/ jueves 8 de septiembre de 2022

Así se fundó Zacatecas hace 476 años

Es conocida como la ciudad de rostro de cantera y corazón de plata

Un 8 de septiembre de 1546 se registra la Fundación de Zacatecas a partir del descubrimiento de minas de plata. Este día Zacatecas cumple 476 años.

En el libro “Zacatecas: Síntesis Histórica”, del Centro de Investigaciones Históricas, se señala que Cristóbal de Oñate, al dejar la gubernatura de Nueva Galicia, promovió las exploraciones y descubrimientos de minas en el territorio.

Unas de las principales fueron la de plata en Espíritu Santo, cerca de Compostela -, hacia el este de Guachinango, también de plata, y las de Xaltepec, de oro, descubiertas todas en 1543.

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Juan de Tolosa, en conformidad con Cristóbal de Oñate y Diego de Ibarra exploraba incansablemente por las serranías de Tlachichila. En agosto de 1546 se encontraba en Tlaltenango, ahí le informaron unos indígenas del pueblo de Tepeque (hoy Bolaños) sobre unas minas de plata que se encontraban hacia el norte.

Acompañado del cacique de Nochistlán llamado don Francisco, cuatro franciscanos, soldados españoles e indígenas aliados, llegó hasta esas vetas que se encontraban en lo que ahora es la ciudad de Zacatecas.

Arribaron a este lugar el día 8 de septiembre de 1546, tomándose, desde entonces, esta fecha por la de su fundación.

El Sol de Zacatecas

El Crestón del Cerro de La Bufa, vigilante eterno de esta gran ciudad. / Archivo │ El Sol de Zacatecas

Encontraron ahí una tribu de los indios zacatecas, habitantes de dicha región, que sobre el cerro de La Bufa tenían fortificaciones y puestos de vigilancia.

La intervención de los frailes evitó un enfrentamiento, ya que por medio de intérpretes les hablaron de la religión católica y el poder del Rey de España.

Sobresaliente fue el papel que desempeñó fray Jerónimo de Mendoza, como mediador, siendo el principal de esos religiosos.

Establecieron relaciones pacíficas, los indios les ofrecieron alimentos y también les mostraron yacimientos de plata, de donde tomaron muestras.

Llevó Tolosa a Nochistlán algunas cargas de mineral para su ensayo, resultando de buena ley. Invitó a Diego de Ibarra, quien se encontraba en Nochistlán, para que participara de las explotaciones mineras.

Tolosa continuó explorando por otros rumbos, en Zacatecas se quedó Ibarra con su gente; al inicio de 1547 por temor a los ataques indígenas, los trabajadores intentaron abandonar el lugar, pero fueron detenidos en Tabasco por el mismo Tolosa, haciéndolos regresar. Para mayor seguridad y protección, comenzaron a construir casas de piedra.

Ibarra, desde su llegada, trató de fomentar la colonización de este rumbo. Escribió a sus conocidos para interesarlos en venir a poblar y descubrir, ofreciendo alojamiento, alimentos y protección a los que llegaran con ese ánimo.

Al extenderse la noticia, pronto llegaron mineros, trabajadores y comerciantes que, con todo y el temor a los indios chichimecas, la mayoría permanecieron ayudando al crecimiento de la ciudad y alejando las posibilidades de un ataque. En esos momentos y por varios años más, Zacatecas fue un pueblo alejado de otros asentamientos españoles, rodeado por un amplio territorio dominado por tribus en pie de guerra que esperaban una oportunidad para caer sobre poblados mal protegidos, villas o viajeros y obtener telas, ganado, armas o lo que pudieran.

El 20 de enero de 1548, se reunieron por primera vez en Zacatecas Juan de Tolosa, Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra y Baltasar Temiño de Bañuelos, a quienes se considera como los cuatro descubridores y fundadores; por ello, algunos toman esa fecha como la de fundación de la ciudad.

Pero las mismas tradiciones del pueblo han sostenido y festejado la original, que es el 8 de septiembre de 1546.

Además, existieron otros personajes que también participaron desde un principio y no están considerados con los cuatro anteriores; de ellos, consideramos necesario mencionar por lo menos a otros dos que eran sobrinos de Cristóbal de Onate, conquistadores de la Nueva Galicia y que ya se encontraban en Zacatecas desde el año de 1550: Vicente y Juan de Zaldivar Oñate, quienes participaron activamente en la minería y por lo tanto en el desarrollo posterior de la ciudad.

La cantera rosa le brinda una característica muy especial a la capital zacatecana. / Archivo │ El Sol de Zacatecas

De sus numerosos e importantes descendientes, algunos fueron protectores de órdenes religiosas y otros contribuyeron a la conquista y colonización de Nuevo México.

Un caso notable, es el de Baltasar Temiño, considerado como uno de los cuatro fundadores, no figura en la historia de nuestra región antes de 1548, posteriormente destacó como uno de los hombres más ricos de Zacatecas, pues ya para 1550 contaba con 14 casas de esclavos, un ingenio de fundir, otro de moler, una hacienda de afinación y al una casa donde vivía, además, participó en la pacificación de los chichimecas como teniente de capitán general de Nueva Galicia y en varias ocasiones ocupó el cargo de diputado de minas.

