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En 1870 la devoción de un sacerdote hacia la imagen de Nuestro Padre Jesús, lo hizo iniciar la construcción de un templo, sin embargo, la muerte le impidió ver concluida su misión.
Su ayudante, un niño al que apodaban “Delgadito” fue testigo de los hechos sobrenaturales que ayudaron a que el padre Narváez recibiera desde el más allá la misión del sacerdote muerto de terminar la parroquia.
Nadie sabe de dónde salió el dinero, nadie supo lo que pasó aquella noche de la que “Delgadito “nunca habló, pero tres días después luego de que el padre Narváez saliera de un trance se inició la construcción de lo que hoy es el templo de nuestro Padre Jesús.
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