A propósito del día del maestro ya próximo a celebrarse el día de mañana es importante hacer una reflexión en torno al rumbo de la educación durante los próximos seis años, todo parece indicar al menos así lo dicen los números de las encuestas que será Claudia Sheinbaum Presidenta de México.
En un interesante libro titulado “La disputa por la educación, por el México que queremos” de editorial Aguilar y a la cabeza del proyecto Enrique Agüera Ibañez y Emilio Zabadúa González. Se hace un balance del tema educativo en los múltiples ensayos de destacados colaboradores, pero me llama la atención el rumbo que ha tomado la educación desde la década de los años cincuenta.
Se advierte que la posguerra, la guerra fría, el desmoronamiento de la Unión Soviética con la consecuente multipolaridad en las relaciones internacionales y un liberalismo vigorizado ante un renovado y triunfante capitalismo que nadie pone en tela de juicio.
En otro aspecto la creciente globalidad, apertura y competencia en los mercados, y también un aumento en la vulnerabilidad ante crisis de todo tipo, desde las de salud y económicas, hasta las ambientales por citar algunas.
También el advenimiento de las tecnologías de la información, así como las computadoras y la impresionante expansión del TLC. Dicha conjunción de factores ha provocado una respuesta en las políticas educativas alrededor del mundo.
En el ensayo se advierte que en los años sesenta, los sistemas educativos en el mundo han sido sometidos a una intensa aplicación de pruebas estandarizadas. Tres grandes sucesos como lo son: el individualismo, globalización y tecnología, definen el contexto escolar del siglo XX, además la complejidad por la transformación y sofisticación de la vida humana.
Para cerrar es importante precisar que la escuela puede abrir todavía más sus puertas y lograr aún más alcance y extender sus horarios a otros espacios de tiempo libre de vital importancia formativa. Eso permitiría a la escuela incidir en la transformación de su entorno. Dotar de elementos que den sentido a la vida en todas sus facetas. De tal suerte que el tiempo libre no está aislado de los tiempos escolares, ni de los familiares, ni de la diversión o la socialización, sino que ayuda al alumno a entender la vida como un todo integrado, en donde el futuro no solo depende de su comportamiento en la vida productiva, sino en el misterio de la vida misma en todas sus dimensiones. Más que vivir para trabajar, se educara para trabajar y ser felices, sabias palabras que ojalá estén a la altura de los retos y desafíos que plantea la nueva escuela mexicana.