/ martes 23 de enero de 2024

Fracasa política pública de salud de Amlolandia

Los de la Transformación de Cuarta (T4) nos prometieron las perlas para llegar a la Presidencia de México; y nos dieron sólo espejitos, que ahora que se van son chatarra.

El ejemplo más claro y lamentable es la salud. Como candidato Andrés Manuel López Obrador ofreció que en seis años México tendría un sistema de salud como Dinamarca; sin embargo, lo que nos dejará a su salida como Presidente es una fracasada política pública en el sector.

A casi siete meses de la salida de AMLO de la Presidencia, el 1 de octubre, son atroces las cuentas que en la materia entregará al pueblo mexicano: desabasto generalizado de medicamento, aumento de muertes maternas, carencia de vacunas, desplome de la atención médica, incremento de los gastos catastróficos y descenso en la esperanza de vida de la población, por mencionar algunos de los renglones más afectados con las decisiones y políticas aplicadas por los morenistas y sus aliados.

Los morenistas no sólo afectaron la prestación de servicios y la atención para los más de 126 millones de habitantes del país, sino que deterioraron institucionalmente al sector salud, con la consecuente afectación directa para las personas que menos tienen y que son las que verdaderamente recurren a la salud pública; es decir, para casi el 50% de las y los mexicanos. La intención de destruir los programas exitosos del pasado, la aplicación de acciones contrarias a los postulados de Morena y las actitudes intolerantes llevaron al actual Gobierno de la República, a hundir a la Secretaría de Salud federal, que hoy se encuentra despojada y desprestigiada.

El primer paso en la tierra de Amlolandia fue quitar la prestación de servicios de salud a la población sin seguridad social, para dejarla en manos de un programa mal diseñado y mal implementado que disminuyó la cobertura de atención.

Es decir, el inicio del fin del sistema de salud mexicano lo podríamos establecer en el 2019 con la desaparición del exitoso Seguro Popular, para sustituirlo por el fracasado -y ya desaparecido- Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Esa triste decisión provocó que del 2018 al 2022 el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud incrementará de 20 millones a 50 millones. Para tratar de responder a la demanda de millones y millones de mexicanos que exigen la dotación de medicamentos, el presidente López Obrador tuvo la “idea” de crear la Megafarmacia del Bienestar.

En la concepción, la farmaciototota sería un monstruo institucional que resolvería el desabasto de medicamentos y en sólo 48 horas hasta los llevaría a las casas de los enfermos de todo el país que los requirieran. En los hechos, es un monumental fraude, pues en casi un mes de operación sólo ha surtido 67 recetas. La desaparición del Seguro Popular, la inoperancia de la megafarmacia, la escasez de medicamentos, la carencia de vacunas y la falta de servicios públicos ha provocado en las familias el incremento de los gastos catastróficos por salud y las ha empobrecido. Así lo comprueban datos oficiales que indican que casi se duplicó el número de hogares que incrementaron sus gastos para salud, al pasar de 2.7 millones, en el 2020, a 4.7 millones en el 2022. Una desprotección financiera que desde hace 20 años no se veía en México. La solución del Instituto Mexicano del Seguro Social Bienestar –para solucionar el problema del INSABI que dejó sin cobertura de salud a millones de personas- también es otra mega mentira presidencial, pues la transferencia de las plantillas de los estados a la nueva instancia ha generado desasosiego entre el personal médico.

En fin, el gobierno federal va de fracaso en fracaso y, aunque está por salir, sigue dando “palos de ciego” que no lo llevan a ningún lado y al pueblo mexicano lo mantienen en el abandono y con mayor precariedad.

Los de la Transformación de Cuarta (T4) nos prometieron las perlas para llegar a la Presidencia de México; y nos dieron sólo espejitos, que ahora que se van son chatarra.

El ejemplo más claro y lamentable es la salud. Como candidato Andrés Manuel López Obrador ofreció que en seis años México tendría un sistema de salud como Dinamarca; sin embargo, lo que nos dejará a su salida como Presidente es una fracasada política pública en el sector.

A casi siete meses de la salida de AMLO de la Presidencia, el 1 de octubre, son atroces las cuentas que en la materia entregará al pueblo mexicano: desabasto generalizado de medicamento, aumento de muertes maternas, carencia de vacunas, desplome de la atención médica, incremento de los gastos catastróficos y descenso en la esperanza de vida de la población, por mencionar algunos de los renglones más afectados con las decisiones y políticas aplicadas por los morenistas y sus aliados.

Los morenistas no sólo afectaron la prestación de servicios y la atención para los más de 126 millones de habitantes del país, sino que deterioraron institucionalmente al sector salud, con la consecuente afectación directa para las personas que menos tienen y que son las que verdaderamente recurren a la salud pública; es decir, para casi el 50% de las y los mexicanos. La intención de destruir los programas exitosos del pasado, la aplicación de acciones contrarias a los postulados de Morena y las actitudes intolerantes llevaron al actual Gobierno de la República, a hundir a la Secretaría de Salud federal, que hoy se encuentra despojada y desprestigiada.

El primer paso en la tierra de Amlolandia fue quitar la prestación de servicios de salud a la población sin seguridad social, para dejarla en manos de un programa mal diseñado y mal implementado que disminuyó la cobertura de atención.

Es decir, el inicio del fin del sistema de salud mexicano lo podríamos establecer en el 2019 con la desaparición del exitoso Seguro Popular, para sustituirlo por el fracasado -y ya desaparecido- Instituto de Salud para el Bienestar (INSABI). Esa triste decisión provocó que del 2018 al 2022 el número de mexicanos sin acceso a servicios de salud incrementará de 20 millones a 50 millones. Para tratar de responder a la demanda de millones y millones de mexicanos que exigen la dotación de medicamentos, el presidente López Obrador tuvo la “idea” de crear la Megafarmacia del Bienestar.

En la concepción, la farmaciototota sería un monstruo institucional que resolvería el desabasto de medicamentos y en sólo 48 horas hasta los llevaría a las casas de los enfermos de todo el país que los requirieran. En los hechos, es un monumental fraude, pues en casi un mes de operación sólo ha surtido 67 recetas. La desaparición del Seguro Popular, la inoperancia de la megafarmacia, la escasez de medicamentos, la carencia de vacunas y la falta de servicios públicos ha provocado en las familias el incremento de los gastos catastróficos por salud y las ha empobrecido. Así lo comprueban datos oficiales que indican que casi se duplicó el número de hogares que incrementaron sus gastos para salud, al pasar de 2.7 millones, en el 2020, a 4.7 millones en el 2022. Una desprotección financiera que desde hace 20 años no se veía en México. La solución del Instituto Mexicano del Seguro Social Bienestar –para solucionar el problema del INSABI que dejó sin cobertura de salud a millones de personas- también es otra mega mentira presidencial, pues la transferencia de las plantillas de los estados a la nueva instancia ha generado desasosiego entre el personal médico.

En fin, el gobierno federal va de fracaso en fracaso y, aunque está por salir, sigue dando “palos de ciego” que no lo llevan a ningún lado y al pueblo mexicano lo mantienen en el abandono y con mayor precariedad.