Dos años antes de haberse descubierto las minas de Zacatecas, llegó a la Nueva Galicia el oidor Lorenzo de Tejada, enviado por la Audiencia de México, y desde entonces, por lo amplio del territorio y los pueblos que se estaban formando propuso a los reyes la creación de una Audiencia para estos sitios, cosa que se concedió en enero de 1548.

En el transcurso de 1548 se descubrieron en Zacatecas yacimientos de los más ricos e importantes: los minerales de Vetagrande, Pánuco y otros en esta misma población, incluso algunos de ellos se continúan explotando en la actualidad, como la mina de Bernabé.

Pero se tenía el inconveniente de trasladar la plata hasta Compostela, para que los oficiales de la Caja Real cobraran el diezmo y marcaran el mineral, para posteriormente regresarlo y así pudiera circular.

Esto representaba un gasto muy alto por el traslado, al mismo tiempo mucho riesgo por tener que atravesar territorio de guerra de los chichimecas que continuamente asaltaban los caminos llevándose todo, matando a los conductores españoles, indios, negros y finalmente, el tiempo que tardaba el ir y regresar que, por lo pronto, dejaba a los mineros sin capital.

Con la producción de plata en Zacatecas, muchos enriquecieron y organizaron expediciones al Norte, buscando otros yacimientos minerales y lugares propicios para la agricultura y la ganadería. Pero todo este tiempo, hasta principios del siglo XVII, los indios no dejaron de hacer incursiones de guerra y saqueo, por lo que fue necesario implementar también expediciones de pacificación que pudieran asegurar la permanencia española en los pueblos y haciendas que se estaban fundando.

Uno de los dirigentes indígenas de los grupos salteadores fue Tenamaztle, quien desde la guerra del Miztón, hasta 1550, no dejó de combatir a los españoles, entregándose finalmente al obispo Pedro Gómez de Maraver, mismo que le aconsejó recurrir al virrey para obtener su perdón.

Por el contrario, el virrey lo encarceló y lo envió a España en calidad de prisionero.

En España, asesorado por fray Bartolomé de las Casas, inició un juicio ante el Rey intentando recuperar su libertad, sus tierras y su título como señor de Nochistlán; al parecer no obtuvo ningún resultado, ni siquiera se han encontrado evidencias que Tenamaztle haya regresado al continente americano, con seguridad murió en España.

Escucha el podcast ↓

Un 8 de septiembre de 1546 se registra la Fundación de Zacatecas a partir del descubrimiento de minas de plata. Este día Zacatecas cumple 476 años.

En el libro “Zacatecas: Síntesis Histórica”, del Centro de Investigaciones Históricas, se señala que Cristóbal de Oñate, al dejar la gubernatura de Nueva Galicia, promovió las exploraciones y descubrimientos de minas en el territorio.

Unas de las principales fueron la de plata en Espíritu Santo, cerca de Compostela -, hacia el este de Guachinango, también de plata, y las de Xaltepec, de oro, descubiertas todas en 1543.

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Juan de Tolosa, en conformidad con Cristóbal de Oñate y Diego de Ibarra exploraba incansablemente por las serranías de Tlachichila. En agosto de 1546 se encontraba en Tlaltenango, ahí le informaron unos indígenas del pueblo de Tepeque (hoy Bolaños) sobre unas minas de plata que se encontraban hacia el norte.

Acompañado del cacique de Nochistlán llamado don Francisco, cuatro franciscanos, soldados españoles e indígenas aliados, llegó hasta esas vetas que se encontraban en lo que ahora es la ciudad de Zacatecas.

Arribaron a este lugar el día 8 de septiembre de 1546, tomándose, desde entonces, esta fecha por la de su fundación.

El Sol de Zacatecas

El Crestón del Cerro de La Bufa, vigilante eterno de esta gran ciudad. / Archivo │ El Sol de Zacatecas

Encontraron ahí una tribu de los indios zacatecas, habitantes de dicha región, que sobre el cerro de La Bufa tenían fortificaciones y puestos de vigilancia.

La intervención de los frailes evitó un enfrentamiento, ya que por medio de intérpretes les hablaron de la religión católica y el poder del Rey de España.

Sobresaliente fue el papel que desempeñó fray Jerónimo de Mendoza, como mediador, siendo el principal de esos religiosos.

Establecieron relaciones pacíficas, los indios les ofrecieron alimentos y también les mostraron yacimientos de plata, de donde tomaron muestras.

Llevó Tolosa a Nochistlán algunas cargas de mineral para su ensayo, resultando de buena ley. Invitó a Diego de Ibarra, quien se encontraba en Nochistlán, para que participara de las explotaciones mineras.

