A pesar de las voces en contra que ponen en duda sus beneficios el Horario de Verano iniciará el próximo domingo 4 de abril en la mayor parte del territorio nacional.
Se trata del segundo Horario de Verano que implementa el gobernó federal durante la pandemia, aunque en este 2021 se cumplirán 25 años ininterrumpidos en que se aplica la medida.
Desde 1996 con los reajustes que se hacen a los relojes se buscan mejoras en el medio ambiente, al utilizar menos electricidad durante la época en la que son más largos los días.
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Una de las principales objeciones a esta medida son los efectos negativos que puede provocar en el estado de ánimo de las personas.
El psicólogo y catedrático, Osvaldo Álvarez Crespo comentó que entre dos y tres semanas se puede tardar un individuo en adaptarse a los cambios en la luz natural y su relación con las horas que habitualmente se dedican a las actividades cotidianas.
A los síntomas antes descritos, en ocasiones se suma la irritabilidad provocada por la sensación de que la luz del día no corresponde con la rutina que se tenía ya acostumbrada.
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Las alteraciones del cambio de horario pueden afectar a individuos y a grupos, especialmente a quienes tienen una estructura poco flexible en lo biológico y en lo psicoemocional, y a quienes están sujetos a realizar actividades en horarios rígidos.
De acuerdo con un estudio coordinado por el investigador de la UNAM, Pablo Mulás, denominado “Impacto de la aplicación del horario de verano en la sociedad mexicana”, dichas alteraciones pueden ser somnolencia, dificultades de la atención, la memoria y la concentración.
Los resultados oficiales: ahorro de electricidad y menos contaminación
En 1996, mediante el decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación, se estableció el Horario de Verano con el objetivo de ahorrar energía eléctrica a través de mayor uso de la luz natural.
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Adelantar una hora el reloj durante la parte del año en que se registra mayor insolación buscó reducir el consumo de electricidad equivalente a una hora de luz artificial por las noches.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Energía, desde entonces cada año se logra un ahorro no sólo energético sino económico, además de disminuir las emisiones contaminantes a la atmósfera.
La misma dependencia informó que tan sólo durante el horario de verano del año pasado, se alcanzó un ahorro de energía eléctrica equivalente al abastecimiento del consumo eléctrico anual de 589 mil casas habitación.
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