/ jueves 18 de abril de 2024

Conciliación política nacional

Desde décadas, pero ahora más en este proceso electoral 2024 los ciudadanos somos testigos de una guerra intensa y muy crítica de opositores a la gestión del Presidente de la República y a candidatos de la autodenominada “Cuarta Transformación (4T)”, sobre todo a quien desea ser Presidente de México, dicha guerra está basada en redes sociales y medios de comunicación tanto impresos como audiovisuales considerados tradicionales, pero también existe la contraparte y muy fuerte y a veces grosera que seguidores y simpatizantes de AMLO hacen contra los adversarios en la oposición mediante plataformas de internet.

Ambas corrientes políticas tienen bien pensados métodos de ataque al adversario que van desde lo chusco hasta lo fuerte, pero con odio y fanatismo.

Más allá del objetivo y de las formas emerge la interrogante en estos momentos de qué es lo importante para México, conciliar o separarnos. Sin lugar a dudas es más importante la construcción de un país con visión orientada en calidad de vida para: 1) personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y en menor medida a empresarios poderosos; 2) en lo local y no pensado desde el extranjero; 3) una visión generada y puesta en marcha por la gente que conoce su situación (endógenas) y no de centros económicos internacionales (exógena). Es preciso homologar hasta donde sean posible las diversas visiones de país. La toma de decisiones empresariales y gubernamentales ya no solo sean para cuidar y proteger al gran capital nacional y extranjero según el modelo económico neoliberal que ocasionó uno de cada dos mexicanos viva en pobreza y miseria; el cambio tiene el reto de diseñar e implementar políticas públicas para el desarrollo humano sustentable pensado más en “los de abajo” y apoyar fuertemente al sector productivo.

La clase política mexicana, tanto la anteriormente favorecida ahora opositora y como la actual 4T, tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad. Una se resiste a ceder o en su caso perder lo que logró tanto en lo económico como político, la otra se muestra ansiosa de ejercer el poder gubernamental pero proviene de una izquierda electorera y un porcentaje elevado de actuales funcionarios no han logrado aprender con la rapidez y eficiencia requerida por las condiciones nacionales de desarrollo.

Esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde exista correlación de fuerzas. Puede ser benéfico para el ciudadano al establecer una nueva estructura de equilibrio entre fuerzas y generar una sola resultante de tipo positiva, no negativa.

Los ciudadanos deseamos acuerdos de sana convivencia y visión compartida del desarrollo nacional sustentado en conciliación entre adversarios políticos.

Desde décadas, pero ahora más en este proceso electoral 2024 los ciudadanos somos testigos de una guerra intensa y muy crítica de opositores a la gestión del Presidente de la República y a candidatos de la autodenominada “Cuarta Transformación (4T)”, sobre todo a quien desea ser Presidente de México, dicha guerra está basada en redes sociales y medios de comunicación tanto impresos como audiovisuales considerados tradicionales, pero también existe la contraparte y muy fuerte y a veces grosera que seguidores y simpatizantes de AMLO hacen contra los adversarios en la oposición mediante plataformas de internet.

Ambas corrientes políticas tienen bien pensados métodos de ataque al adversario que van desde lo chusco hasta lo fuerte, pero con odio y fanatismo.

Más allá del objetivo y de las formas emerge la interrogante en estos momentos de qué es lo importante para México, conciliar o separarnos. Sin lugar a dudas es más importante la construcción de un país con visión orientada en calidad de vida para: 1) personas en condiciones socioeconómicas desfavorables y en menor medida a empresarios poderosos; 2) en lo local y no pensado desde el extranjero; 3) una visión generada y puesta en marcha por la gente que conoce su situación (endógenas) y no de centros económicos internacionales (exógena). Es preciso homologar hasta donde sean posible las diversas visiones de país. La toma de decisiones empresariales y gubernamentales ya no solo sean para cuidar y proteger al gran capital nacional y extranjero según el modelo económico neoliberal que ocasionó uno de cada dos mexicanos viva en pobreza y miseria; el cambio tiene el reto de diseñar e implementar políticas públicas para el desarrollo humano sustentable pensado más en “los de abajo” y apoyar fuertemente al sector productivo.

La clase política mexicana, tanto la anteriormente favorecida ahora opositora y como la actual 4T, tienen diferentes intereses y concepto de gobernanza y gobernabilidad. Una se resiste a ceder o en su caso perder lo que logró tanto en lo económico como político, la otra se muestra ansiosa de ejercer el poder gubernamental pero proviene de una izquierda electorera y un porcentaje elevado de actuales funcionarios no han logrado aprender con la rapidez y eficiencia requerida por las condiciones nacionales de desarrollo.

Esta pugna política y gubernamental entre lo que se va y lo que llega es un proceso dinámico y natural en cualquier sociedad democrática donde exista correlación de fuerzas. Puede ser benéfico para el ciudadano al establecer una nueva estructura de equilibrio entre fuerzas y generar una sola resultante de tipo positiva, no negativa.

Los ciudadanos deseamos acuerdos de sana convivencia y visión compartida del desarrollo nacional sustentado en conciliación entre adversarios políticos.