Tolosa continuó explorando por otros rumbos, en Zacatecas se quedó Ibarra con su gente; al inicio de 1547 por temor a los ataques indígenas, los trabajadores intentaron abandonar el lugar, pero fueron detenidos en Tabasco por el mismo Tolosa, haciéndolos regresar. Para mayor seguridad y protección, comenzaron a construir casas de piedra.

Ibarra, desde su llegada, trató de fomentar la colonización de este rumbo. Escribió a sus conocidos para interesarlos en venir a poblar y descubrir, ofreciendo alojamiento, alimentos y protección a los que llegaran con ese ánimo.

Al extenderse la noticia, pronto llegaron mineros, trabajadores y comerciantes que, con todo y el temor a los indios chichimecas, la mayoría permanecieron ayudando al crecimiento de la ciudad y alejando las posibilidades de un ataque. En esos momentos y por varios años más, Zacatecas fue un pueblo alejado de otros asentamientos españoles, rodeado por un amplio territorio dominado por tribus en pie de guerra que esperaban una oportunidad para caer sobre poblados mal protegidos, villas o viajeros y obtener telas, ganado, armas o lo que pudieran.

El 20 de enero de 1548, se reunieron por primera vez en Zacatecas Juan de Tolosa, Cristóbal de Oñate, Diego de Ibarra y Baltasar Temiño de Bañuelos, a quienes se considera como los cuatro descubridores y fundadores; por ello, algunos toman esa fecha como la de fundación de la ciudad.

Pero las mismas tradiciones del pueblo han sostenido y festejado la original, que es el 8 de septiembre de 1546.

Además, existieron otros personajes que también participaron desde un principio y no están considerados con los cuatro anteriores; de ellos, consideramos necesario mencionar por lo menos a otros dos que eran sobrinos de Cristóbal de Onate, conquistadores de la Nueva Galicia y que ya se encontraban en Zacatecas desde el año de 1550: Vicente y Juan de Zaldivar Oñate, quienes participaron activamente en la minería y por lo tanto en el desarrollo posterior de la ciudad.

La cantera rosa le brinda una característica muy especial a la capital zacatecana. / Archivo │ El Sol de Zacatecas

De sus numerosos e importantes descendientes, algunos fueron protectores de órdenes religiosas y otros contribuyeron a la conquista y colonización de Nuevo México.

Un caso notable, es el de Baltasar Temiño, considerado como uno de los cuatro fundadores, no figura en la historia de nuestra región antes de 1548, posteriormente destacó como uno de los hombres más ricos de Zacatecas, pues ya para 1550 contaba con 14 casas de esclavos, un ingenio de fundir, otro de moler, una hacienda de afinación y al una casa donde vivía, además, participó en la pacificación de los chichimecas como teniente de capitán general de Nueva Galicia y en varias ocasiones ocupó el cargo de diputado de minas.

Dos años antes de haberse descubierto las minas de Zacatecas, llegó a la Nueva Galicia el oidor Lorenzo de Tejada, enviado por la Audiencia de México, y desde entonces, por lo amplio del territorio y los pueblos que se estaban formando propuso a los reyes la creación de una Audiencia para estos sitios, cosa que se concedió en enero de 1548.

En el transcurso de 1548 se descubrieron en Zacatecas yacimientos de los más ricos e importantes: los minerales de Vetagrande, Pánuco y otros en esta misma población, incluso algunos de ellos se continúan explotando en la actualidad, como la mina de Bernabé.

Pero se tenía el inconveniente de trasladar la plata hasta Compostela, para que los oficiales de la Caja Real cobraran el diezmo y marcaran el mineral, para posteriormente regresarlo y así pudiera circular.

Esto representaba un gasto muy alto por el traslado, al mismo tiempo mucho riesgo por tener que atravesar territorio de guerra de los chichimecas que continuamente asaltaban los caminos llevándose todo, matando a los conductores españoles, indios, negros y finalmente, el tiempo que tardaba el ir y regresar que, por lo pronto, dejaba a los mineros sin capital.

Con la producción de plata en Zacatecas, muchos enriquecieron y organizaron expediciones al Norte, buscando otros yacimientos minerales y lugares propicios para la agricultura y la ganadería. Pero todo este tiempo, hasta principios del siglo XVII, los indios no dejaron de hacer incursiones de guerra y saqueo, por lo que fue necesario implementar también expediciones de pacificación que pudieran asegurar la permanencia española en los pueblos y haciendas que se estaban fundando.

Uno de los dirigentes indígenas de los grupos salteadores fue Tenamaztle, quien desde la guerra del Miztón, hasta 1550, no dejó de combatir a los españoles, entregándose finalmente al obispo Pedro Gómez de Maraver, mismo que le aconsejó recurrir al virrey para obtener su perdón.

Por el contrario, el virrey lo encarceló y lo envió a España en calidad de prisionero.

En España, asesorado por fray Bartolomé de las Casas, inició un juicio ante el Rey intentando recuperar su libertad, sus tierras y su título como señor de Nochistlán; al parecer no obtuvo ningún resultado, ni siquiera se han encontrado evidencias que Tenamaztle haya regresado al continente americano, con seguridad murió en España.

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