En México aún prevalecen prácticas esotéricas como la santería, el chamanismo y la espiritualidad, que se refleja en el comercio de artículos para ahuyentar la mala suerte, la pobreza y retener al amor.
Sobre la calle García de la Cadena, en el local 11 del Mercado Arroyo de la Plata, de la ciudad de Zacatecas, se encuentra la señora Andrea Villa, una comerciante establecida que ofrece una gran variedad de productos para realizar desde limpias, amarres, protecciones y rituales para atraer la abundancia y la buena suerte y para alejar envidias.
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Apenas se ingresa al mercado Arroyo de la Plata, por el acceso de la calle García de la Cadena, el local llamado Artesanías y Chacharas el Edén, que tiene una antigüedad de 20 años, da la bienvenida a quienes ingresan al mercado. En las vitrinas se pueden ver lociones, jabones, cuarzos, hierbas frescas y secas, imágenes de algunos santos y de la Santa Muerte.
Los clientes de doña Andrea adquieren lociones “amansa guapos”, “lluvia de dinero”, “yo puedo más que tú”, “jala jala”, “tumba trabajo” “ven a mí con feromonas”, hasta jabones para acercar o alejar personas y hacer un “amarre guajiro”, además de aquellas para atraer la buena suerte, el amor y la abundancia.
En algunas cubetas ubicadas en el suelo tiene hierbas frescas; romero, manzanilla, cola de caballo, palo azul, hierba del sapo, jengibre, entre otras que se usan para tratar algunas enfermedades y que son muy comunes en la medicina tradicional.
La discreción, además de su buen trato y buen humor han consolidado a doña Andrea en este tipo de comercio.
Entre los gritos de los vendedores de birria, de jugos naturales, de gorditas, menudo, mole y chiles rellenos, la señora Andrea invita a pasar a comprar a su local, con voz tranquila explica para qué sirve cada uno de los cuarzos que exhibe en sus vitrinas y recomienda alguna loción según la necesidad del cliente.
Se trata de un negocio familiar, y, a raíz de la pandemia de Coronavirus las ventas no han sido las mejores, pues la economía ha mermado y eso se ha visto reflejado en el número de clientes que buscan comprar algo de lo que se vende en su local comercial.
Para que los productos funcionen hay una condición: Fe
Comenta que tiene clientes de todo tipo, no hay un tipo específico de personas que la buscan, y aunque ella vende estos productos, asegura que no hace trabajos o “curaciones” -como ella lo llama- solamente vende lo que las personas buscan según su necesidad.
Su vida en el comercio inició vendiendo jugos en el mismo mercado, al tomarle gusto a las ventas comenzó a conocer el esoterismo y a vender esos productos.
“Para que el producto funcione, se debe tener fe”, sentencia con aire de sabiduría la mujer, “si no tiene fe, aunque sea muy bueno el producto no le va a funcionar, y tener fe en Dios para que dé resultados, siempre y cuando sea por el lado bueno”.
También, comenta que es muy común que acudan a su local a buscar algo para hacerle mal a otra persona, pero ella siempre trata de que las personas desistan de hacer ese tipo de “trabajos”.
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