Zacatecas, Zac.- “El artesano no se hace, nace con esa creatividad” compartió Eliberto Chávez de la Rosa, destacado artesano quien cuenta con más de 45 años de trayectoria en el trabajo con fibras vegetales para la fabricación de productos, una técnica ancestral que se ha convertido en su estilo de vida.
Oriundo de Atotonilco, Jiménez del Téul, Zacatecas, a los seis años de edad, Chávez, se interesó por la elaboración de productos hechos a mano; desde corta edad, recuerda, se encontró un cesto, mismo que llamó su atención y comenzó a deshacer y rehacer, hasta que un día andando en el monte, vio una palma e intentó tejerla para recrear aquel objeto con el que jugaba.
A partir de ahí, comenzó a realizar cosas bajo este material, sin saber que su trabajo despuntaría y seria reconocido, “no sabía que era artesano, no sabía que mis productos serían tan pedidos y valorados por la gente”.
Desde cestos, tortilleros, canastos, aventadores, alhajeros, floreros, entre otras cosas, son parte de la oferta de “Don Eliberto” –como le dicen sus amigos- pues su labor con palma, es una actividad económica que además reafirma nuestra herencia cultural que nos identifica como zacatecanos.
Para fabricar un producto, Chávez tiene que viajar al cerro para recolectar las palmas que nacen cerca de los barrancos, después cortarlas en tiras y en pares para llegar al proceso que se denomina urdir (tejer) dándole forma y tamaño a la pieza, según la creatividad.
El uso de las plantas en esta técnica, se conoce desde hace muchísimos años, y aunque se realiza en varias regiones del país, siempre se diferencia por el tipo de vegetación de cada estado.
Además de este material, el entrevistado confesó manejar otro tipo de texturas como el carrizo y el tule, aunque reconoció que no son su especialidad. Con la intención de fomentar la práctica y acercar a nuevas generaciones a las artesanías, también se dedica a ofrecer talleres, además de asistir a las muestras y exposiciones de carácter nacional en donde sí se valoran las cosas zacatecanas.
Por el momento, Eliberto comparte sus conocimientos con su familia, sobre todo sus hijos, para que se continúe con la actividad que les ha brindado el sustento para vivir, y más que eso, para que nunca se pierda la esencia de lo que representa ser un orgulloso artesano.
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