El investigador y promotor cultural, Víctor Manuel Ramos Colliere, informó que la vivienda que fue propiedad de la familia del padre Pro se encuentra está a punto del colapso, lo mismo ocurre con otra casona propiedad del canónigo Vela (Padre Vela); ambas se ubican en el centro de la cabecera municipal de Guadalupe, Zacatecas.
La casa natal del beato Miguel Agustín Pro, que es propiedad de una empresa filial de la orden de los jesuitas (Buena Prensa), misma que durante varios años la destinó para la librería que, finalmente cerró en 2016 quedó en abandono, cuando los jesuitas se fueron a la Ciudad de México, incluso se llevaron una imagen de bronce que representaba a un Miguel Agustín Pro niño.
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Asentada justo en una curva del embovedado del Arroyo de la Plata, en las intensas lluvias, el golpe de la corriente de agua de la bóveda a niveles altos, hace que ésta se salga hasta por las coladeras de la casa, además, un desnivel de la vialidad Arroyo de la Plata que hace un encharcamiento en la parte trasera.
La empresa (Buena Prensa) propietaria de esa casa, ha tratado de venderla o en su caso ponerla en comodato para algún fin cultural, pero nada ha sucedido.
En la segunda mitad del siglo XIX, fue propiedad de fray Crisóstomo Gómez Gordoa y su hermana, quienes además eran propietarios de la hacienda del Maguey y tíos de doña Josefa Juárez, la mamá del padre Pro.
Casa del padre Vela
La antigua casa del cura Antonio Vela Godina, ubicada en la Avenida Colegio Militar cerca de la presidencia municipal y que data del siglo XIX, se encuentra a punto de colapsar.
La casa la adquirió el canónigo Antonio Vela Godina para instalar el Colegio Villa de Guadalupe que en esa época tenía un internado. Cuando falleció el canónigo en 1987, al estar intestado, duró varios años en litigio, lo que ocasionó que los familiares del canónigo desocuparan la parte que habitaban de esa casa.
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Por ello -refirió Ramos Colliere- comenzó el deterioro y luego el vandalismo. En la administración municipal 2010-2013 se tenía el proyecto de promover la expropiación o en su defecto, llegar a un acuerdo económico con las personas que alegaban tener derecho por herencia, con el objeto de rehabilitarla y destinarla para un centro cultural.
No obstante, al final no pasó nada.
Entre 2015 y 2016 se revivió el tema con una iniciativa del Poder Legislativo del Estado para declarar el inmueble como Patrimonio Histórico y darle cierta protección, que al final sólo quedó en un decreto de letra muerta.
