/ lunes 9 de abril de 2018

Zacatecano es candidato al Sistema Nacional de Investigadores

Antonio del Río agradece a los profesores que han sido clave en su formación académica y que lo han inspirado para dedicarse también a la docencia, con la idea de impulsar a estudiantes jóvenes y adultos en el camino de la ciencia.

Zacatecas, Zac.- Había cumplido cuatro años de edad y presentaba una amplia curiosidad por saber qué era el universo y cómo funcionaba.

Le gustaba ver un programa de ciencia en televisión abierta que respondía algunas de sus preguntas, pero aún tenía muchas dudas y deseaba seguir aprendiendo. Proveniente de una familia de escasos recursos, desde muy joven tenía distintos trabajos, desde chofer, carpintero o soldador; pero su interés por la ciencia seguía en marcha. Antonio del Río de Santiago soñaba con ser físico.

En mi familia tuvimos muchas carencias, se podría decir que vivíamos en condiciones de pobreza. Desde muy joven, tuve múltiples trabajos, hasta el último semestre de maestría. Mi familia no me podía ayudar a estudiar sino, al contrario, yo tenía la necesidad de apoyar a mi familia y aun así tener que estudiar. Incluso siendo científico, me considero bastante religioso y uno de los dones que considero que Dios me dio fue tener un padre con muchas habilidades; él era mecánico lírico, si se le presentaba algún problema, él mismo trataba de solucionarlo. Entonces me gustaba armar y desarmar mis juguetes, buscaba mejorarlos y cada actividad de este tipo dejó en mí una experiencia valiosa

Antonio del Río de Santiago es candidato al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) , miembro del Grupo en Energías Renovables y profesor investigador de tiempo completo en diferentes niveles de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), en donde estudió la licenciatura y la maestría en física. Su doctorado en ingeniería y ciencia de los materiales lo cursó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

Cuando estudiaba la preparatoria, recuerdo que encontré la Escuela de Física de la UAZ y como la puerta no estaba muy visible, para entrar me tuve que brincar por un alambrado. Esa fue la primera vez que entré, solo iba a pedir informes pero estaba muy entusiasmado y sabía que estudiaría ahí, en donde años después hice la licenciatura bajo la dirección del doctor Stoyan Jelev Vlaev; él ya falleció pero es la persona más inteligente que he conocido, hablaba seis idiomas y lo considero uno de los mejores físicos del estado sólido en México.

Con el uso de física computacional realizó su tesis, en donde abarcó cálculos computacionales en un modelo semiempírico llamado tight-binding o ‘enlace fuerte’, que trata de describir cómo se comportan los cristales —específicamente de arseniuro de galio (GaAs)— y cómo se mueven los electrones a través de este cristal. Estos cristales son utilizados para hacer dispositivos electrónicos como los celulares utilizados actualmente.

Mientras estudiaba la licenciatura, junto con su compañero Miguel García Guerrero, Antonio del Río fundó el grupo de divulgación científica Quark, del Museo de Ciencias de la UAZ. Los primeros divulgadores que se integraron a este grupo fueron once estudiantes de física de la UAZ, hoy en día reconocidos en distintos rubros tanto académicos, como científicos y de divulgación. Actualmente este es el grupo de divulgación más grande de Latinoamérica.

Como parte del grupo Quark asistimos a muchos congresos, dimos a conocer nuestros trabajos de la escuela y reforzamos la importancia de la divulgación. Estuve activo en este grupo por cerca de diez años. En la actualidad, Quark se ha diversificado y se conforma por jóvenes de todas las carreras, ya no únicamente de física, lo que creo es para bien, ya que fomenta la multidisciplinariedad.

Posteriormente, estudió la maestría bajo dirección del doctor Alejandro Gutiérrez Rodríguez.

Antonio del Río agradece a los profesores que han sido clave en su formación académica y que lo han inspirado para dedicarse también a la docencia, con la idea de impulsar a estudiantes jóvenes y adultos en el camino de la ciencia.

“En cuanto a la docencia, hay muchas cosas que quedan claras hasta que uno está frente a un grupo. A mí me da mucho gusto ver a mis alumnos crecer, avanzar y superarnos en muchos aspectos. He visto que algunos han llegado lejos, no solo a las mejores universidades y centros de investigación de física del país, sino a los mejores laboratorios a nivel mundial. Esto me llena de orgullo y de ganas de continuar actualizándome en mis áreas”.

