Los Juegos Olímpicos de Invierno Beijing 2022 comenzaron hace unos días, pero el cambio climático jugó en contra del país organizador, por lo que tuvieron que utilizar más de 222 millones de litros de agua para crear nieve artificial, y que los deportes invernales se puedan realizar de la mejor manera.
Estos Juegos Olímpicos son los primeros en depender casi en un 100 por ciento de nieve artificial, que además de una composición más fuerte y que podría ser peligrosa para los atletas.
Según especialistas, el cambio climático es una amenaza para el futuro de los deportes invernales, ya que se reducirían de manera notable las sedes para practicarlos.
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Según un estudio realizado por la Universidad de Loughborough, titulado “Slippery slopes” (Laderas resbaladizas, en español), se cree que de las 20 sedes de los Juegos Olímpicos de Invierno desde 1924, sólo 10 serían idóneas y los niveles de nieve los adecuados para albergar los Juegos Olímpicos de Invierno en el 2050.
Para fabricar la nieve artificial se usaron cañones gigantescos que usan una cantidad muy elevada de recursos, entre ellos agua y energía, para poder cubrir de nieve el espacio que se usará para que los atletas realicen los deportes.
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Además, para crear la nieve al agua se le agregan aditivos químicos que mejoran su calidad y retardan el derretimiento. Esa agua tratada puede impactar de manera negativa a la biodiversidad y afectar a la vegetación.
La empresa TechnoAlpin es la encargada de producir la nieve artificial; instalaron bombas y construyeron más de 65 kilómetros de tuberías con un costo de casi 60 millones de dólares.
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