerra sucia, que manchan la fachada y estructura de fondo de la cultura política y democrática que se presume como vivencia en todos los horizontes y rincones del estado.

En medio de este marcado anticipo fétido ante los comicios, el temor por la reiteración del abstencionismo crece entre los ciudadanos, sobre todo entre los jóvenes y las mujeres que observan cómo los vociferantes lanzamientos de lodos, mierda, odios, encono, revanchas y venganzas se acrecienta y ya producen y reproducen alejamiento en campañas y pintan cuadros de ausentismo ante las urnas electorales, condición que resultará ventajosa para las fuerzas políticas que denodadamente intentan mantener las actuales condiciones de inestabilidad e incertidumbre, que para sus liderazgos, dirigentes y candidatos, serán tiempos de continuidad de la transformación.

Como en el debate del domingo, más que las propuestas, soluciones y expectativas de optimismo, más dominan las denigrantes expresiones y los degradantes discursos de odio, desde lo nacional a lo local o estatal y municipal, la ruta no es hacia la auténtica democracia electoral, sino la sobrevivencia de las hegemonías que alientan el conformismo ciudadano y promueven el estéril pesimismo, porque las condiciones cambien para seguir igual, una atmósfera política y social donde no hay ímpetu por el desarrollo ni por acelerar crecimiento para salir del atraso y los rezagos acumulados por 4 décadas de estancamiento, que duelen y decepcionan a la juventud y a las nuevas generaciones.