/ lunes 28 de junio de 2021

El metodólogo del deporte │ Escuchando a mi héroe

Desde niño mis padres me enseñaron que el jugar cualquier deporte es para ganarlo, que me cansaría mucho y que tal vez, o lo más seguro me iba a caer y rasparme las rodillas y tuviera algo de sangre y dolor.

Una vez mi papá me comentó… Mira “mijo”, si hoy te acuestas temprano es como si ya llevaras un gol de ventaja con tu rival, y yo le pregunté que porque decía eso, y luego me contestó… Para que un atleta gane una carrera o un partido, deberá tener su cuerpo descansado y listo para dar todo, sin dejar ninguna gota de sudor dentro de su cuerpo.

La preparación debe de ser con mucho tiempo y no dejar nada hasta faltando unos días para la competencia, tú debes de creer que puedes lograr todo y, esto lo puedes pensar muy tranquilamente al acostarte temprano y reflexionar que el día de la competencia no le echarás la culpa a nada ni a nadie.

Poco a poco empecé a comprender las palabras de mi papá y me di cuenta que todo lo que él me decía no era tanto por ganar el partido de futbol, sino, porque me quiere mucho y me está preparando para la vida, que es como una competencia con uno mismo, pues, cada paso que de yo, seré el único responsable al moverlo y saberlo llevar a buen camino.

Luego se sentó frente a mí y me dijo que me acercara, y lo hice, luego me tomó de los hombros con sus dos manos y, yo sólo sorprendido pelé los ojos en espera de lo que me diría.

-Mira mijo si te demuestras a ti mismo que no le tienes miedo a nada y lo pones a prueba, no sólo en el partido si no todos los días de tu vida, empezarás a conocerte muy bien, y podrás ponerte retos más grandes de tu edad y no tendrás miedo a nada. La vida está llena de caminos que te llevarán a mal fin si no te pones muy listo, los malos amigo, los malos consejos estarán esperándote a que despiertes cada día para engañarte y hacerte perder el control de ti mismo.

El futbol se termina al minuto 90 y tu vida hasta que Dios lo determine; entonces, si en este día y en este partido no te fue bien, no te desesperes y espera el mañana, sólo reflexiona qué no hiciste bien y vuelve a intentarlo con más inteligencia para que no cometas los mismos errores.

Sé paciente contigo mismo, busca a buenos amigos y juega el partido de tu vida, con un buen equipo de compañeros. Demuestra siempre cariño y respeto por tu entrenador y de tus profesores, porque para mí como tu papá que soy, son mis mejores ayudas para que tu ganes todo lo mejor.

Nada ni nadie te regalará nada grande en la vida, tú mismo tienes que ganarte todo poco a poco, y día con día; ahorita eres chico y vas a ir aprendiendo cosas nuevas y es aquí que te pido que te fijes que es lo mejor para tu vida.

Yo espero mucho de ti y, mientras tengas papá, tendrás a tu mejor amigo siempre. Muchas veces he cometido faltas, pero, siempre he cambiado porque tú serás para mi alguien hermoso que debo de cuidar hasta el último día de mi vida-.

Quedé sorprendido con las palabras de mi papá, nunca olvidaré ninguna palabra de amor que cultivo dentro de mí y, que como arbolito, algún día empezaré a echar mis mejores frutos cosecha de los consejos de mi héroe, mi amigo y mi amado papa.

Desde niño mis padres me enseñaron que el jugar cualquier deporte es para ganarlo, que me cansaría mucho y que tal vez, o lo más seguro me iba a caer y rasparme las rodillas y tuviera algo de sangre y dolor.

Una vez mi papá me comentó… Mira “mijo”, si hoy te acuestas temprano es como si ya llevaras un gol de ventaja con tu rival, y yo le pregunté que porque decía eso, y luego me contestó… Para que un atleta gane una carrera o un partido, deberá tener su cuerpo descansado y listo para dar todo, sin dejar ninguna gota de sudor dentro de su cuerpo.

La preparación debe de ser con mucho tiempo y no dejar nada hasta faltando unos días para la competencia, tú debes de creer que puedes lograr todo y, esto lo puedes pensar muy tranquilamente al acostarte temprano y reflexionar que el día de la competencia no le echarás la culpa a nada ni a nadie.

Poco a poco empecé a comprender las palabras de mi papá y me di cuenta que todo lo que él me decía no era tanto por ganar el partido de futbol, sino, porque me quiere mucho y me está preparando para la vida, que es como una competencia con uno mismo, pues, cada paso que de yo, seré el único responsable al moverlo y saberlo llevar a buen camino.

Luego se sentó frente a mí y me dijo que me acercara, y lo hice, luego me tomó de los hombros con sus dos manos y, yo sólo sorprendido pelé los ojos en espera de lo que me diría.

-Mira mijo si te demuestras a ti mismo que no le tienes miedo a nada y lo pones a prueba, no sólo en el partido si no todos los días de tu vida, empezarás a conocerte muy bien, y podrás ponerte retos más grandes de tu edad y no tendrás miedo a nada. La vida está llena de caminos que te llevarán a mal fin si no te pones muy listo, los malos amigo, los malos consejos estarán esperándote a que despiertes cada día para engañarte y hacerte perder el control de ti mismo.

El futbol se termina al minuto 90 y tu vida hasta que Dios lo determine; entonces, si en este día y en este partido no te fue bien, no te desesperes y espera el mañana, sólo reflexiona qué no hiciste bien y vuelve a intentarlo con más inteligencia para que no cometas los mismos errores.

Sé paciente contigo mismo, busca a buenos amigos y juega el partido de tu vida, con un buen equipo de compañeros. Demuestra siempre cariño y respeto por tu entrenador y de tus profesores, porque para mí como tu papá que soy, son mis mejores ayudas para que tu ganes todo lo mejor.

Nada ni nadie te regalará nada grande en la vida, tú mismo tienes que ganarte todo poco a poco, y día con día; ahorita eres chico y vas a ir aprendiendo cosas nuevas y es aquí que te pido que te fijes que es lo mejor para tu vida.

Yo espero mucho de ti y, mientras tengas papá, tendrás a tu mejor amigo siempre. Muchas veces he cometido faltas, pero, siempre he cambiado porque tú serás para mi alguien hermoso que debo de cuidar hasta el último día de mi vida-.

Quedé sorprendido con las palabras de mi papá, nunca olvidaré ninguna palabra de amor que cultivo dentro de mí y, que como arbolito, algún día empezaré a echar mis mejores frutos cosecha de los consejos de mi héroe, mi amigo y mi amado papa.