Durante su doctorado, trabajó en el crecimiento de cristales semiconductores para dispositivos y celdas solares, bajo la dirección del doctor Víctor Hugo Méndez García. Durante este tiempo también realizó estancias en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Zacatenco, en donde realizó su primera celda solar. Concluir este trabajo le tomó más de tres años.

“En palabras simples, este proyecto crece cristales con la mayor calidad posible, capa por capa atómica, con ayuda de diferentes elementos químicos, como arseniuro de galio y manganeso (Mn). En mi trabajo doctoral presenté una celda solar de estos materiales, que son poco comunes debido a la complejidad para utilizarlos, pero que tienen grandes ventajas como no ser peligrosos como el berilio (Be), que es el más comúnmente utilizado y que incluso puede causar cáncer al entrar en contacto con la piel. Además de obtener nuestra primera celda solar, obtuvimos un material semiconductor ferromagnético, el cual se cree que puede servir para la creación de computadoras cuánticas”.

Son tres los proyectos científicos más importantes que Antonio del Río desarrolla hoy en día; en el primero, colabora con el doctor Juan Carlos Martínez Orozco en un estudio de superredes de pozos cuánticos para integrarlos en celdas solares de tercera generación y utilizar para ellas materiales no tóxicos y más económicos. Esto lo realiza mediante física computacional.

Su segundo proyecto lo trabaja con el doctor Víctor Hugo Méndez García, de la UASLP, y consiste en la investigación y desarrollo de semiconductores ferromagnéticos para integrar celdas solares y dispositivos spintrónicos. Esto servirá para producir una nueva generación de computadoras cuánticas.

Además, construye un equipo de depósito de películas delgadas por medio de diversas técnicas —entre ellas el método llamado SILAR y spray pirólisis— que servirá para actividades académicas de la UAZ, ya que en los próximos días estará en funcionamiento.

Creo que lo que más rescato a la hora de dar clases y de ejercer como investigador, es el hecho de que sé lo que se siente no entender a la primera, porque por alguna razón no se tiene la formación adecuada. He conocido gente muy brillante que cuando se le dificulta entender las cosas, se desespera y deserta. De ahí he aprendido a ayudar a mejorar el entorno del estudiante, investigar para conocer más y brindarles la confianza de resolver sus inquietudes y dudas sobre las materias.

Zacatecas, Zac.- Había cumplido cuatro años de edad y presentaba una amplia curiosidad por saber qué era el universo y cómo funcionaba.

Le gustaba ver un programa de ciencia en televisión abierta que respondía algunas de sus preguntas, pero aún tenía muchas dudas y deseaba seguir aprendiendo. Proveniente de una familia de escasos recursos, desde muy joven tenía distintos trabajos, desde chofer, carpintero o soldador; pero su interés por la ciencia seguía en marcha. Antonio del Río de Santiago soñaba con ser físico.

En mi familia tuvimos muchas carencias, se podría decir que vivíamos en condiciones de pobreza. Desde muy joven, tuve múltiples trabajos, hasta el último semestre de maestría. Mi familia no me podía ayudar a estudiar sino, al contrario, yo tenía la necesidad de apoyar a mi familia y aun así tener que estudiar. Incluso siendo científico, me considero bastante religioso y uno de los dones que considero que Dios me dio fue tener un padre con muchas habilidades; él era mecánico lírico, si se le presentaba algún problema, él mismo trataba de solucionarlo. Entonces me gustaba armar y desarmar mis juguetes, buscaba mejorarlos y cada actividad de este tipo dejó en mí una experiencia valiosa

Antonio del Río de Santiago es candidato al Sistema Nacional de Investigadores (SNI) del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) , miembro del Grupo en Energías Renovables y profesor investigador de tiempo completo en diferentes niveles de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ), en donde estudió la licenciatura y la maestría en física. Su doctorado en ingeniería y ciencia de los materiales lo cursó en la Universidad Autónoma de San Luis Potosí (UASLP).

Cuando estudiaba la preparatoria, recuerdo que encontré la Escuela de Física de la UAZ y como la puerta no estaba muy visible, para entrar me tuve que brincar por un alambrado. Esa fue la primera vez que entré, solo iba a pedir informes pero estaba muy entusiasmado y sabía que estudiaría ahí, en donde años después hice la licenciatura bajo la dirección del doctor Stoyan Jelev Vlaev; él ya falleció pero es la persona más inteligente que he conocido, hablaba seis idiomas y lo considero uno de los mejores físicos del estado sólido en México.

