/ lunes 20 de noviembre de 2023

Crónica del poder | Dispersión en la marcha por Zacatecas

En Zacatecas, el desafío electoral 2024 no solo está en elegir al sucesor o sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador, sino también asegurar mayorías en el Congreso de la Unión, de senadores y diputados federales, sean por el partido hegemónico en el poder o por la oposición organizada en frente único del PAN, PRI y PRD, más la irrupción del Partido Movimiento Ciudadano, opción de izquierda que rechazó las alianzas, esa es una batalla en el escenario federal, pero al tratarse de una elección concurrente la del 2 de junio de 2024, las fuerzas políticas locales o estatales ya se movilizan para la elección de 30 diputados locales y los 58 ayuntamientos.

La responsabilidad política del morenista David Monreal Ávila es doblemente vital para responder a los dictados de la cuarta transformación y para reafirmar su proyecto de nueva gobernanza, y para los ciudadanos sin partido y de la pluralidad ideológica al seno de una sociedad diversa y más comprometida con el desarrollo y crecimiento del estado, lo esencial en esta lucha es lograr el perfeccionamiento de la vida democrática, elevar la calidad de la democracia y consolidar una cultura política que garantice óptima convivencia entre mayorías y minorías y que éstas hagan posible la unidad en torno a los intereses superiores del estado, que siguen resaltados en la emergencia social que se manifiesta por la incesante violencia, la inseguridad que se extiende y la severidad de la crisis económica y contención del desarrollo.

Lograr la hazaña de refrendar la victoria de Morena y los aliados, es un reto de enormes dimensiones, sobre todo por las resistencias y los grandes obstáculos que le han atravesado al gobierno monrealista metido a diario en la polémica que las encuestas provocan al colocarlo siempre en los últimos lugares de la economía, la percepción de inseguridad, la decadencia del turismo y la incipiente industrialización, los otros datos de la pobreza en más de la mitad de la población, la demoledora sequía que hace crisis en las familias del campo y el lamentable tratamiento despectivo, injusto, discriminatorio, indignante e irracional que se exhibe en la distribución presupuestal federal de 2024.

A los zacatecanos les ha quedado muy claro que los vigentes senadores y diputados federales les han fallado como fuerza colectiva impulsora de exitosa gestión, que el Congreso del Estado acertadamente calificado como la Legislatura de la Vergüenza, los 30 diputados juntos o revueltos, han sido una decepción y hoy son un verdadero embrollo y desbarajuste inentendibles que solo deambulan en lo superficial y vulgar y que nunca han logrado profundizar en su compromiso con sus representados, han perdido los nexos comunitarios y se han alejado del acercamiento e identidad con los ciudadanos que los eligieron. Son un fracaso legislativo, degradante del quehacer político.

Con mucho salvan la gobernanza el titular del Ejecutivo, que no es vigorosamente respaldado por un poderoso y eficaz gabinete y el Poder Judicial, cuyos magistrados y jueces liderados por Arturo Nahle García, hacen posible la cohesión institucional y hacen realidad la integración entre poderes con pleno ejercicio de autonomía, hay pues todavía latente la convicción y concepción de una separación de poderes caracterizada por el respeto y por consecuencia, abren horizonte hacia la integración política y funcionalidad institucional en favor de la población que aspira a concretar la paz, el bienestar y progreso.

En Zacatecas, el desafío electoral 2024 no solo está en elegir al sucesor o sucesora del presidente Andrés Manuel López Obrador, sino también asegurar mayorías en el Congreso de la Unión, de senadores y diputados federales, sean por el partido hegemónico en el poder o por la oposición organizada en frente único del PAN, PRI y PRD, más la irrupción del Partido Movimiento Ciudadano, opción de izquierda que rechazó las alianzas, esa es una batalla en el escenario federal, pero al tratarse de una elección concurrente la del 2 de junio de 2024, las fuerzas políticas locales o estatales ya se movilizan para la elección de 30 diputados locales y los 58 ayuntamientos.

La responsabilidad política del morenista David Monreal Ávila es doblemente vital para responder a los dictados de la cuarta transformación y para reafirmar su proyecto de nueva gobernanza, y para los ciudadanos sin partido y de la pluralidad ideológica al seno de una sociedad diversa y más comprometida con el desarrollo y crecimiento del estado, lo esencial en esta lucha es lograr el perfeccionamiento de la vida democrática, elevar la calidad de la democracia y consolidar una cultura política que garantice óptima convivencia entre mayorías y minorías y que éstas hagan posible la unidad en torno a los intereses superiores del estado, que siguen resaltados en la emergencia social que se manifiesta por la incesante violencia, la inseguridad que se extiende y la severidad de la crisis económica y contención del desarrollo.

Lograr la hazaña de refrendar la victoria de Morena y los aliados, es un reto de enormes dimensiones, sobre todo por las resistencias y los grandes obstáculos que le han atravesado al gobierno monrealista metido a diario en la polémica que las encuestas provocan al colocarlo siempre en los últimos lugares de la economía, la percepción de inseguridad, la decadencia del turismo y la incipiente industrialización, los otros datos de la pobreza en más de la mitad de la población, la demoledora sequía que hace crisis en las familias del campo y el lamentable tratamiento despectivo, injusto, discriminatorio, indignante e irracional que se exhibe en la distribución presupuestal federal de 2024.

A los zacatecanos les ha quedado muy claro que los vigentes senadores y diputados federales les han fallado como fuerza colectiva impulsora de exitosa gestión, que el Congreso del Estado acertadamente calificado como la Legislatura de la Vergüenza, los 30 diputados juntos o revueltos, han sido una decepción y hoy son un verdadero embrollo y desbarajuste inentendibles que solo deambulan en lo superficial y vulgar y que nunca han logrado profundizar en su compromiso con sus representados, han perdido los nexos comunitarios y se han alejado del acercamiento e identidad con los ciudadanos que los eligieron. Son un fracaso legislativo, degradante del quehacer político.

Con mucho salvan la gobernanza el titular del Ejecutivo, que no es vigorosamente respaldado por un poderoso y eficaz gabinete y el Poder Judicial, cuyos magistrados y jueces liderados por Arturo Nahle García, hacen posible la cohesión institucional y hacen realidad la integración entre poderes con pleno ejercicio de autonomía, hay pues todavía latente la convicción y concepción de una separación de poderes caracterizada por el respeto y por consecuencia, abren horizonte hacia la integración política y funcionalidad institucional en favor de la población que aspira a concretar la paz, el bienestar y progreso.