Es importante entender que somos seres humanos y nunca dejaremos de cometer errores, pero al mismo tiempo de aprender y mejorar. Así que siempre encontraras defectos si los buscas, pero si te lo propones también puedes encontrar áreas enormes de mejora y de aprendizaje, que puedes aprovechar al máximo.
Todas las personas somos únicas, diamantes preciosos en espera de ser pulidos y de develar su verdadero brillo, por eso debes de aprender a conocerte y reconocer lo que te hace diferente y especial, para que estructures poco a poco todo ese potencial que tienes en el interior y que se refleja en tu imagen.
Lo primero que debes saber es que todo lo que haces en la vida tiene un propósito, así te des cuenta de él o no. Lo que escoges al vestirte, al combinar la ropa, lo que eliges comer, el cómo haces sentir a las personas, lo que causas con tus primeras impresiones, cómo eliges transportarte, con quién decides hablar. Y así como todo eso, la forma como estructuras tu imagen también tiene un propósito.
Este propósito va muy ligado a tu propósito de vida y es importante que lo tengas claro para definir tus ideas, metas y estructurar tus acciones. Se trata de definirlo que quieres representar con lo que eres. Piensa en qué te ha llevado construir la imagen que tienes hoy. Piensa en cómo te vistes y te presentas en los diferentes momentos, cómo te comportas, a qué le das prioridad y qué te gustaría cambiar.
El secreto para construir tu propósito esta en reconocer antes que nada tus principios y valores. Haz una lista de ellos y reconoce aquellos que no son negociables para ti, pues ser fiel a ellos y representarlos en todo lo que haces, será la base de lo que tu eres. Una vez los tengas, habrás aclarado lo que te hace especial en esencia, lo que no cambiará en ti a pesar de que todo tu contexto cambie y serle fiel a eso será tu gran propósito de aquí en adelante.
A continuación piensa entonces en la imagen que quieres estructurar buscando ser fiel y no perderte en otros temas. Piensa en los cambios que te interesa hacer en tu imagen y en tu vida; considera qué sacrificios o esfuerzos importantes tendrás que hacer para lograrlo; analiza tus hábitos, los que deberías mantener y los que deberías abandonar; y finalmente piensa si realmente te estás dando la oportunidad de realizar este cambio.
La forma como te hablas, como te tratas, tu autoestima, las personas por las que te rodeas, los lugares que frecuentas… todo esto hace parte del contexto que estás creando para ti, para empezar a realizar ese cambio.
Recuerda que conocerte, cambiar y lograr la imagen de tus sueños, depende tan solo de ti, del compromiso que tengas, de invertir en ti mismo y de hacer que las cosas pasen.