Con el uso de física computacional realizó su tesis, en donde abarcó cálculos computacionales en un modelo semiempírico llamado tight-binding o ‘enlace fuerte’, que trata de describir cómo se comportan los cristales —específicamente de arseniuro de galio (GaAs)— y cómo se mueven los electrones a través de este cristal. Estos cristales son utilizados para hacer dispositivos electrónicos como los celulares utilizados actualmente.

Mientras estudiaba la licenciatura, junto con su compañero Miguel García Guerrero, Antonio del Río fundó el grupo de divulgación científica Quark, del Museo de Ciencias de la UAZ. Los primeros divulgadores que se integraron a este grupo fueron once estudiantes de física de la UAZ, hoy en día reconocidos en distintos rubros tanto académicos, como científicos y de divulgación. Actualmente este es el grupo de divulgación más grande de Latinoamérica.

Como parte del grupo Quark asistimos a muchos congresos, dimos a conocer nuestros trabajos de la escuela y reforzamos la importancia de la divulgación. Estuve activo en este grupo por cerca de diez años. En la actualidad, Quark se ha diversificado y se conforma por jóvenes de todas las carreras, ya no únicamente de física, lo que creo es para bien, ya que fomenta la multidisciplinariedad.

Posteriormente, estudió la maestría bajo dirección del doctor Alejandro Gutiérrez Rodríguez.

Antonio del Río agradece a los profesores que han sido clave en su formación académica y que lo han inspirado para dedicarse también a la docencia, con la idea de impulsar a estudiantes jóvenes y adultos en el camino de la ciencia.

“En cuanto a la docencia, hay muchas cosas que quedan claras hasta que uno está frente a un grupo. A mí me da mucho gusto ver a mis alumnos crecer, avanzar y superarnos en muchos aspectos. He visto que algunos han llegado lejos, no solo a las mejores universidades y centros de investigación de física del país, sino a los mejores laboratorios a nivel mundial. Esto me llena de orgullo y de ganas de continuar actualizándome en mis áreas”.

Durante su doctorado, trabajó en el crecimiento de cristales semiconductores para dispositivos y celdas solares, bajo la dirección del doctor Víctor Hugo Méndez García. Durante este tiempo también realizó estancias en el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) del Instituto Politécnico Nacional (IPN), unidad Zacatenco, en donde realizó su primera celda solar. Concluir este trabajo le tomó más de tres años.

“En palabras simples, este proyecto crece cristales con la mayor calidad posible, capa por capa atómica, con ayuda de diferentes elementos químicos, como arseniuro de galio y manganeso (Mn). En mi trabajo doctoral presenté una celda solar de estos materiales, que son poco comunes debido a la complejidad para utilizarlos, pero que tienen grandes ventajas como no ser peligrosos como el berilio (Be), que es el más comúnmente utilizado y que incluso puede causar cáncer al entrar en contacto con la piel. Además de obtener nuestra primera celda solar, obtuvimos un material semiconductor ferromagnético, el cual se cree que puede servir para la creación de computadoras cuánticas”.

Son tres los proyectos científicos más importantes que Antonio del Río desarrolla hoy en día; en el primero, colabora con el doctor Juan Carlos Martínez Orozco en un estudio de superredes de pozos cuánticos para integrarlos en celdas solares de tercera generación y utilizar para ellas materiales no tóxicos y más económicos. Esto lo realiza mediante física computacional.

Su segundo proyecto lo trabaja con el doctor Víctor Hugo Méndez García, de la UASLP, y consiste en la investigación y desarrollo de semiconductores ferromagnéticos para integrar celdas solares y dispositivos spintrónicos. Esto servirá para producir una nueva generación de computadoras cuánticas.

Además, construye un equipo de depósito de películas delgadas por medio de diversas técnicas —entre ellas el método llamado SILAR y spray pirólisis— que servirá para actividades académicas de la UAZ, ya que en los próximos días estará en funcionamiento.

Creo que lo que más rescato a la hora de dar clases y de ejercer como investigador, es el hecho de que sé lo que se siente no entender a la primera, porque por alguna razón no se tiene la formación adecuada. He conocido gente muy brillante que cuando se le dificulta entender las cosas, se desespera y deserta. De ahí he aprendido a ayudar a mejorar el entorno del estudiante, investigar para conocer más y brindarles la confianza de resolver sus inquietudes y dudas sobre las materias.

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