/ sábado 19 de octubre de 2019

Testimonios cáncer de mama: enemigo invisible

Estela Sierra jamás tuvo un síntoma de la enfermedad pero la enfrentó con valentía

“Me veía como un mutante, frente al espejo, después del dolor, después de los cuidados”.

Año con año, Estela Sierra, trabajadora del Instituto Mexicano del Seguro Social se realizaba su mastografía, sin embargo, fue durante el año 2012 que le detectaron cáncer de mama.

El 20 de marzo de ese año ingresó a quirófano en donde se le realizó una mastectomía radical en el seno derecho: un tumor de 0.5 centímetros.

Fue dada de alta el 23 de marzo, recibió en total seis quimioterapias, el tratamiento completo fue de cinco años.

“La mastectomía fue vergonzosa” -enfatizó- “sobre todo por el hecho de mostrar los senos a un enfermero.

“Yo creí que iba a morir, mis hijos estaban pequeños”, mantiene como uno de sus recuerdos más abrumadores a siete años de aquella noticia que cambió su vida.

En aquel entonces, Estela estaba como responsable de uno de sus hermanos quien después de un accidente automovilístico requirió cuidados especiales, además cuidaba a su madre, a su padre le fue detectado cáncer y perdió la batalla, también perdió a su esposo, por lo que destacó que la noticia de padecer cáncer de mama llegó a representar una situación más que enfrentar entre “tanto duelo”.

El apoyo de sus compañeras y compañeros de trabajo fue fundamental para su recuperación destacó “me atendían para que todo saliera bien”, recordando que después de haber pedido uno de sus senos no sentía un gran dolor físico, pero sí emocional cada que se enfrentaba al espejo, veía como su cabello se día con día se caía de manera desmedida, en las almohadas, en el baño, mientras comía, en el coche, en todos y cada uno de los espacios.

Cada despertar, Estela agradece a Dios continuar con vida, disfruta el amanecer, el sol, el viento, los colores, el anochecer, las estrellas, la comida “pero sobre todo la compañía de mi familia, las actividades que realizo en mi trabajo son las que realizo cada día”.

Relató que jamás tuvo un síntoma, nuca sintió que algo estuviera sucediendo en su cuerpo, no hubo cambios físicos, no hubo nada, el cáncer es silencioso, detalló, el cáncer es real y se presenta de manera inesperada.

Al ser una sobreviviente del cáncer de mama, enfermedad clasificada como un problema de salud pública, por su incidencia al ser el número uno entre los tipos de cáncer en México, Estela hace el llamado a todas las mujeres para que acudan a realizarse su mastografía de rutina, la cual se recomienda cada año, y que recuerden “que el cáncer es silencio y puede matar a una persona de no detectase a tiempo, yo soy afortunada, aquí estoy”.

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El 20 de marzo de ese año ingresó a quirófano en donde se le realizó una mastectomía radical en el seno derecho: un tumor de 0.5 centímetros.

Fue dada de alta el 23 de marzo, recibió en total seis quimioterapias, el tratamiento completo fue de cinco años.

“La mastectomía fue vergonzosa” -enfatizó- “sobre todo por el hecho de mostrar los senos a un enfermero.

“Yo creí que iba a morir, mis hijos estaban pequeños”, mantiene como uno de sus recuerdos más abrumadores a siete años de aquella noticia que cambió su vida.

En aquel entonces, Estela estaba como responsable de uno de sus hermanos quien después de un accidente automovilístico requirió cuidados especiales, además cuidaba a su madre, a su padre le fue detectado cáncer y perdió la batalla, también perdió a su esposo, por lo que destacó que la noticia de padecer cáncer de mama llegó a representar una situación más que enfrentar entre “tanto duelo”.

El apoyo de sus compañeras y compañeros de trabajo fue fundamental para su recuperación destacó “me atendían para que todo saliera bien”, recordando que después de haber pedido uno de sus senos no sentía un gran dolor físico, pero sí emocional cada que se enfrentaba al espejo, veía como su cabello se día con día se caía de manera desmedida, en las almohadas, en el baño, mientras comía, en el coche, en todos y cada uno de los espacios.

Cada despertar, Estela agradece a Dios continuar con vida, disfruta el amanecer, el sol, el viento, los colores, el anochecer, las estrellas, la comida “pero sobre todo la compañía de mi familia, las actividades que realizo en mi trabajo son las que realizo cada día”.

Relató que jamás tuvo un síntoma, nuca sintió que algo estuviera sucediendo en su cuerpo, no hubo cambios físicos, no hubo nada, el cáncer es silencioso, detalló, el cáncer es real y se presenta de manera inesperada.

Al ser una sobreviviente del cáncer de mama, enfermedad clasificada como un problema de salud pública, por su incidencia al ser el número uno entre los tipos de cáncer en México, Estela hace el llamado a todas las mujeres para que acudan a realizarse su mastografía de rutina, la cual se recomienda cada año, y que recuerden “que el cáncer es silencio y puede matar a una persona de no detectase a tiempo, yo soy afortunada, aquí estoy”.

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