El 1 de septiembre de 2021, con motivo del Tercer Informe de Gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció el envío al Congreso de la Unión de una iniciativa de reforma constitucional relativa a la industria eléctrica, lo cual, sin duda, dará continuidad al rescate y fortalecimiento de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), generar energía eléctrica limpia, disminuir las emisiones contaminantes y “reparar el grave daño que causó la privatización al sector público y a la economía popular”, como él mismo señaló. Todo esto, sin afectar las inversiones privadas ya hechas en el sector y sin dejar de cumplir con el compromiso que hizo de no aumentar los precios de la electricidad.
Cabe recordar que la electricidad es un bien básico para la población y el desarrollo económico. El bienestar social se degradaría con rapidez, si no hubiera una disponibilidad garantizada de electricidad, sin costos accesibles para la ciudadanía o si solamente se contara con una oferta eléctrica basada en la rentabilidad de los generadores privados, ya que los precios estarían únicamente sujetos a las fluctuaciones del mercado.
Y es que las características técnicas de la electricidad la hacen única con respecto a otros insumos, como el gas o el petróleo. Una de estas peculiaridades es que la electricidad no se puede almacenar, a diferencia del mismo gas o petróleo.
Lo anterior significa que para poder garantizar la satisfacción de la demanda y, por tanto, tener estabilidad de precios, se requiere un margen de reserva de generación eléctrica que únicamente el servicio público puede brindar. Por ejemplo, las empresas particulares de electricidad contarán normalmente con la cantidad de generadores que les indique la demanda promedio y no la demanda variable, a fin de no tener generadores ociosos que repercutan en pérdidas económicas.
El caso español es ilustrativo de diversas situaciones que aparecen dentro de un mercado eléctrico liberalizado. Desde hace poco más de un año, el incremento del costo del recibo de la luz no ha cesado. En agosto de 2021, la libre fluctuación del precio de la electricidad produjo un precio de 117.29 euros (alrededor de 2,777 pesos) el megavatio-hora (un megavatio equivale a mil kilovatios o un millón de vatios o watts), la cuota más alta desde que se tienen registros (1998), de acuerdo con el Operador del Mercado Ibérico de Energía. Esto significa un incremento del 44 % en el costo de la luz.
Además, a partir de junio de 2021, las personas pagan un precio diferente de electricidad, según su horario de consumo. El horario punta es entre las 10:00 y las 14:00 horas, y entre las 18:00 y las 22:00 horas; el horario llano es de 8:00 a 10:00 horas, de 14:00 a 18:00 horas, y de 22:00 a 24:00 horas; finalmente, el horario valle es entre las 24:00 y las 8:00 horas, fines de semana y días festivos.
En Alemania, los costos de la transición energética hacia fuentes renovables de producción de energía y la libre fluctuación del precio de la electricidad se han reflejado invariablemente en el costo del recibo de la luz. Por ejemplo, el desmantelamiento de todas las plantas nucleares hacia el horizonte 2022 ha implicado el pago, por parte del Gobierno, de millones de euros en compensaciones a diversas empresas.
Así, el lunes 21 de septiembre de 2020 se alcanzó el precio más alto de la electricidad entre las 19:00 y las 20:00 horas, con 200 euros por megavatio-hora.
Por otro lado, el miércoles 21 de julio de 2021, el precio del megavatio-hora de electricidad en el Reino Unido fue de 113.8 euros; en Italia, 103.7 euros; en Francia, Alemania, Países Bajos y Bélgica, 91.01, 89.99, 89.13 y 88.13 euros, respectivamente.
En este contexto, el fortalecimiento de la CFE y de la industria eléctrica nacional permitirá mantener costos accesibles para las y los consumidores de México, además de refrendar la soberanía energética del país.
En el Senado de la República estaremos atentos a la iniciativa del presidente de la República, para su discusión en beneficio de México.