La riqueza de un país no sólo se mide por su economía, sino también por su cultura, y México es una nación diversa y rica en tradiciones. Precisamente esta semana se llevó a cabo en Zacatecas el Festival Internacional del Folclor, dedicado a reconocer las múltiples expresiones populares de todo México, así como de otros países.
Todas estas expresiones populares, como la gastronomía, los trajes típicos, los bailes, las fiestas populares y las tradiciones, son reconocidas por la Unesco como Patrimonio Inmaterial, pues a través de ellas se refleja el pensamiento y sentir de la humanidad.
En cuanto a nuestro estado, Zacatecas es reconocido nacional e internacionalmente por su impulso a la cultura, por la gran belleza de nuestra ciudad y la calidez de nuestra gente, y cuenta con la infraestructura adecuada y experiencia para ofrecer servicios turísticos de primer nivel.
Zacatecas es una tierra con una larga tradición de estrechar lazos con otros. Ya desde la época prehispánica existían varios centros de culto e intercambio comercial, como las pirámides de Quemada, una zona arqueológica que se encuentran a sólo treinta minutos de la capital, y Chalchihuites, un antiguo observatorio astronómico y centro ceremonial.
Durante el Virreinato de la Nueva España, Zacatecas se convirtió en una importante ciudad cultural y minera, la civilizadora del norte, de donde se extraían grandes cantidades de oro y plata. Y al día de hoy, la minería continúa siendo una de las principales actividades en nuestra entidad.
Zacatecas también ha sido cuna de intelectuales y artistas de gran creatividad como el poeta Ramón López Velarde, músicos como Manuel M. Ponce y Genaro Codina, pintores como Francisco Goitia y Rafael Coronel, el escultor Manuel Felguérez, el dramaturgo Fernando Calderón, grabadores como Julio Ruelas, entre muchos otros.
Y toda esta historia y cultura se refleja en nuestra bella arquitectura colonial y barroca, de fachadas artísticas elaboradas con brillante cantera rosa y herrería ornamental, en las numerosas plazuelas y los diversos museos.
Un teleférico que nos eleva hasta el cielo, una mina que nos sumerge en las entrañas de la tierra, y una amplia agenda cultural a lo largo de todo el año con importantes eventos como este Festival Internacional de Folclor, una oportunidad única para conocer las tradiciones de nuestro país.
En reconocimiento de esta gran riqueza, la Unesco nombró en 1993 a nuestra ciudad como Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Por supuesto, la cultura y la industria están más cerca de lo que aparentan, pues el sector turístico es una de las principales fuentes de ingresos de nuestro estado y de México.
Toda esta rica historia y tradición cultural nos habla de un estado dinámico, cambiante, pero que no olvida sus raíces, que recibe con los brazos abiertos a todos los visitantes.
