/ martes 9 de abril de 2024

Crónica del poder / El debate de la decepción y retroceso democrático

No hay ecos del debate que nunca lo fue, ha sido un denigrante intercambio de ofensivas, nada ni nadie puede adjudicar u ostentar ganador, fue la insidia la triunfante, la confrontación de ideas y propuestas para visionar un proyecto de Nación, quedó borrada durante las dos horas de labia sin sentido ni objetivo y, si en algún momento hubo propuestas, fueron minimizadas, oscurecidas o eclipsadas por los ataques sin ton ni son y de un lado para otro, y lo que han provocado además de decepción ciudadana, es que entre la clase política, los partidos y los sectores de la sociedad, hay discusión en la que domina la crítica y los cuestionamientos a los tres, Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruíz y Jorge Álvarez Máynez.

Desde el primer momento la inteligencia fue desvanecida por la reivindicación de los enconos y vulgaridades que solo degradan el quehacer político en campañas, así como se vieron y expresaron, ni con abrazos, balazos ni con amor van a cambiar a México como presumieron y mucho menos podrán ser los mejores Presidentes en la historia del país, por consecuencia, las intenciones o preferencias de la gente se mantienen inalterables con cada cual de las candidatas y candidato que no convencieron y ahora, reducido el interés, la expectativa está ya extendida hacia el 28 de abril, la fecha del segundo debate, que se espera sea en serio y responsablemente como auténticos candidatos representantes de una nueva sociedad movilizada y ciudadanía mejor informada, crítica y analítica.

De pronto y los efectos de hoy por el "debate" lesionan a una democracia que se esperaba más cualitativa, más como cultura creciente y dominante, pero ya se vio y todos lo escucharon, todavía no es tal y como se dice que se ha construido por décadas, sexenios y trienios y también de pronto, han provocado el mismo efecto insultante entre los seguidores afuera del escenario e igual, a la defensa, a la ofensiva, a la degradante atmósfera de traiciones, deslealtades, frialdades, rechazos, repudios que ilustran la deformación de las opciones.

Es muy probable que hasta el Presidente Andrés Manuel López Obrador esté incómodo con el esquema que los tres candidatos debieron reborujar para más confundir, desorientar y desalentar a los ciudadanos a llegar hasta las urnas del domingo 2 de junio con la maldita indecisión por el rumbo a tomar; se vieron como actores alrevesados en sus papeles, de todo se acusaron, hasta de corruptos, los del pasado, los de ahora y hasta los que vengan, fue un tema que prevaleció muy por encima de la educación, la salud y los derechos de las mujeres todavía discriminadas y echadas a los lados de los compromisos de equidad y dignidad.

De aquí al próximo debate que se espera si lo sea y hacia el 2 de junio, los candidatos en campaña tienen que retomar de los valores y principios, más contundencia en sus agallas, porque la estela de desconfianza, decepción y alteraciones de los rumbos trazados por cada candidato presidencial, no aparecen muy claros, más mal son difusos y confusos, todo lo cual implica multiplicación de esfuerzos creativos para reorientar a los ciudadanos y convencerlos de que solo ha ocurrido un tropiezo que debe entenderse como tal, como otro avatar de la vida democrática y un obstáculo para la redefinición de horizontes y panoramas más abiertos a una verdadera transformación, condiciones que han de superarse, y pronto.

No hay ecos del debate que nunca lo fue, ha sido un denigrante intercambio de ofensivas, nada ni nadie puede adjudicar u ostentar ganador, fue la insidia la triunfante, la confrontación de ideas y propuestas para visionar un proyecto de Nación, quedó borrada durante las dos horas de labia sin sentido ni objetivo y, si en algún momento hubo propuestas, fueron minimizadas, oscurecidas o eclipsadas por los ataques sin ton ni son y de un lado para otro, y lo que han provocado además de decepción ciudadana, es que entre la clase política, los partidos y los sectores de la sociedad, hay discusión en la que domina la crítica y los cuestionamientos a los tres, Claudia Sheinbaum Pardo, Xóchitl Gálvez Ruíz y Jorge Álvarez Máynez.

Desde el primer momento la inteligencia fue desvanecida por la reivindicación de los enconos y vulgaridades que solo degradan el quehacer político en campañas, así como se vieron y expresaron, ni con abrazos, balazos ni con amor van a cambiar a México como presumieron y mucho menos podrán ser los mejores Presidentes en la historia del país, por consecuencia, las intenciones o preferencias de la gente se mantienen inalterables con cada cual de las candidatas y candidato que no convencieron y ahora, reducido el interés, la expectativa está ya extendida hacia el 28 de abril, la fecha del segundo debate, que se espera sea en serio y responsablemente como auténticos candidatos representantes de una nueva sociedad movilizada y ciudadanía mejor informada, crítica y analítica.

De pronto y los efectos de hoy por el "debate" lesionan a una democracia que se esperaba más cualitativa, más como cultura creciente y dominante, pero ya se vio y todos lo escucharon, todavía no es tal y como se dice que se ha construido por décadas, sexenios y trienios y también de pronto, han provocado el mismo efecto insultante entre los seguidores afuera del escenario e igual, a la defensa, a la ofensiva, a la degradante atmósfera de traiciones, deslealtades, frialdades, rechazos, repudios que ilustran la deformación de las opciones.

Es muy probable que hasta el Presidente Andrés Manuel López Obrador esté incómodo con el esquema que los tres candidatos debieron reborujar para más confundir, desorientar y desalentar a los ciudadanos a llegar hasta las urnas del domingo 2 de junio con la maldita indecisión por el rumbo a tomar; se vieron como actores alrevesados en sus papeles, de todo se acusaron, hasta de corruptos, los del pasado, los de ahora y hasta los que vengan, fue un tema que prevaleció muy por encima de la educación, la salud y los derechos de las mujeres todavía discriminadas y echadas a los lados de los compromisos de equidad y dignidad.

De aquí al próximo debate que se espera si lo sea y hacia el 2 de junio, los candidatos en campaña tienen que retomar de los valores y principios, más contundencia en sus agallas, porque la estela de desconfianza, decepción y alteraciones de los rumbos trazados por cada candidato presidencial, no aparecen muy claros, más mal son difusos y confusos, todo lo cual implica multiplicación de esfuerzos creativos para reorientar a los ciudadanos y convencerlos de que solo ha ocurrido un tropiezo que debe entenderse como tal, como otro avatar de la vida democrática y un obstáculo para la redefinición de horizontes y panoramas más abiertos a una verdadera transformación, condiciones que han de superarse, y pronto.